Destrucción-construcción

Javier Herrera-Navarro

La vida tiene infinidad de dialécticas encubridoras de trampas saduceas para los ingenuos y bienintencionados ciudadanos. Una de las más socorridas ---si no la que más para quienes su única religión es la pasta gansa, religión habitualmente asociada a la derecha y a los estamentos sustentadores del sistema (empresariado, milicia y fuerzas de seguridad, judicatura y clero)---, es la dicotomía "destrucción-construcción" de la que nadie está exento pues es imposible negar que hay que "construir" lo que previamente se ha destruido; es la tendencia humana adulta e inevitable a "remendar", "arreglar" para conservar lo que se tiene (y digo "adulta" porque sólo el niño destruye sin ánimo de construir lo que destruye).

En ese sencillo razonamiento se funda la política del PP al menos en lo que a catástrofes se refiere. Por eso Mazón ha tardado un año en ser defenestrado y por eso ahora su jefe supremo, un monstruo trifásico llamado AFA —formado por Aznar-Feijóo-Ayuso— está empeñado en poner el foco en la "reconstrucción", que es volver a construir por partida doble; y es que el negocio no puede esperar, se desprecia al pueblo valenciano que lo que quiere es pasar página de la catástrofe limpiando el fango y el lodo acumulado con unas nuevas elecciones que al menos alivien sus magulladuras físicas y mentales.

Lo mismo podríamos decir (sin remitirnos a su histórico de agravios) de la crisis de los cribados andaluces, de las residencias en Madrid o de los incendios en Castilla y León. Allá donde gobierna o ha gobernado el PP la destrucción, es decir, el instinto de muerte, ha campado por sus respetos porque luego hay que "reparar", "arreglar" e incluso "resucitar" lo aniquilado apelando al "ánimo constructor", y ya sabemos la tan diáfana connotación que posee dicho concepto con el gremio del ladrillo, el principal agente de la plusvalía, y por ello de la corrupción sistémica que aqueja a dicho partido político.

Sólo desde la fe ciega en esa ideología puede entenderse la frialdad analítica y el desprecio a las víctimas demostrado por Mazón durante este año de ignominia

En estricta lógica, "el que construye" es el mismo actor eficiente que "el que destruye" —el mismo Juan Palomo—. Por eso, la esencia política del PP se basa en promover voladuras controladas de todo cuanto gestiona para luego edificar sobre las ruinas y así, en bucle continuo, seguir manteniendo el poder del capital, que es el mismo que se identifica, mera comparsa, con el poder político. Así lleva gobernando Madrid, Galicia y Castilla y León la intemerata de tiempo y pretende hacer lo mismo en Valencia, Andalucía, Baleares y Extremadura con el concurso inestimable de sus fuerzas brutas de choque representada por Vox y demás grupos de ultras (dentro de esa dialéctica, por supuesto, estaría el esquilmar lo público para trasvasarlo a los propietarios privados).

Sólo desde la fe ciega en esa ideología puede entenderse la frialdad analítica y el desprecio a las víctimas demostrado por Mazón durante este año de ignominia. Desde ese punto de vista, es imposible no ver el parentesco espiritual entre AFA, el monstruo trifásico que gobierna el PP, con Netanyahu, Trump, Putin, Milei y demás ralea de sátrapas del fascio-nazismo internacional.

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Javier Herrera-Navarro es socio de infoLibre

Javier Herrera-Navarro

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