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Cine

Cinco ocasiones en las que el cine nos unió durante el año en el que más tuvimos que separarnos

Inauguración de los Cines Embajadores el 10 de julio de 2020, nuevas salas que han abierto sus puertas en Madrid tras el desconfinamiento.

La película de terror por fin llega a su fin: acaba 2020. La pandemia sigue ahí, con las noticias esperanzadoras mezclándose con los giros de guion más temibles que cualquier guionista podría imaginar. Sin embargo, Nochevieja servirá al menos como cierre colectivo de una etapa infame. 2021 tampoco será un año ‘normal’, signifique eso lo que signifique, pero al menos llegamos a él conscientes de atravesar un tiempo anómalo y complejo.

Pero incluso en este periodo marcado por la distancia social, algunos resquicios han permitido crear cierta cercanía emocional entre todos nosotros. El cine –de ahí las metáforas de baratillo que abren este artículo— ha sido uno de los mecanismos que ha posibilitado estas conexiones. En medio del confinamiento, las películas —vistas en solitario o de forma conjunta y paralela con algún allegado distante— fueron un salvavidas. No ha sido un año fácil para el sector, no lo ha sido para nadie, pero los siguientes acontecimientos vinculados al cine han provocado chispazos de comunión durante los últimos doce meses.

Los festivales y retrospectivas adaptados al formato online

El director alemán Christian Petzold (Phoenix, Ondina) afirmaba en una entrevista reciente para la revista cinematográfica Cinema Scope que no soporta más “toda esta mierda del streaming”streaming. “El cine es sencillamente el lugar al que puedes acudir solo, realmente echo eso de menos”, explicaba. Aunque la vivencia cinematográfica no puede desligarse de las salas ni es completa sin ellas, si tenemos en cuenta el título de este artículo tenemos que discrepar con Petzold y destacar el valor del cine como experiencia colectiva.

Un valor que, durante el confinamiento, encontró su expresión a través de los festivales que se adaptaron al online, como el D’A Film Festival Barcelona. Amigos y conocidos podían intercambiar opiniones sobre las mismas películas sin salir de casa, lo que ayudó a mantener cierta conversación cultural y, más importante aún, la cabeza ocupada. Es cierto que luego llegaría la fatiga ante tal oferta cultural en streaming, siempre con un tiempo limitado de disponibilidad. Pero la labor de adaptación de festivales como Gijón, Sevilla, (s8), Curtocircuito o DocumentaMadrid, por citar algunos ejemplos españoles, ha sido encomiable. Lo mismo puede decirse de retrospectivas organizadas desde filmotecas u otras instituciones culturales. El Vimeo de Filmoteca Española no ha dejado de actualizarse, incluso tras el regreso de la actividad presencial al Cine Doré de Madrid.

La solidaridad con los Cines Embajadores ante las dificultades de su apertura

En un año marcado por el cierre de salas, los Cines Embajadores de Madrid han sido toda una excepción. No lo tuvieron nada fácil: la apertura estaba programada para el pasado 28 de marzo, pero la crisis del covid-19 dio al traste con el plan inicial. Posteriormente, a comienzos de julio, un incendio eléctrico sin relación alguna con los preparativos de la inauguración dejó sin luz a todo el edificio que alberga el cine. Finalmente, el 10 de julio este coqueto espacio de tres salas abrió definitivamente sus puertas.

Estas dificultades crearon un aluvión de muestras de simpatía en redes sociales. Ahora, pese a los vaivenes restrictivos a los que se han enfrentado las salas y el resto de establecimientos —además de algún imprevisto en la recámara—, cuentan con un público asentado. Su oferta heterogénea, en la que apuestan por un cine de autor y en versión original subtitulada sin renunciar a propuestas más mediáticas o al cine español, les ha convertido ya en un lugar de referencia para la cultura en la capital. Además, han llevado a cabo iniciativas para dinamizar la cartelera, como un ciclo de cine LGTB+ o la reprogramación de las tres películas que la Academia preseleccionó para representar a España en los Oscars. Solo queda que en 2021 la suerte les acompañe algo más.

La carrera de premios de Antonio Banderas

Banderas es, como Amaral o Jordi Cruz —el bueno—, una de esas figuras que ponen de acuerdo a la inmensa mayoría de españoles. El actor malagueño ha protagonizado alguna que otra polémica, por ejemplo a raíz de sus ilusas opiniones sobre el valor del emprendimiento y la meritocracia, pero en general se ha ganado el cariño de toda esta gente. Antes de que la pandemia cancelase una oleada de galas de premios, pudimos celebrar la ristra de nominaciones y galardones que logró por su papel de Salvador Mallo en Dolor y gloria. Todo comenzó en Cannes 2019, donde el jurado le consideró el mejor actor de la competición. Luego llegaron reconocimientos como los de la Crítica de Los Ángeles, el Círculo de Críticos de Nueva York o los European Film Awards.

Pero fue en este 2020 cuando se produjeron los dos momentos más emocionantes de este viaje que ha compartido con Pedro Almodóvar. Por un lado, su primera nominación al Oscar, acompañada de la de Dolor y gloria en la categoría de mejor película internacional —y de la absurda discusión sobre si se trata o no de un actor blanco—. En segundo lugar, su primer Goya competitivo, tras el honorífico que la Academia de Cine le concedió en 2015. Banderas no se cansa: presentará, junto a la periodista María Casado, la próxima edición de estos premios, prevista de manera presencial el 6 de marzo de 2021 en el Teatro del Soho de su Málaga natal. Por si fuera poco, tuvo tiempo de superar y patear al coronavirus.

Los memes de Tenet Tenet

“No trates de entenderlo, siéntelo”. Con esta frase de Tenet, que probablemente se le ocurrió a Christoper Nolan cuando trataba de convencer a los ejecutivos de Warner para mantener el lanzamiento en salas de su nueva película, queda resumido el inmenso contenido potencialmente convertible en meme del estreno con el que muchos volvieron a los cines comerciales tras el confinamiento —con el permiso de Santiago Segura—.

Tras la llegada de Tenet, Twitter se llenó de juegos con los palíndromos, bromas con la nula personalidad del principal personaje femenino de la película –básicamente es madre y alta- u opiniones de todo tipo ante las “difusas” reglas del universo al revés que Nolan propone. En YouTube proliferaron vídeos explicativos de la trama, pero probablemente sea lo de menos. El mérito de Tenet fue que el público volviese a hablar de cine, y no solo de los cines, tras varios mesesTenet. De ahí el merecido cuarto puesto en esta lista. Aunque puede que en realidad sea el segundo…

El descubrimiento de El año del descubrimientoEl año del descubrimiento

Corría el 25 de enero cuando la que iba a convertirse en la película española del año se estrenó mundialmente en el Festival de Rotterdam. Era una época en la que estos eventos todavía eran indiscutiblemente presenciales y el coronavirus apenas una noticia exótica en las secciones de información internacional. El año del descubrimiento ya destacó en aquel entonces, pero es probable que ni siquiera sus responsables esperasen tal repercusión y consenso alrededor de este documental de 200 minutos. Premios en festivales de todo el mundo, magníficas críticas y menciones en listas nacionales e internacionales sobre el mejor cine de 2020. Pero lo más relevante es la sensación de haber conectado con unos espectadores que se han visto reconocidos en el discurso social que la película construye.

Luis López Carrasco y su equipo abordan las revueltas obreras de Cartagena en la España de 1992. Una España que engañaba y se engañaba dirigiendo las miradas a Barcelona y Sevilla, mientras construía un modelo productivo basado en la destrucción, la deshumanización y la precariedad. El año del descubrimiento parte en dos la pantalla para retratar un bar, una ciudad y un momento histórico extrapolables a cualquier bar de un país que avanza menos que el tiempo. Resulta paradójico, y especialmente emocionante, que haya llegado en este 2020 eterno en el que cerraron los bares y los cines. Una película sobre un año del que aprender estrenada en un año para olvidar.

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