El inglés del candidato y presidenciable Feijóo

Felipe Domingo Casas

 Xavier Vidal-Folch procura dar consejos útiles en sus columnas de El País. En una de las últimas no aconseja, impone una obligación a Feijóo: 'Por qué Feijóo debe aprender inglés' (13/7). Como comentaré, una obligación inútil, por tardía. Esa obligación que Xavier le marca a Feijóo se la podría imponer a cualquiera (sus hijos, sus nietos), pero se la impone a Feijóo porque ve probabilidades de que llegue a presidente del Gobierno. En este supuesto, “la desventaja por su ignorancia lingüística se convertiría en un peligro”. Una primera consideración me lleva a pensar que Feijóo tiene un desprecio enorme, al aprecio que le exige Xavier, a la riqueza lingüística y la pluralidad cultural también a los otros idiomas españoles distintos del castellano como es la siguiente: en estos dos años que lleva como diputado, no se le ha oído en sus numerosas intervenciones una sola frase en gallego.

Fundamenta Xavier su innegociable deber a Feijóo en motivos internos y externos. Entre los primeros, reduciría el tiempo y el esfuerzo dedicados a empeños inútiles, como “resucitar y vocear insidias contra el suegro (¡fallecido!) de Pedro Sánchez y concentrarse en elaborar alternativas, en vez de ponencias huecas de programa (echar okupas, inmigrantes, nacionalistas). Y entre las externas, “entender, empatizar, negociar y acordar con los demás líderes. En directo. Y aquí Xavier se explaya a gusto. “En la cumbre europea del 26 de junio, la sesión restringida se celebró solo en inglés, como otras. Los intérpretes se quedaron sin faena”.

Lo que no se puede aceptar hoy, después de 40 años en la Unión Europea, es repetir la mudez de Aznar, Zapatero y Rajoy en las cumbres internacionales. El prestigio internacional, adquirido por Pedro Sánchez, y criticado sin ningún fundamento por el PP debiera mantenerse, si no incrementarse.

Feijóo tiene un desprecio enorme a la riqueza lingüística y la pluralidad cultural

Me refería al principio de la inutilidad del consejo u obligación que Xavier Vidal-Folch quiere imponer a Feijóo. Según los lingüistas y filólogos, los hispano-hablantes encuentran más dificultades que otros pueblos para aprender el inglés. Intervienen en esas dificultades muchas veces la falta de interés y motivación (curiosidad, avance significativo de conocimientos, éxito y satisfacción personal, consecución de metas inmediatas, ampliación de las relaciones personales), la ansiedad es otra dificultad que señalan los expertos como una dificultad grande (tensión, nerviosismo, personalidad extrovertida o introvertida). Pero los filólogos y lingüistas coinciden en que transcurridos los 50 años de edad es imposible aprenderlo. A lo dicho, se añaden los moldes ya adquiridos por tantos años de habla de la lengua nativa. Feijóo, hasta hace tres años, había perdido la esperanza de ser candidato a presidenciable por su partido y, si alguna vez tuvo interés en aprender inglés, había abandonado esa idea. Y ya tiene 63. Por tanto, la obligación que impone Xavier a Feijóo es inútil, por tardía.

Yo le aconsejaría a Feijóo que, como quedan dos años para las próximas elecciones, se vaya estos dos años como Erasmus a Oxford o Cambridge, haga un master y, si vuelve con fuerzas en inglés, mantenga su candidatura o, en su caso, el PP presente otro candidato. Cuando yo paseo, y paseo mucho, observo a diario y con atención a niños/as de 2-3 años manejarse en su idioma nativo con mucha facilidad, y si los padres proceden de nacionalidades distintas, emplear palabras o frases sencillas en ambos idiomas.

Como lo he escrito, lo tengo que repetir. En el artículo 98 del Titulo IV de la Constitución Española, que dice: “Del Gobierno y la Administración”, se debía añadir un número 5, que dijera más o menos: “El Presidente del Gobierno deberá hablar con corrección otros idiomas, principalmente el inglés”. Un consejo necesario y una iniciativa asumible por los grupos políticos, aunque ahora se tache de inútil. Si en estos momentos fuera Feijóo presidente del Gobierno, seguramente sería el único líder de la UE incapaz de hablar en inglés.

Se han estrechado tanto los márgenes entre moral, ética y política que sus fines y objetivos llegan a confundirse y, en muchos casos, pretenden por algunos intercambiarse. A muchos, esta confusión les puede hacer dudar a la hora de elegir a una persona, grupo o materia. A los que antaño atribuíamos la fuerza de la honradez, ahora les alabamos por la eficacia dde la honestidad, sin diferenciar que la honradez habita al norte y la honestidad al sur del ecuador corporal, como dice Fernando Lázaro Carreter.

Por eso les propongo un juego a todos los lectores. Se trata de responder de forma individual, en pareja o en grupo a una pregunta. Dada la lentitud de la justicia, acaso intencionada, todavía seguirá vigente, dentro de un año o dos: En el supuesto de que Vd. tuviera que elegir a un candidato a Presidente del Gobierno, ¿ A quién elegiría?

a) a un honrado, que no habla inglés.

b) a un honesto y casto, que habla inglés.

c) al que habla inglés, sin más distinción.

Espero sus respuestas. 

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

Felipe Domingo Casas

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