Desconfiadas excelencias
Pretendían que respetemos su sentencia, anunciada pero no argumentada, cuando ni ellos mismos se fiaban de ellos mismos, desconfiaban de ellos mismos. Los ilustrísimos sus excelencias magistrados del Tribunal Supremo comunicaron su sentencia, sin haberla redactado, para evitar filtraciones. Increíble.
Increíble porque representan la máxima autoridad judicial del país, son siete y no se fiaban de que alguno de ellos mismos se “chivase”, lo filtrase a los medios, a algún jefe de gabinete, o a la gente. Si ellos no se fían de si mismos ¿en quién confiamos?
¿Puede ser que supusiese que les llegaba un “palo” ante su rebeldía en cumplir algunas decisiones del Tribunal Constitucional?
Por otra parte, desconfiados que son, temerán algo para su pronto anuncio de sentencia sin argumentar. ¿Quizá es una suprema venganza contra un jurista respetado que les ha llevado la contraria en alguna de sus actuaciones? ¿Puede ser que supusiese que les llegaba un “palo” ante su rebeldía en cumplir algunas decisiones del Tribunal Constitucional?
Después de insistirnos en una información falsa de que las sentencias no se rebaten, se deben respetar y cumplir, ellos mismos se delatan desconfiados. Y, además, sostienen doctos expertos en derecho constitucional, las sentencias se pueden rebatir, aunque se deban respetar. Y luego dicen que son infalibles en sus decisiones. ¡En manos de quiénes estamos!
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Fernando Granda es socio de infoLibre.