La estrategia del PP

El PP se abona al bulo como estrategia política sin rectificar ni pedir perdón

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo junto a otros dirigentes del PP

El lehendaki Imanol Pradales amenazó a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso con consignas que utilizaba la banda terrorista ETA, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero llegó a La Moncloa en el año 2004 por los atentados terroristas y las pulseras antimaltrato se compraron en AliExpress. Son solo algunos ejemplos de los bulos que ha lanzado el Partido Popular en los últimos días de la mano de sus portavoces y que, pese a su manifiesta falsedad, no han provocado ningún tipo de rectificación por su parte.

"El lehendakari me mandó un recado un tanto preocupante porque lo de 'Ayuso entzun, pim pam pum', que es lo que vino a decir, que es lo que se decía antaño, me parece preocupante", aseguró Ayuso en el plató de Ana Rosa Quintana, sin que la presentadora la corrigiera, cuando lo que dijo Pradales en realidad fue: "Ayuso entzun, Euskadi euskaldun"; es decir, "Ayuso, escucha, Euskadi habla euskera". Unas palabras que pronunció como respuesta al plante de la presidenta madrileña al lehendakari durante la última reunión de la Conferencia de Presidentes en Barcelona.

Pradales, por su parte, respondió de nuevo este martes, acusando a la presidenta madrileña de "aplicar el manual de la antipolítica": "Me indigna cómo se manipulan burdamente mis palabras, cómo se banaliza el uso de la violencia y a ETA", señaló. Y añadió: "Estaba haciendo una defensa del euskera y una petición pública de respeto hacia nuestra lengua y, sinceramente, si le incomodó, lo siento. Ahora bien, en política no todo vale, en la vida no todo vale", afirmó en una entrevista en Radio Popular de Bilbao.

Ayuso, por su parte, no ha matizado ni corregido sus palabras y, lejos de rectificar, algunos de sus colaboradores más cercanos, como Alfonso Serrano, han culpado directamente a Pradales por "provocar" que la presidenta madrileña mintiera en la entrevista. "Provocación la suya. Tiene que arremeter contra Ayuso en un mitin del PNV para conseguir salir en un telediario porque de lo contrario no le hacen caso ni en su casa", escribió el secretario general del PP madrileño en su cuenta de la red social X este martes.

El 11M, las pulseras antimaltrato y las saunas del padre de Begoña Gómez

La madrileña no es la única en lanzar acusaciones falsas y evitar asumir responsabilidades. Lo hizo también este lunes la vicesecretaria de Coordinación Sectorial del PP, Alma Ezcurra, tras afirmar que el expresidente Zapatero "llegó al Gobierno por unos atentados terroristas", en referencia a los comicios que se produjeron tras el 11M. Una afirmación con la que trataba de deslegitimar el resultado de esas elecciones, como ya hizo el PP hace dos décadas, y que responde al modelo de creación y expansión de bulos en el que participaron periódicos, emisoras de radio y de televisión de la mano del PP.

Tampoco se ha quedado atrás el exportavoz parlamentario y actual número dos del PP, Miguel Tellado, que la pasada semana afirmó que el fallo técnico en las pulseras de seguimiento de maltratadores se produjo porque estas se habían comprado en AliExpress, en referencia a la plataforma china. Una acusación que fue desmentida tanto por el Gobierno como por Vodafone, la empresa encargada de la gestión del servicio. Sin embargo, el secretario general del PP no rectificó ni tampoco borró el post en el que afirmaba que el fallo se produjo por una compra defectuosa.

Su sucesora en la portavocía del PP en el Congreso, Ester Muñoz, llegó a decir que ellos no necesitaban "pruebas de absolutamente nada" cuando el periodista Javier Ruiz le preguntó sobre algunas de las acusaciones vertidas sobre los supuestos prostíbulos del padre de Begoña Gómez. "Nosotros tenemos informaciones periodísticas. No hace falta que haya pruebas absolutamente de nada", afirmó. Recientemente también dijo que el PSOE "tenía más relación" con el contrabandista Marcial Dorado que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, pese a la amistad que compartieron durante muchos años.

El caso Mazón: la mentira como herramienta para sobrevivir

La utilización de la mentira como arma política tiene como objetivo generar confusión, sembrar sospechas, agrietar la confianza y, en última instancia, deslegitimar al adversario político o institucional sin necesidad de ofrecer una narrativa alternativa, como hizo este lunes Ayuso o lleva casi un año tratando de hacer el presidente valenciano, Carlos Mazón, para evitar asumir responsabilidades tras su gestión de la dana que provocó 228 muertos.

En las primeras horas después de la tragedia, Mazón afirmó haber estado "coordinando la emergencia" cuando realmente estuvo en el restaurante El Ventorro durante las horas más críticas de la dana y la periodista que lo acompañó, Maribel Vilaplana, reveló recientemente que no hablaron de la riada en ningún momento ni Mazón se mostró preocupado. El jefe del Consell también mintió sobre la hora a la que llegó al Centro de coordinación de emergencias (Cecopi), ya que en un primer momento dijo que se incorporó a las 19.00 h y la última versión es que no llegó hasta más allá de las 20 h.

El dirigente valenciano negó estar "incomunicado" durante esas horas y esgrimió como prueba que había hablado con "varios alcaldes" antes de llegar al Cecopi, pero tras hacer público su listado de llamadas se supo que únicamente habló con el alcalde de Cullera, el socialista Jordi Mayor, aunque ese municipio no estaba en alerta. Mayor ha señalado en más de una ocasión que desconoce los motivos por los que Mazón le llamó ese día y que en ningún momento percibió que fuera una llamada "de un estado de emergencia".

A esto se le suma que Mazón ha tratado de imponer una versión en la que él se ha presentado como una "víctima" y un "daño colateral" del Gobierno de Pedro Sánchez utilizando audios manipulados y documentos incompletos para culpar a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). La versión, apoyada por sus consellers, pero también por el PP nacional, ha buscado trasladarles la responsabilidad por la supuesta "falta de información". Un relato que ha desmentido la jueza que instruye la causa con autos muy contundentes que han puesto en evidencia la negligencia del Ejecutivo autonómico.

Una gestión por la que Mazón no solo no ha dimitido, sino que ahora reivindica para seguir en el cargo con el permiso de Alberto Núñez Feijóo, que ha pasado de estar incómodo con el valenciano a aplaudirlo en la reciente reunión de barones que se produjo en Murcia. Una cita que se produjo el pasado fin de semana y sirvió de excusa al jefe del Consell para ausentarse de la reunión del Cecopi celebrada el domingo por, precisamente, las riadas que han azotado esta semana a la Comunitat.

Los (pseudo)medios en los que se apoya el PP

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La estrategia es clara en todos los casos: verter acusaciones sin pruebas, lanzadas con gran volumen, rapidez y repetición, sabiendo que, incluso si son desmentidas, el daño reputacional ya está hecho, ya que las rectificaciones rara vez alcanzan la misma difusión que las declaraciones iniciales. Las redes sociales actúan como multiplicador y conservan los mensajes originales mucho después de que hayan quedado desacreditados. Una estrategia popularizada por la extrema derecha y que ahora réplica un PP que se reivindica como partido de Estado.

El PP cuenta para ello con el apoyo de medios de dudosa fiabilidad financiados desde administraciones controladas por ellos. Ocurre por ejemplo con Libertad Digital y la mediosfera de Jiménez Losantos, a la que la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid destinaron 1,02 millones de euros solo el año pasado. Pero también con otros como El Debate, ABC y The Objective, a los que la presidenta madrileña ha destinado la mayor parte del aumento de los fondos, como reveló recientemente infoLibre.

Así, cada vez más estudios acreditan que la amplificación de la desinformación en las redes sociales se alinea con ideologías específicas y se ha convertido en un arma central para los actores políticos de derecha en las democracias liberales. Para ellos la mentira está por encima de cualquier rectificación. Y el rival siempre es el culpable.

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