Los Franco abren desmontada la Casa Cornide 63 años después: “No queda ningún mueble, nada”
Tras años de insumisión, multas de la Xunta y oscurantismo, los Franco abrieron por primera vez la Casa Cornide de A Coruña. Lo hicieron obligados por la declaración BIC (Bien de Interés Cultural) del palacete del casco antiguo, con retraso y con un interior “vacío” y frío, según pudieron comprobar los primeros visitantes de un inmueble que lleva 63 años en manos de la familia del dictador, desde que en 1962 una subasta controlada por destacados franquistas locales permitió que acabara en sus manos. Una venta “simulada”, al estilo de lo ocurrido con el Pazo de Meirás.
Las puertas se abrieron este pasado lunes a las 9 de la mañana en una visita que inauguraron cinco personas, el máximo permitido por turno hasta un total de cuatro turnos hasta las 13 horas, el mínimo exigido por la Xunta. Los primeros en acceder fueron la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey; el portavoz del BNG en el Ayuntamiento, Francisco Jorquera; Rubem Centeno, en representación de la Comisión por la Recuperación de la Memoria Histórica de A Coruña (CRMH), y el historiador Alfredo Vigo, del Instituto José Cornide, autor del detallado informe que hizo posible la declaración BIC del edificio.
Fue este historiador quien pudo comprobar de primera mano —aunque sin poder mostrarlo, ya que están prohibidas las fotografías y la grabación de imágenes— que todo lo que los Franco pudieron llevarse ya se lo llevaron, y que el palacete da la impresión de ser una casa vacía, desmontada y deshabitada; con estanterías sin libros y apenas ningún mueble, y con divisiones y compartimentos hechos por la familia del dictador que ocultan su estructura original. De hecho, tal como reveló Praza.gal, bienes ligados a este palacete fueron apareciendo en 2021 en el mercado de antigüedades cuando se inició el proceso para expulsar a la familia del general fascista.
Los primeros visitantes coinciden en señalar el “vacío” del palacete: “Ya no queda ningún mueble de Cornide, nada”, afirma el historiador Alfredo Vigo.
“No queda ya ningún mueble de Cornide, nada”, aseguró Vigo respecto a los elementos anteriores a que el inmueble pasase a manos de los Franco. Además, destacó algunos de los objetos que pudo ver en el interior, como los techos originales de piedra, réplicas de puertas o “alguna estatua”, como una del apóstol Santiago.
Se trata de una escultura medieval traída, con toda seguridad, de otro lugar, al igual que dos columnas que podrían haber llegado a la Casa Cornide desde algún claustro. También hay una escalera antigua, del siglo XVIII, que procede del Hospital de Caridad que estaba situado a pocos metros del inmueble. Y papeles, eso sí, con el sello que señala a Franco como jefe del Estado. “Como si los hubieran dejado aposta”, advirtió uno de los visitantes.
Del techo del palacete cuelga una gran lámpara de araña de cristal y hay una enorme chimenea de mármol, así como una biblioteca totalmente vacía, según relatan varios de los visitantes, que insisten en la impresión de vacío y de nulo uso que transmite la casa, con doce habitaciones y ocho baños.
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Tras una hora de visita, que es más que suficiente porque hay poco que ver, más allá de la importancia arquitectónica de un inmueble que es un ejemplo único del barroco francés en Galicia y fue construido en el siglo XVIII por Diego Cornide.
Después de pasar por manos del Ministerio de Educación y del Ayuntamiento de A Coruña, la Casa Cornide fue entregada a la familia Franco en un proceso rodeado de irregularidades que está en revisión legal y por el que la administración local ha iniciado un proceso con el que espera poder recuperarla para el público, al igual que se hizo con el Pazo de Meirás.
“El objetivo del Ayuntamiento es que esta casa vuelva al patrimonio público y mientras tanto que se garantice su protección como bien de interés cultural y que los ciudadanos puedan visitarla”, dijo Inés Rey, que calificó el día de ayer como un “momento histórico” y señaló que es “destacable que los Franco por fin cumplan la ley” sobre un bien público “que pasó a manos privadas en un momento en el que el dictador y su mujer creían que todo les pertenecía, incluido el patrimonio”.
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Francisco Jorquera, portavoz municipal del BNG e invitado a la visita por ser otro de los impulsores de la declaración BIC, espera que esta apertura sea el primer paso para “la restitución” del inmueble al patrimonio público tras haber sufrido “un auténtico robo” por parte de los Franco.
Mientras tanto, fuera del inmueble, unas treinta personas volvieron a exigir la “devolución” de la Casa Cornide “al pueblo de A Coruña”. Así, Manuel Monge, presidente de Defensa do Común, convocante de la movilización, reclamó al Ayuntamiento que impulse actuaciones para que los Franco devuelvan el palacete.
“Vamos a seguir reivindicando la devolución, no solo que se abra”, dijo, tras calificar de “expolio” la entrega a los Franco de un inmueble del que piden que se amplíen los horarios de visita y el número de personas permitidas.