'Girl Math’ o ‘matemáticas de chicas’: consumismo y machismo disfrazados de moda viral para ahorrar

Pantalla en la que aparecen imágenes de logos de Tiktok.

Una mujer joven se compra unas botas de más de 100 euros. No pasa nada, son gratis. ¿Cómo llega a esta conclusión? Lo previsible es que se las ponga más de 100 veces, así que el coste por uso no llegará al euro. Girl Math. Una acérrima fan de Bad Bunny ha comprado entradas para verle en Madrid por 150 euros, pero el concierto es dentro de un año. Para entonces, habrá pasado tanto tiempo desde que pagó que será como si fuera gratis, porque no recordará el esfuerzo que supuso gastar ese dinero. Girl Math. La nueva camiseta que lleva una mujer saliendo de Zara no ha tenido coste alguno, iba a devolver una falda y se ha llevado otra prenda en su lugar. Se podría decir, incluso, que ha ganado dinero, puesto que su nueva adquisición era cinco euros más barata. Girl Math.

Mensajes como estos inundan las For You Page –la página principal de TikTok, donde aparecen innumerables vídeos personalizados por el algoritmo– de millones de usuarias de la red social, en un fenómeno masivo que recorre todo el mundo.

@paauulzz_ Girl mathhhhh me encanta #greenscreen ♬ original sound - Paula

Con las girl math, los gastos son inversiones, las cantidades se dividen hasta que el coste es casi simbólico, los caprichos se disfrazan de necesidades y la cuenta del banco permanece intacta porque siempre se paga en metálico.  Las matemáticas de chicas —hasta en el nombre dejan claro que sólo están destinadas a ellas — son fáciles, divertidas y parece que simplemente forman parte de “lo femenino”. Lo que empezó como una broma entre amigas se ha convertido en un mensaje encubierto que a través de razonamientos sencillos, les dice a las mujeres lo de siempre: para lo serio, ya están los hombres. 

El consumo es el claro protagonista de esta quimera económica, que incita a las usuarias a pensar en la compra compulsiva de productos como algo intrínseco de su condición femenina. “Estos estereotipos sexistas lo que hacen es apoyar el consumo, de una forma graciosa y divertida” argumenta la Dra. Marina Pibernat Vila, antropóloga por la Universitat Autònoma de Barcelona. Esto no es más que la misma trampa del capitalismo que ha existido siempre en la sociedad moderna, pero ahora, llevado a las redes sociales, explica. A esta idea se suma Silvia Díaz, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid que expone que “con el capitalismo todo es consumible hasta el punto de comercializar los estereotipos”. 

Es fácil caer en la trampa. Los videos son graciosos, digeribles y, ante todo, están dentro de un algoritmo que deja la mente en blanco. Los jóvenes se ven atrapados por una situación límite marcada por la crisis de la vivienda, la precariedad del empleo o el cambio climático. Es por esto que las redes sociales funcionan como una distracción frente a la imposibilidad de tener una vida digna.

Eres una chica, no una mujer

“Lo femenino siempre ha sido ridiculizado. Pero esta feminidad tiene un lado más tenso cuando se infantiliza y se nos trata como si fuéramos de cristal. Lo que esto pretende es que volvamos a la idea de que el hombre nos tiene que proteger”, explica Díaz. El propio uso del término girl (chica), pone a las mujeres bajo el espectro de algo inferior y sobre todo, dependiente en lo intelectual. 

“Estamos en plena ola de reacción conservadora y estos vídeos se alinean mucho con cómo está cambiando el pensamiento”, añade la investigadora. Precisamente, la usuaria de TikTok y escritora @Gema del Castillo, apunta que este fenómeno puede conducir al terreno pantanoso de la ultraderecha y el antiintelectualismo, tirando por tierra la independencia o la inteligencia de las mujeres. 

@gema.dc Como diría Ana Mena, yo creo que ya es hora… #genz #fyp #solosoyunachica #girlmath #feminismo #cultura #noseascazurra #tiachulisima ♬ sonido original - Gema del Castillo 🍉

A su vez, las redes están llenas de prototipos femeninos que responden a un ideal conservador, mediante el bombardeo de cierto tipo de estéticas o modelos de vida. “Todos los contenidos que se viralizan, como la fiebre por el clean look –un peinado recogido que apuesta por una estética pulcra y minimalista– detonan una vuelta a la feminidad pero un rechazo a la hiperfeminidad. Lo deseable es una feminidad conservadora, pura y blanca”, añade la investigadora, que analiza cómo todo lo que busca lo femenino como algo performativo o incluso artístico se ve como poco deseable o vulgar. 

Machismo disfrazado de meme

Un estudio conjunto de la Universidad de Kent y la University College de Londres revela que contenidos dañinos y misóginos se presentan en redes sociales como simple entretenimiento y que, a su vez, dicho contenido sube como la espuma a través del algoritmo. 

Este mecanismo premia aquello que causa más daño y, de esta forma, consigue llegar a miles de usuarios que acaban interactuando con algo que quizá ni siquiera querían ver. “Las redes están basadas en el capitalismo digital y están programadas mediante algoritmos. Estos dos factores hacen que lo importante sea el engagement –la interacción con la publicación–”, expone Díaz. Esta es una característica que los contenidos misóginos poseen como parte de su ADN ya que “generan tanto admiración por unos, como indignación por otros, que interactúan con el post para así intentar combatirlo, pero acaban por darle más atención y, por tanto, más dinero”, añade la investigadora.

“Quien gana es quien dice la mayor barbaridad, la cosa más polémica. Eso es lo que genera el entretenimiento en redes y ha funcionado siempre así, lo podemos ver también en películas de comedia o en la televisión”, añade Pibernat. 

El estudio también descubre el origen de estos mensajes. Todos ellos provienen de plataformas Incel y círculos misóginos que buscan una mejora en el ideal de mujer. Estos puntos de vista, dice el estudio, se presentan a través de contenidos suaves como memes o tendencias virales que pueden parecer una parodia pero que tienen un mensaje con una raíz machista. 

Estas ideas, según exponen las universidades británicas, acaban siendo asimiladas por las nuevas generaciones. Es lo que se conoce como cámaras de eco: reciben siempre los mismos mensajes y por lo tanto, los asumen como naturales.

Precisamente TikTok es el lugar más prolifero para que esto suceda. Según un informe de Qustodio, el gigante chino es la red social más consumida en todo el mundo, con 120 minutos diarios de media al día globalmente. Entre los menores españoles, también es la más utilizada, con una media de 103 minutos diarios. 

Un nuevo ¿feminismo?

A pesar de la raíz del mensaje, son las propias mujeres quienes están participando masivamente en este fenómeno digital e incluso quienes lo han creado. Muchas lo reivindican como una forma de apropiarse de los estereotipos o de lo que significa “ser una chica”. Pibernat asocia esto a una falta de visión crítica de la sociedad: “Puede ser que estas mujeres no tengan conocimientos sobre lo que es el feminismo y, por ello, acaban reivindicando algo que resulta machista”, expone.

"Es la articulación de unos estereotipos muy antiguos pero trabajados de una forma más moderna. Si antes te decían que las matemáticas no era una cosa de mujeres, ahora el mensaje se lanza a través de redes sociales de una forma humorística, por lo que lo asumimos como algo que es intrínseco a nosotras. Somos las mujeres quienes lo reclamamos, con las Girl Math, el estereotipo se establece como natural", añade Díaz.

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Esta interiorización se traduce en datos. Según un estudio realizado por Esade, las tasas de mujeres matriculadas en grados universitarios STEM no llega al 50% en ninguna de ellas, siendo el porcentaje más alto un 36% en Matemáticas. En lo laboral, solo un 5,5% de las mujeres trabajan en este área, mientras que el porcentaje de hombres sube hasta el 13%. 

Esta brecha empieza a formarse desde antes, según ha podido comprobar este mismo estudio, y es que, ya en la escuela, las niñas tienen peores calificaciones en esta materia. Se debe a una autopercepción negativa sobre su propia capacidad que acaba por conseguir que no se planteen estudiar estas carreras, siendo la probabilidad de seguir este camino un 12,7% más baja en las niñas. 

El peligro de las redes sociales se vuelve latente cuando se convierten en lugares donde se reafirman estas ideas. El descontrol llega ante el libre albedrío de estos refugios de Internet, donde las más jóvenes ven vidas irreales promovidas por influencers que parecen perfectas. “Para las niñas o adolescentes, lo que les llega es un mensaje de una mujer con la que pueden llegar a crear una relación parasocial, que hace que sea mucho más difícil de cuestionar el mensaje que se lanza, ya que es muy sencillo de procesar”, zanja Díaz. 

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