INCENDIOS FORESTALES

El futuro incierto tras el fuego o cuando el impacto económico de los incendios es imponderable

Un guarda forestal trabaja en labores de extinción del incendio forestal de Carballeda de Avia (Ourense).

En Extremadura el incendio de Jarilla avanza descontrolado en dirección a Castilla y León, una de las regiones más castigadas estos días por los incendios. Más al norte, en los pueblos de los Picos de Europa, el incendio que afecta al Parque Nacional en varios puntos hace que las alarmas de los móviles lleven días sonando también en la vertiente asturiana. En Galicia, Ourense se debate en una bola de fuego que ha devorado ya 17.000 hectáreas en Chandrexa de Queixa y 11.000 en Oímbra, pero no son las únicas zonas afectadas.

Por el momento, la prioridad de las autoridades es apagar los fuegos, pero lo que ha quedado dentro del perímetro arrasado deja unas cicatrices que tardarán tiempo en sanar. Las más importantes son las pérdidas humanas, que hasta ahora, en esta ola de incendios suman cuatro fallecidos. El último, un bombero que ha perdido la vida este domingo al volcar la autobomba que conducía. A esto se suma la impotencia de quienes han perdido sus hogares, sus negocios o su medio de vida. 

El golpe para los pequeños municipios —muchos de ellos ya tocados de gravedad por la despoblación— y para sus vecinos va más allá de las grandes cifras que se dan cuando se habla del coste de apagar incendios. Una factura, que, por otra parte, es muy alta: por hectárea, la extinción puede costar hasta los 20.000 euros y un estudio de la Comisión Europea de 2022 indicaba que el impacto de los incendios en España equivaldría al 4,5 % del producto interior bruto (PIB), es decir, unos 71.623 millones de euros. Según dicho estudio, el campo, los servicios y el transporte son los sectores a los que los incendios suelen golpear más fuerte, aunque cada sitio tiene unas características particulares.

En lo económico, cuando se baja el foco desde la macroeconomía hacia las zonas afectadas, el abanico de actividades afectadas es amplio. Un estudio realizado por expertos de las universidades de Birmingham y Berna titulado El impacto económico regional de los incendios forestales: evidencia en el sur de Europa, en el que se analizaba el impacto de los incendios en Portugal, España, Italia y Grecia, señalaba que en sectores como el alojamiento, el transporte o la restauración la evolución del empleo se frena hasta un 0,15%, lo que se traduce en pérdidas agregadas anuales que llegan a moverse entre los 13.000 y 21.000 millones de euros en este ámbito.

El documento también recoge que otras áreas, como las actividades financieras, de seguros, inmobiliarias y administrativas, piden manos durante y después de estas catástrofes, porque son los que generalmente se ven implicados en el proceso de reconstrucción. En estos últimos el empleo crece, señalan, entre un 0,13% y un 0,22%. Otro dato relevante es que, según sus cálculos, un solo incendio forestal en una región llega a generar contracciones en el PIB que van desde el 0,11% hasta el 0,18%

En el sector servicios y el turismo, la patronal Hosteltur explica en una nota de prensa que los daños provocados por los incendios "se traducen en cancelaciones, pérdida de ingresos y una imagen dañada de los destinos". En Las Médulas, la Junta de Castilla y León prevé redirigir fondos del Plan de Sostenibilidad Turística para rehabilitar la zona, y otras regiones han anunciado ayudas o planes de recuperación. "Sin embargo, expertos y organizaciones advierten que la repetición de estos sucesos, unida al cambio climático y a la presión turística, exige medidas estructurales y una planificación a largo plazo", concluyen.

Daño a los ecosistemas y al sector primario

En el ámbito de la agricultura, la ganadería y el sector primario las pérdidas comienzan con el daño a los ecosistemas, ya sea porque comprometen la producción y la siembra o porque los animales no tienen donde alimentarse. Desde el sindicato ASAJA, Donaciano Dujo, que representa a los agricultores de Castilla y León, explica que la situación es muy complicada y “lo prioritario” ahora mismo es “garantizar la alimentación y el agua para las cabañas ganaderas”, apunta.

En plena ola de fuego, la prioridad es salvar el día a día, pero más allá de eso, el representante de ASAJA apunta que harán falta ayudas directas para que el sector se recupere. “Habrá que mejorar y paliar las deficiencias y reparar todo tipo de infraestructuras”, señala. Y es que una de las quejas del sector es la gestión que se está haciendo del monte. “Queremos que la sociedad sepa que los incendios no son una excepción de este año y que si no se cambian las políticas agrícolas y medioambientales esta será la norma en los próximos años”, explica, porque los montes se están convirtiendo “en un polvorín imposible de apagar cuando hay incendios”. 

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En el estudio de las universidades de Birmingham y Berna también se habla de otros factores a largo plazo como consecuencia de los incendios. Uno de ellos es el “éxodo rural” que agravaría el déficit de gestión de la masa forestal y que “potencialmente aumenta la ocurrencia de incendios forestales”, aunque esta variable cambia mucho en función del lugar que se analice. Son daños menos visibles porque llegan a largo plazo y no son fáciles de cuantificar.

En España, Castilla y León ya vivió en 2022 uno de los incendios más graves de su historia, cuando se calcinaron 60.000 hectáreas en la sierra de la Culebra (Zamora). Murieron cuatro personas y el paisaje quedó reducido a cenizas. Tiempo después, un estudio realizado por el departamento de Economía de la Universidad de Salamanca señalaba que las pérdidas en cultivos, pastos y aprovechamientos forestales, si hubiese sido total en las zonas afectadas, habría superado los 71,5 millones de euros. Ese era el valor estimado total que tendría el daño al ecosistema.

Este lunes, después de una semana de incendios, la superficie quemada en todo el territorio nacional supera las 344.000 hectáreas, según las estimaciones del sistema Copernicus. Galicia, Extremadura y Castilla y León son las zonas más golpeadas, aunque algunos fuegos ya tocan también el Parque Nacional de Picos de Europa en sus vertientes de Asturias y Cantabria.

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