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‘Ya nadie baila’, de Elvira Sastre

'Ya nadie baila', de Elvira Sastre

Fernando Valverde

Ya nadie bailaElvira SastreValparaíso Ediciones2016

Hay poetas que odian a los lectores, casualmente los poetas que no los tienen. Elvira Sastre (Segovia, 1992) tiene muchos y fieles lectores que se están reconciliando con la poesía gracias a su claridad, a la difícil sencillez que hay en sus poemas.

Cabe preguntarse qué excelencia buscamos en la poesía, qué mayor privilegio puede haber que nombrar lo humano con claridad. Hacerlo, o al menos intentarlo, requiere de un acto de valentía. En primer lugar porque “todos los valientes mueren en el penúltimo paso”, como escribe Elvira Sastre en 'El vuelo de mi voluntad'. En segundo lugar, porque es imprescindible un compromiso, una autenticidad. No bastará, como afirmaba el Zaratustra de Nietzsche, con “remover las aguas para resultar profundo”, que es lo que ha venido haciendo una gran parte de la poesía en español en las últimas dos décadas. Y ahí estará el tercer desafío, nadar contra una corriente llena de intereses, contra el prestigio de lo difícil y el descrédito de las emociones. En nombre de la razón se ha impuesto la oscuridad, como forma de ilustración en nuestro tiempo, en el que todo artista persigue resultar moderno, sin llegar a ser conscientes de que la modernidad se ha vuelto efímera y líquida, como asegura el filósofo polaco Zygmunt Bauman. Sin la necesidad de resultar moderna, Elvira Sastre es una poeta de su tiempo que ha encontrado una voz con la que poder comunicarse con los otros. Y es precisamente en la existencia del otro, en la posibilidad de conmover, donde se encuentra el sentido verdadero de su poesía y de toda la poesía que merece la pena.

En el prólogo a 43 maneras de soltarse el pelo, su primer libro, el poeta Benjamín Prado describe los poemas de Elvira como “desafiantes, jóvenes, afilados; llenos de imanes, de anzuelos y de bombillas rotas que, sin embargo, aún siguen encendidas en la oscuridad”. Además, asegura que “le ha enseñado a nuestra poesía el idioma de la juventud”. No puedo estar más de acuerdo.

Buscar el lenguaje de la juventud no sólo es una empresa difícil, sino también llena de riesgos difíciles de sortear. Prueba de ello es esa corriente de poesía que está a mitad de camino entre la canción de autor y la frase ocurrente que funciona en las redes sociales y que puede deslumbrar a los jóvenes, a quienes todavía no agarran con muchas certezas un mundo personal. Por suerte, la poesía de Elvira Sastre trasciende ese fenómeno y se distancia de él, ahora que muchos poetas tratan precisamente de nadar discretamente en sus aguas cuando sube la marea de la propaganda. La poesía de Elvira Sastre será una de las pocas que logre sobrevivir al éxito, porque tras su apariencia sencilla se esconde una apuesta verdadera por la literatura, un amor limpio por la poesía.

Amarrada

Amarrada

Ya nadie baila, la antología de su obra que acaba de publicar Valparaíso Ediciones, reúne poemas de sus dos primeros libros y algo más de una decena de inéditos. Cualquiera que quiera saber lo que están escribiendo los más jóvenes debería leerlo con atención y disfrutar de sus aciertos y de sus caídas. Porque el riesgo implica la caída y es fascinante contemplar la manera en que Elvira se recupera de ellas de forma luminosa.

“La vida es para quien se conforma. / La poesía, / para quien sueña y desea…”. Sólo Elvira Sastre va a poder evitar que Elvira Sastre se convierta en una de las grandes poetas de España. Ella ya ha aprendido que “ser sencillo no implica ser fácil, / significa saber”. Ha visto cómo la poesía y la vida se funden y se confunden, ha tenido que alimentar al león que es su tristeza para que no despierte rabioso de hambre.

*Fernando Valverde es poeta. Su último libro es 'La insistencia del daño' (Visor de poesía, 2014).Fernando Valverde

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