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Por encima de nuestras posibilidades

Fernando Pérez Martínez

Si tuviéramos otro que hiciera su trabajo todavía podríamos sostenerlo. Tendríamos un fiscal jefe Anticorrupción que protegería a los corruptos del partido en el gobierno. Que les chiva las pesquisas de que son objeto para que puedan eludir la acción de la investigación judicial. Y además tendríamos al fiscal jefe bis Anticorrupción que impulsaría las líneas de averiguación de las actividades de esos mismos corruptos que actúan a una desde la estructura jerárquica del PP y sus tentáculos gubernamentales. Coordinaría la acción de los fiscales que persiguen los delitos económicos que sangran las arcas del dinero público que deberían administrar las autoridades del PP y que en lugar de ello lo que hacen es simular sobrecostes que se reparten arbitrariamente entre los protagonistas del delito y su partido.

Los ministros también deberían duplicarse. Por ejemplo el ministro de Justicia que tenemos dedica su tiempo a proteger, a dar el agua a cuantos malversadores y cohechadores minan los bienes públicos en beneficio de sí mismos y de su partido, el PP. Sería necesario el ministro de Justicia bisbis, que se dedicase a impulsar la acción de la Justicia dotando de medios adecuados a los servidores de la Justicia para evitar el daño que causan el ministro full y los miembros del PP que roban y malversan.

Tendríamos necesidad de duplicar la Presidencia de las principales comunidades autónomas. Unos desde la Presidencia roban, cometen cohecho, malversan, estafan y los presidentes bis administran lo que dejan los homólogos predadores, haciendo malabares con los restos del latrocinio, como si no pasara nada.

Hasta ayer podíamos sufragar la esquizofrenia de un Estado integrado en la mayoría de los puestos decisivos de los Poderes del Ejecutivo, Legislativo y Judicial, por miembros de una banda criminal especializada en el robo de los bienes públicos sin reparar en consecuencias.

Los papeles están bien definidos y repartidos, unos roban y los otros protegen a los autores de los delitos desde los Poderes del Estado, evitando investigaciones, advirtiendo de la acción de los investigadores, sustrayendo los medios necesarios para indagar, removiendo de sus puestos a los fiscales más eficaces, saturando de trabajo a los jueces más valiosos para desanimarles e impedir el progreso de los sumarios, acortando el tiempo de instrucción de los sumarios haciendo imposible, con los medios actuales, la instrucción de los casos más complejos, con multitud de derivaciones, con decenas de implicados, aforados la mayoría, para provocar la prescripción de delitos clamorosos, la extinción de la causa salvados por la campana…

No, no nos lo podemos permitir. El Estado corrupto que ha diseñado el Gobierno del Partido Popular, está por encima de nuestras posibilidades. Hay que tomar una decisión llegados a esta encrucijada. O disolvemos el Estado o disolvemos el PP. La coexistencia de ambos a la vez es incompatible. No hay medios para sufragar España y el PP, “sus socios y sus gestores” simultáneamente –sus cómplices y cabecillas- . Ésta es la disyuntiva que deberá resolver el pueblo español ante la constatación de que no hay pan para tanto chorizo. Desde la presidencia de la organización criminal que opera bajo el alias PP y sus ramificaciones en la Presidencia del Gobierno y los distintos Ministerios chirriantes y chorreantes.

Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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