Sánchez intenta coser la legislatura por el flanco catalán entre advertencias de sus socios

Sánchez, durante su entrevista con Rac1.

“Merece la pena que haya una segunda parte de la legislatura”. Este es el mensaje, como dicen en La Moncloa, que quiere mandar ahora el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mirando especialmente a Junts, en un momento muy complicado para el Ejecutivo por las últimas derrotas parlamentarias y por la sombra de los casos de corrupción que implican a Santos Cerdán y a José Luis Ábalos. 

Y para que haya esa segunda parte de la legislatura hasta 2027, como aspira Sánchez, hace faltar atraer de nuevo a Carles Puigdemont. Una misión que parece muy difícil, pero no imposible, para los socialistas. El PSOE se tira a la piscina sin saber si habrá agua. Y el propio jefe del Ejecutivo se ha puesto al frente para intentar reconstruir ese puente poniendo sobre la mesa un paquete de medidas que habían exigido los posconvergentes. Lo ha escenificado, además, en clave catalana, lo que le llevó el martes a un tour de entrevistas con Rac1 y La 2 Cat.

Sánchez se ha puesto manos a la obra para tratar de mantener la llama viva después de que Junts anunciara que bloquea la investidura y que solo apoyará lo que sea bueno para Cataluña. Y lo hace, además, con la mosca detrás de la oreja después de que Alberto Núñez Feijóo trate de abrir un canal para una moción de censura a través del empresariado catalán (cuya influencia es enorme en los de Puigdemont, como se evidenció en el rechazo a la reducción de la jornada laboral y en el impuesto a las energéticas).

Cambio de discurso y nuevas medidas

Por eso, el también secretario general del PSOE ha decidido coger las riendas en dos sentidos. Primero, de manera discursiva. El presidente ahora asume “incumplimientos” con Junts, cuando hasta el momento había dicho que el Ejecutivo había cumplido con el partido y que algunos acuerdos de Bruselas no se materializaban porque dependían del Congreso (traspaso de las competencias de migración) y de las instituciones europeas (uso del catalán en la UE).

Esto supone un gesto claro hacia Puigdemont, que le da máxima importancia al simbolismo y al lenguaje. Todo ello en un momento en el que los posconvergentes sienten en la nuca a Aliança Catalana, que ya les disputa la tercera plaza si hubiera elecciones al Parlament, a tenor de la última encuesta del CEO (el CIS catalán).

Pero Sánchez quiere moverse también con hechos, como la aprobación este martes por parte del Consejo de Ministros de un real decreto ley para facilitar y flexibilizar inversiones financieramente sostenibles para los ayuntamientos y las diputaciones. Eso supone dar más capacidad a los alcaldes para invertir en proyectos que no conlleven gasto corriente, como, por ejemplo, construir viviendas y otros relacionados con la gestión del agua. Es una reivindicación que lleva tiempo verbalizando Junts, cuya dirección se ve presionada por sus representantes locales, quienes transmiten su absoluta preocupación por el ascenso de Sílvia Orriols.

Asimismo, el Ejecutivo ha dado luz verde en ese real decreto a facilidades para el cumplimiento de las obligaciones fiscales a las empresas, ampliando el plazo para impulsar y promover la digitalización de los procesos de facturación. Esta era una reclamación que había hecho directamente la patronal catalana.

Pero los pasos no se quedan sólo ahí, ya que también el Consejo de Ministros aprobó este martes una reforma legal para que Cataluña vuelva a gestionar la oferta pública de empleo en los procesos de selección de los funcionarios locales con habilitación nacional, como interventores, secretarios o tesoreros, una competencia prometida a Junts y que la Generalitat ya tuvo entre 2007 y 2013. 

El Ejecutivo ha prometido además llevar próximamente al Consejo otro real decreto, como piden los de Puigdemont, en este caso para crear una partida que ayude a los propietarios ante los impagos en caso de arrendamiento a jóvenes o a familias vulnerables. Y trabaja a corto plazo el PSOE en el Congreso para tratar de buscar un acuerdo respecto a la proposición de ley impulsada por Junts sobre multirreincidencia.

Junts duda de Sánchez

Por el momento, Junts no ha querido contestar oficialmente a Sánchez sobre el plan impulsado por el Palacio de La Moncloa (a la espera de una comparecencia de Míriam Nogueras este miércoles). Pero fuentes del partido trasladaron que ven poco creíble el giro de “180 grados”: “Hasta entonces seguimos igual. Hechos, y no sólo palabras”.

Sobre las decisiones de Junts pesa también mucho en estos momentos la aplicación de la ley de amnistía a Carles Puigdemont. Por un lado, el Tribunal Constitucional tiene que pronunciarse sobre el recurso presentado por el expresidente que puede allanar su vuelta. Y, especialmente, se está pendiente de la resolución del TJUE sobre la ley de amnistía después de que el abogado del tribunal haya validado los aspectos nucleares de la norma.

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Sánchez mantiene su intención de reunirse con Puigdemont, como ya ha dicho en varias ocasiones, pero no considera que sea el momento todavía. Ese estadio lo contemplan en el PSOE de cara a algún gran acuerdo, como podrían ser los presupuestos generales. El presidente los quiere presentar y llevarlos al Congreso de los Diputados. 

Pero también es consciente el jefe del Ejecutivo de que este lanzamiento de cuerda a Junts puede provocarle tensiones con sus socios a la izquierda. De hecho, algunos partidos, como Sumar y ERC, están avisando de que no puede haber un giro a la derecha en temas cruciales como la vivienda para contentar a los de Carles Puigdemont.

En este contexto, el mensaje que quiere trasladar Sánchez es que "merece la pena que haya una segunda parte de la legislatura", como deslizan en el complejo presidencial. El propio presidente explicó por qué quiere agotar la legislatura: continuar la senda de avances sociales frente a la ola reaccionaria, normalizar la situación en Cataluña, mantener una política internacional progresista y culminar la gestión de los fondos para transformar la economía.

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