La importancia de nuestro nombre
A lo largo de nuestra vida vamos construyendo nuestra identidad en torno a nuestro nombre. A veces nos llega como herencia familiar, otras como homenaje o recuerdo de algún ser querido o de algún personaje admirado por la familia, o quizá como fruto de una tendencia social del momento en que nacemos. A medida que vamos creciendo se va convirtiendo en imagen de nuestra personalidad. Del mismo modo que se va vinculando a ese nombre nuestra identidad profesional. Cada día nos esforzamos por afianzar en el mismo la vocación, el esfuerzo y la responsabilidad con que desempeñamos nuestro trabajo. Tratamos de que nuestras iniciales inspiren credibilidad y confianza, y respondemos ante ellas con honestidad. Cuando firmamos un documento en el ejercicio de nuestra profesión, estamos haciendo ese documento nuestro y es nuestro nombre el que le da validez al mismo. Esto se aplica a cualquier caso, a un artículo periodístico, un texto jurídico, un informe técnico o una carta. En mi caso particular, como médico, la rúbrica de un documento no es un mero trámite, es un compromiso profesional con nuestros pacientes.
Vulnerar la identidad de un profesional difundiendo su firma como un objeto crea un daño personal y profesional que termina generando inseguridad, desconfianza y vulnerabilidad
Sin embargo, en estos días hemos visto como nuestros nombres se han expuesto sin ningún tipo de consideración, despersonalizando la identidad que representa y todo lo que hay detrás de esa firma. Vulnerar la identidad de un profesional difundiendo su firma como un objeto crea un daño personal y profesional que termina generando inseguridad, desconfianza y vulnerabilidad. Tanto a quienes exponen como a quienes difunden este tipo de datos, exijo más consideración y respeto por nosotros y por lo que nuestra firma representa. Porque existe la ley, pero antes que la propia norma debería estar la responsabilidad personal de cada uno, y el respeto a la identidad de los demás. Cuando esto ocurre en sede parlamentaria a manos de nuestros diputados, la decepción es aún mayor, porque precisamente es de ellos de quienes cabría esperar el máximo respeto por las personas a las que están representando, y no esta vulneración absoluta de nuestros derechos y nuestra identidad con fines particulares y afán mediático.
Nuestro nombre no es una marca en un papel, es el compromiso personal y profesional con un proceso complejo en el que nos esforzamos mucho por dar lo mejor de nosotros mismos a nuestros pacientes y a toda la sociedad. No nos mezclen en disputas de las que somos parte afectada, sin pretender con estas palabras equipararnos a nuestras pacientes, que son el centro de nuestra preocupación.
_____________________
Francisco Javier Flores Álvarez es socio de infoLibre.