Los aranceles como forma de matonismo político: "Trump los usa para decirle al mundo 'aquí mando yo'”

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras firmar una serie de órdenes ejecutivas en la Oficina Oval.

La política internacional se ha tropezado con los aranceles del presidente norteamericano Donald Trump y para sacar conclusiones la atención se dirige a los mercados y a los politólogos a partes iguales. Los primeros llevan semanas en pánico y los segundos coinciden en que los aranceles se enmarcan en un juego político en el que es difícil predecir acontecimientos.  “Los aranceles son un instrumento político que Trump utiliza para decir al mundo aquí mando yo”, explica la politóloga y profesora de sociología, Cristina Monge. “Así como en la Guerra Fría se daba una política de confrontación entre la Unión Soviética y los bloques liberales, ahora es Estados Unidos contra el mundo”, señala.

La crisis arancelaria vista desde la economía se puede cuantificar en millones o en variaciones porcentuales, pero leer las intenciones y anticipar movimientos en un escenario político que cambia en cuestión de horas, es más complejo. Estados Unidos impuso aranceles a todos los países del mundo un jueves y los retiró menos de una semana después (salvo a China, que mantiene un 145%). El propio presidente de EE UU dejó entrever que el ir y venir de aranceles obedecía a una cierta improvisación: “En los últimos días, todo parecía bastante sombrío”, declaraba Trump este jueves. “Pensé que la gente se estaba pasando un poco de la raya. Se estaban poniendo histéricos”, apuntaba en relación con las pérdidas que se sucedieron en bolsa. Pero solo un par de días antes hablaba del éxito de su plan y se mofaba de los países que habían tratado de negociar: “Me están besando el culo”.

Desde el 3 de abril —denominado por Trump como el Día de la Liberación—, las bolsas fluctúan al ritmo que marcan las declaraciones del presidente. Índices como el tecnológico Nasdaq o el S&P 500 acumulan pérdidas por encima del 7% en lo que va de año. En España, tras el anuncio de un arancel general, los bancos que cotizan en el IBEX 35 llegaron a perder más de 22.000 millones de valor en bolsa en una jornada y, pese a que la prórroga de 90 días en la aplicación de aranceles que ha anunciado calmó la tempestad, la desconfianza ya es inevitable. 

“La incertidumbre juega un papel importante en la economía capitalista porque es un sistema que se basa sobre todo en expectativas. Si uno cree que la cosa va a ir mal, seguramente hay unas altas probabilidades de que vaya mal”, explica Miguel Ortiz, profesor de economía internacional de CUNEF. “Es muy difícil estimar lo que ocurrirá a medio plazo. Muchas empresas están esperando el cambio de Gobierno, pero para eso faltan cuatro años. Otros, están intentando negociar y se contentarán con aranceles más bajos porque si te ponen una tasa inicial del 40% y luego te bajan al 20%, hasta parece una ganancia”, coincide Jan Jonckheere, profesor de OBS Business School. Aunque desde el punto de vista económico anuncia lo que muchos expertos llevan meses repitiendo: “El daño ya está hecho e incluso con un cambio de gobierno costará recuperar la confianza”, concluye. 

¿Cambio de paradigma?

Las decisiones económicas que ha ido tomando la administración Trump tienen un fondo proteccionista, pero también van dirigidas contra China. “El gran problema que tienen este tipo de políticas es que son declaraciones hostiles hacia otros países y van en contra de los que se ha ido haciendo después de la caída de la Unión Soviética”, señala Ortiz, quién explica que “contrariamente a lo que se piensa” EE UU ha sido un país contrario al libre comercio aunque los esquemas de los últimos 30 años hayan sido propicios a esta modalidad.

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“Los republicanos, aunque puntualmente hayan seguido una estela atlantista, siempre han tendido al proteccionismo”, señala el profesor de CUNEF. Aunque el tono y las formas nunca se habían elevado tanto. “El tono forma parte de este planteamiento político e ideológico que él está explotando, que es recoger los distintos malestares del sistema”, explica Monge. “Trump se vende como lo contrario a lo institucional, al establishment, a la democracia establecida. Recoge ese malestar y lo canaliza bien contra el sistema. Lo paradójico es que lo hace un hombre que es establishment en estado puro”, concluye Monge.

El otro polo de su política es China. Por el momento, el país asiático mantiene la tensión con EE UU y ha gravado sus productos con un arancel del 84%. Desde Washington le imponen una tasa que puede llegar hasta el 145% y, parece que por el momento no habrá tregua en la guerra comercial. “China le va a aguantar el pulso porque es un país que, por lo general, tiene buenas relaciones económicas con todo el mundo y puede permitírselo”, explica Ortiz, quien apunta que Estados Unidos pretende “contrarrestar” la política comercial de Pekín, aunque en este momento sería ya “muy complicado”, concluye.

Por el momento, tanto los mercados como la diplomacia siguen pendientes de los comunicados de la Casa Blanca. “Lo único que hay en común en todo lo que ha hecho y dicho hasta ahora es la necesidad de transmitir que él controla la situación, aunque es posible que no le salga bien, porque el poder en el mundo actual está mucho más repartido y el resto de países también pueden jugar”, concluye la politóloga.

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