El badalonés Enric Juliana busca siempre sobrevolar el ruido y analizar las corrientes de fondo de cada fenómeno político. Adjunto a la dirección de La Vanguardia, está vinculado al diario desde 1991. Ha publicado una trilogía sobre la evolución política nacional bajo el título conjunto de España en el diván y diversos libros más. Acumula premios a su trayectoria y colaboraciones en diferentes medios de comunicación. En esta entrevista se muestra menos preocupado que otras voces por el auge de popularidad que está experimentando el autoritarismo en Occidente. “Lo peor que se puede hacer es alarmarse de una manera teatral ante esto”, recomienda.
“El Gobierno estuvo en serias dificultades poco antes de llegar al verano y hubo una apuesta política por parte del primer partido de la oposición, claramente orientada en busca del colapso del Gobierno. Pasó el verano y en septiembre Sánchez ha dado señales de haberse preparado un poco el nuevo curso. Tomando la iniciativa en asuntos de política exterior. Ha captado la indignación, la protesta de mucha gente por lo que está ocurriendo en Gaza. Ha recuperado la iniciativa política. Se ha empezado a ver que el recalentamiento del circuito de opinión contrario al Gobierno beneficia a Vox. El PP ha apostado por el colapso del Gobierno y hasta la fecha lo único que ha hecho en términos de opinión pública es favorecer a Vox. Veremos qué pasa en unos meses porque la situación es muy fluida”.
“El problema de Núñez Feijóo es que, si uno coge los datos internos del CIS, no las proyecciones, menos del 40% de la gente que dice votar al PP le señalan como su candidato preferido a la presidencia del Gobierno. Tú calientas mucho la temperatura. Si no puedes canalizar toda la energía que pones en marcha, se la lleva otro. Y la energía de oposición se la está llevando Vox. De todas maneras, creo que Feijóo será el candidato del Partido Popular a las elecciones generales porque los dirigentes territoriales del PP le apoyan. No creo que le retiren el apoyo, porque además han de preparar las elecciones autonómicas y locales. Y en un ciclo de esas características, un partido político no suele poner en crisis a su líder electoral. Otra cosa es lo que pase después de las elecciones generales. Lo veremos. Resumiendo, veo a Feijóo flojo, no convence a su gente, pero a la vez le veo fuerte porque nadie le va a echar. El caso de Casado fue diferente. Básicamente abandonó la dirección del Partido Popular porque se asustó cuando vio que le iban a embestir. No creo que esto se vaya a reproducir con Núñez Feijóo”.
“La pregunta es si al Partido Popular el tener en estos momentos el gobierno de la mayoría de las comunidades autónomas le está sirviendo de mucho, de poco o regular. Esto es importante porque siempre se ha considerado que el poder territorial en España es muy importante. Algunos problemas o fallos de gestión bastante evidentes están generando problemas al PP. Los incendios este verano en Extremadura, en Galicia, pero muy acusadamente en Castilla y León. Y ahora los problemas que han surgido en el sistema sanitario andaluz. Hay elecciones en Castilla y León en marzo. Ahí habrá una primera prueba. En Valencia, el desgaste de Carlos Mazón, que de una manera incomprensible sigue al frente de la Generalitat Valenciana después de lo que ocurrió, ha convertido al PP de Valencia en prisionero de Vox de una forma muy clara. Y vamos a ver cómo van las cosas en Andalucía en la primavera, cuando se celebren las elecciones, porque van a ser verdaderamente importantes”.
“Tenemos una economía fuerte en términos de PIB. En estos momentos encabeza el crecimiento económico, no solo en Europa, sino en Occidente. La prima de riesgo está por debajo de los 50 puntos por primera vez desde 2009. Si en estos momentos en España hubiese otra mayoría política, se estaría hablando del milagro económico español y estaríamos todo el día oyendo mensajes sin cesar de que España es una cosa súper extraordinaria. Este discurso triunfalista no circula por la sociedad española y posiblemente es bueno que no circule porque la macroeconomía es importante, pero la microeconomía también y, como sabemos, hay una serie de problemas en estos momentos que hacen que una parte de la sociedad no pueda percibir la sensación de que esto es absolutamente fantástico. Los jóvenes que tienen dificultades para acceder a la vivienda o los autónomos que acaban de manifestar de una manera bastante clara estos días su enfado ante la posibilidad de que les suban las cuotas. Estamos en una relación de la sociedad con la economía mucho más realista. Difícilmente España puede vivir al margen de las corrientes que se están produciendo hoy en toda Europa, en la cual el malestar social lo canaliza en estos momentos la extrema derecha. Ahora bien, se ha apostado por el colapso del Gobierno y no se va a producir, porque un país que crece al 3%, aunque estemos todos de acuerdo en que el PIB no es la felicidad de los pueblos, difícilmente sufre un colapso político”.
“Veo muy difícil que las formaciones a la izquierda del PSOE puedan reagruparse alrededor de una única candidatura por una razón: todo proyecto colectivo, del tipo que sea, no solo político, necesita un mínimo de confianza entre las personas que lo protagonizan. La confianza es un factor fundamental en la vida colectiva. En las empresas, los proyectos políticos, culturales, incluso diría que en la vida personal. En las familias, la confianza es fundamental. En ese ámbito la confianza se ha roto, los vínculos de confianza que existían entre una serie de personas que hace diez años protagonizaron una aventura política intensa y que alcanzó una fuerza electoral notable están tan rotos que creo que son muy difíciles de recuperar. Por tanto, es muy difícil que se recomponga una unidad de estas organizaciones y grupos políticos. Otra cosa es que surja un nuevo liderazgo electoral, que surgiese alguna persona que en estos momentos no está en primer plano de la política y que tuviese una cierta capacidad de agregación. Yo no sé si esta persona existe y en el caso de que exista, si está dispuesta a dar el paso”.
“En Cataluña los indultos y la amnistía están teniendo un efecto real en la dinámica de la sociedad, de la vida social. Si no se hubiesen producido, Cataluña estaría todavía en una situación de tensión política muy alta. Habría todavía abiertos decenas de procesos judiciales que afectaban a más de mil personas. Estaríamos constantemente oyendo noticias de gente que es condenada a la cárcel o a pagar multas, con el consiguiente efecto de tensión política, de protestas, de resquemor. Todo esto ha sido diluido por, primero, el indulto y después por la amnistía, no con todo lo que desencadenó, recordémoslo. Esto ha provocado que el independentismo hoy esté en horas bajas. No ha desaparecido, eso es importante tenerlo en cuenta. Pero la amnistía ha borrado la sensación de agravio, de ser víctimas de una ofensiva judicial extraordinaria. A partir de ahí pasa lo que pasa en todas partes. La sociedad presta más atención a los problemas materiales. Y en Cataluña ha surgido un partido de extrema derecha similar a la que existe en otras sociedades europeas, Aliança Catalana. Vox y Aliança Catalana coinciden en el 90% de las cosas, incluso diría en un 95%. ¿En qué no coinciden? En la cuestión nacional. Los de Aliança Catalana dicen que se tendría que proclamar la independencia mañana mismo y los de Vox dicen que si un día se vuelve a proclamar la independencia en Cataluña mandan al Ejército. Mi pronóstico es que se van a poner de acuerdo en lo que ya están de acuerdo. Están mucho más cerca de lo que parece”.
“La situación actual del Gobierno en términos parlamentarios es complicada, pero no mortal. No está en el orden del día una moción de censura. El PP ya ni siquiera habla de la moción de censura. Es interesante compararlo con la situación francesa. En Francia en estos momentos se da una situación política muy complicada en la que, en la Asamblea Nacional, casi se vota una moción de censura al mes y vemos cómo los gobiernos caen, se vuelven a levantar, una situación complejísima. Aquí la expectativa de que una moción de censura triunfe en estos momentos no existe, pero a su vez, esa mayoría que está de acuerdo en no votar una moción de censura no genera otros acuerdos fundamentales. La pregunta es si de esa mayoría pueden surgir unos presupuestos para 2026. Esta es una de las claves importantes de estos próximos meses”.
“Ha habido otros momentos en que la Justicia ha tenido un papel también protagonista importante. Si hay asuntos que no están claros, la Justicia ha de intervenir. Y no creo que esto nos deba provocar escándalo. La cuestión es si los procedimientos mediante los cuales interviene son procedimientos que obedecen bien al derecho y que no traslucen o no dejan a entender a la sociedad de que hay una voluntad extrajudicial. A los jueces debería importarles mucho que su actividad de vigilancia en cuanto al cumplimiento de la ley no sea interpretada por la sociedad como una voluntad de interferencia política. En estos momentos, un ex secretario de organización del PSOE está en la cárcel bajo investigación y otro ex secretario de organización del PSOE y exministro está bajo investigación y no está en la cárcel. Esto es relevante en términos judiciales y también lo es en términos políticos. Para la Justicia lo es en la medida que tienen ante sí la oportunidad de demostrar que su papel es garantizar el cumplimiento de la ley y no enviar a la sociedad el mensaje de que en el proyecto del colapso del gobierno está la justicia. Esto es muy importante también y creo que la sociedad está observando, está observando y sacando conclusiones”.
“Creo que el segundo mandato de Trump es mucho más intenso que el primero. Están acelerando porque están las elecciones de medio término, las que se celebran dos años después de las presidenciales en las que, si el presidente pierde el control de una cámara o de las dos, pierde poder. Por lo tanto, lo que están haciendo es tomar ahora decisiones de mucho calibre en un momento en que controlan las cámaras. Después de la derrota de Trump en 2020, el movimiento Maga no perdió el tiempo, no se desvaneció. Pensaron cómo podían reconquistar el poder y elaboraron estrategias que han resultado ganadoras. Están llevando a cabo un programa que busca el fortalecimiento de Estados Unidos como estado nacional en un contexto de alta competición, sobre todo con China. A partir de ahí, están tomando decisiones que, a mi modo de ver, responden a un programa que tiene una lógica. Estaremos o no de acuerdo con esa lógica, pero tiene una lógica, no son extravagantes. Quieren menos gente y que la que haya dentro de Estados Unidos sea más homogénea. Están endureciendo las relaciones con Europa para establecer una relación ya casi explícitamente colonial. En definitiva, una reconfiguración muy importante que incluye el lenguaje, los modos, los conceptos. Y esto ha cogido Europa desprevenida”.
“Un sector de la sociedad, sobre todo el más joven, el más desvinculado por edad de los recuerdos de las guerras del siglo XX y los valores que cobraron fuerza después, pueden sentir la tentación de pensar de que un sistema autoritario puede ser más eficaz en términos económicos que uno democrático. Por ejemplo, China es un autoritarismo eficiente o al menos es percibido como eficiente. Rusia es un autoritarismo no tan eficiente. Si nos diesen a elegir entre vivir en China o Rusia seguramente la mayoría decidiría China. Pero ante la disyuntiva de decidir entre China o en Europa, la mayoría seguiría respondiendo Europa. Hay que trabajar para que dentro de 25 años la mayoría siga diciendo Europa. Creo que lo peor que se puede hacer es alarmarse de una manera teatral ante esto. ¿Cómo es posible que un determinado porcentaje de la población europea muestre una cierta frialdad ante la democracia? Es posible que sea porque el tiempo ha pasado, porque los valores sobre los que se cimentó la democracia europea se están enfriando y hay que renovarlos en base a los problemas del presente. El pasado es importante y hay que estudiarlo. Pero no se puede hacer ninguna propuesta política a las nuevas generaciones basada en el pasado. Hay que hacerla a partir de la realidad actual y de lo que pueda venir. Ahí está la dificultad. Estamos ante un problema de la reaparición del autoritarismo como opción que puede ser seductora. Lo que no hay que hacer es reaccionar con histeria ante esta realidad”.
“Hay un determinado porcentaje de jóvenes que habla bien de Franco. No tienen ni idea de lo que fue Franco, entre otras cosas porque en la escuela no lo han contado. Error del sistema educativo español, porque las asignaturas sobre la historia del país nunca concluían. No se han explicado. Es un movimiento puramente reactivo. Uno está enfadado, siente que el futuro es difícil. Recibe mensajes de determinado tipo constantemente a través de los teléfonos. Si se adhiere a esta idea y va por la calle cantando el Cara al sol, hay gente que se va a escandalizar. Y como tiene ganas de que haya gente que se escandalice, se pone a cantar el Cara al sol aunque no tenga la más remota idea de qué significa. Pero esto ya ha pasado otras veces. En mayo del 68, en París había jóvenes maoístas, que no tenían ni idea de la Revolución cultural durísima que se producía en China. Si lo hubieran sabido habrían huido corriendo. Las posiciones de expresión del malestar son muy diversas y, a veces, vistas con el paso del tiempo, incluso un poco cómicas. Yo creo que no hay que escandalizarse tanto porque haya determinados jóvenes que van cantando el Cara al sol o que escriban en las redes sociales que les gusta Franco. Pensemos en los maoístas de los años 60, o sea, las formas de delirio político se van repitiendo a lo largo de la historia de maneras diversas. Lo que hay que atender es a las causas del delirio”.
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