Somos muchos y seremos más

Manuel Vega Marin

En efecto, el gran problema al que tendremos que hacer frente es demográfico. El cambio climático y sus consecuencias meteorológicas son, sin duda, un problema; pero es menos importante ya que su solución está más al alcance de los humanos. Se trataría de que éstos cuidaran con más esmero el planeta.

En el problema demográfico está en cuestión la vida misma de aquellos. Se estima que la población mundial actual ronda los nueve mil millones de seres humanos los que vivimos en el planeta Tierra. ¿Será la propia naturaleza quien facilite a estos la salud, quien facilite a estos los medios de subsistencia? Hay quien lo niega, siendo la guerra como una especie de selección natural para los defensores de esa tesis. Me cuesta trabajo creer si no hay detrás de ello un interés económico de la industria armamentística y sus accionistas. Otros pensarán que la naturaleza, siendo finita, agotará sus medios, dado el egoísmo que representa el sistema capitalista y su lucha salvaje por obtener beneficios a corto plazo.

Viene siendo un “clásico” limitar los nacimientos de nuevos seres humanos. Para ello, las modernas técnicas permiten, por ejemplo, abortar sin riesgos añadidos y legalmente, como solución al problema. Pero lo que puede parecer una ventaja tiene sus propios inconvenientes: entre ellos, la necesidad de mano de obra y la falta de “soldaditos”, que mueran en los frentes, por muy modernísimo que sea el material de guerra.

Pero, por otra parte, así como los avances técnicos-jurídicos permiten en determinados países un cierto control de nuevos nacimientos,  esos mismos avances  y los producidos en la ciencia médico-quirúrgica, además de poder llevar una vida más sana –de ahí el “seremos más” del título–, hacen que la vida humana se prolongue cada vez más. Algunos capitalistas, pensando en la infinitud del tiempo, en su economía y en los adelantos que la ciencia y la tecnología espacial ya están reservando “parcelas” en otros satélites y planetas... Para mí, que eso no es más que un imaginativo pensamiento, que, en absoluto, tiene que ver con la realidad. Además, creo que si los intereses económicos y geopolíticos siguen tal como están, no sería extraño que la Humanidad entera sucumbiera ante el uso bélico de la energía atómica.

Pienso que si a la madre naturaleza se le da su tiempo de “recuperación”, y los humanos empleamos la lógica más racional, la riqueza que nos parece finita se convertiría en infinita, al menos suficiente para dar satisfacción a las necesidades humanas

La verdad es que no acierto a ver cuál sería la solución verdadera y, más o menos, científica. Y, siendo muy optimista, la solución a este gran problema de sobrepoblación sería la sustitución del sistema capitalista por otro “socialista”. Si tenemos en cuenta que los países actualmente ricos lo son, en parte, debido a un sistema colonial y esclavista, y que la globalización y deslocalización de empresas están teniendo sus inconvenientes, no tenemos más remedio que ensayar otro sistema, en el que la riqueza mundial esté mucho más y mejor redistribuida.

Pienso que si a la madre naturaleza se le da su tiempo de “recuperación”, y los humanos empleamos la lógica más racional, la riqueza que nos parece finita se convertiría en infinita, al menos suficiente para dar satisfacción a las necesidades humanas.

Esto fue lo que intentaron los bolcheviques dirigidos por Lenin con la revolución de 1917. La verdad, no es el momento más oportuno para entrar a debatir sobre las razones y argumentos de tales eventos y el fracaso de la misma rebelión. Pero sí de tener en cuenta que la causa de su origen fue, entre otras, la mala situación de la “clase obrera” y la desigualdad en el reparto de las riquezas.

Independientemente de la forma en que aquella tenga que repartirse, lo que sí está claro es que la riqueza está mal distribuida. Y las guerras no solucionan el problema. Poner vallas en las fronteras, tampoco. Dejar morir en el mar a los que huyen de sus respectivos países es inhumano y contradictorio con el Derecho Internacional. Intentar hacer desaparecer, como está haciendo en Gaza y el resto de territorios ocupados por los israelitas, aparte de no solucionar el problema, no conduce más que a un genocidio contra los palestinos.

No queda otra que gestionar bien el problema de la migración, y repartir a los inmigrantes entre los Estados, proporcionalmente a sus riquezas y medios de producción. Nos puede parecer una “utopía”. Pero a base de utopías es como la Humanidad ha avanzado.

Creo que si no nos ponemos manos a la obra con la mayor urgencia, y los gobiernos no hacen nada por redistribuir la “escasa” riqueza de la que disponemos, algún día, más temprano que tarde, y —como escribí anteriormente— podremos “MORIR DE ÉXITO”...

Y aquí dejo estas reflexiones...

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Manuel Vega Marin es socio de infoLibre.

Manuel Vega Marin

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