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Un monopolio privado

Raúl Gómez Sánchez

¿De qué nos ha servido a los ciudadanos la liberalización de los antiguos servicios públicos estatales, como el de la telefonía? Tengo claro que el Sr. Alierta, el BBVA y otros magnates y entidades financieras están haciendo un negocio redondo con Telefónica, pero a costa de que el servicio solo llegue allá donde les pueda proporcionar pingües beneficios. Lo más sorprendente es que este criterio deja fuera de cobertura no ya las zonas rurales más alejadas, sino zonas residenciales, como donde yo vivo en Puente Arce, en la órbita de Santander.

En efecto, en esta zona hace tiempo que ya no hay disponibilidad de nuevas líneas, y los que tenemos la dudosa suerte de contar con una, porque somos antiguos en el lugar, soportamos una conexión de tan baja calidad que el ADSL no supera los 700kbps, situándonos junto a Ghana respecto a la brecha digital.

La solución que venimos proponiendo desde hace más de un año a Telefónica es muy sencilla: que nos conecten a la central de Boó de Piélagos, que está apenas a 1 km, tiene líneas disponibles y nos cubriría con 10 Mbps. La contestación: que Telefónica no piensa invertir ni un euro en tirar la línea necesaria: que no les es rentable. Que nos dejan tirados.

¿Estamos ante una gestión privada nefasta y una dejación de deberes de las Administraciones? ¿O es que debemos añorar los monopolios estatales? Sólo Telefónica tiene derecho a tirar la línea, pero puede no hacerlo. Luego es un monopolio sin obligaciones que lastra nuestro desarrollo; un monopolio privado.

Raúl Gómez Sánchez es socio de infoLibre

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