SECTOR FINANCIERO

El negocio bancario que grava el impuesto se dispara un 43%: el Gobierno recauda y las entidades ganan más

Los presidentes del Santander, Ana Botín, y el BBVA, Carlos Torres.

El goteo de quiebras bancarias en Estados Unidos, con las turbulencias bursátiles que está acarreando, y el miedo al contagio, mientras la incertidumbre no deja de sacudir los mercados en Europa, apenas han rozado a los bancos españoles en el comienzo del año. Animados por las subidas de tipos de interés que aún no han frenado la actividad económica, los grandes bancos españoles continúan hasta marzo la misma tónica optimista con la que acabaron 2022. Las seis mayores entidades han ganado 5.696 millones de euros y, si se les suman los beneficios de Abanca y Kutxabank, alcanzan los 5.911,9 millones. Casi un 13% más que en el primer trimestre de 2022.

Y, pese a que todos los bancos han destacado en la presentación de sus resultados las cuantías que han pagado a Hacienda por el nuevo impuesto, lo cierto es que el tributo apenas ha arrugado unas cifras de las que todos presumen. Los ocho mayores bancos han abonado un total de 1.206 millones de euros por el gravamen que se aprobó el pasado diciembre. La previsión del Gobierno era llegar a los 1.500 millones.

El impuesto temporal a la banca, diseñado como una prestación patrimonial, grava con un 4,8% los intereses y comisiones de las entidades que facturaran más de 800 millones en 2019, el año previo a la pandemia. Sólo de la actividad que desarrollen en España y sólo durante dos ejercicios, el actual y 2024. Es decir, los bancos no tributan por sus beneficios, sino por sus ingresos, lo que ha suscitado el rechazo del sector. El margen de intereses es la diferencia entre ingresos y costes financieros y sirve para medir el negocio puramente bancario. Las comisiones netas resultan de la diferencia entre las comisiones que cobra el banco y las que paga.

Ambas magnitudes gozan de una excelente salud en este comienzo del año: el margen de intereses de los ocho mayores bancos se ha disparado hasta los 20.603,3 millones, un aumento de casi el 43% respecto al primer trimestre de 2022, mientras que los ingresos por comisiones ascienden a 6.099 millones, un 4,5% más. En los casos de Bankinter y Kutxabank, además, los ingresos por intereses escalan un 63,2% y un 69,8%, respectivamente. Caixabank, Abanca y BBVA los han mejorado un 48,6%, un 47,4% y un 43,3%. El Santander es el banco cuyo negocio bancario ha crecido menos, y aun así lo ha elevado un 17,4%.

Los ingresos por comisiones no han tenido una mejora tan espectacular. Pero, aun así, el BBVA los ha aumentado un 15,8%, Abanca un 9,8% y el Santander un 8,2%. Sólo Sabadell –un 2,4%– y Kutxabank –un 0,9%– han tenido menos ingresos por comisiones este primer trimestre que en 2022.

Buenas perspectivas para el conjunto del año

En consecuencia, Caixabank y BBVA subrayan la “solidez” de sus resultados, fruto del dinamismo comercial y de la fortaleza del balance de la entidad, pese al contexto de incertidumbre financiera”, según la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri. “Seguimos a la cabeza de la banca europea en eficiencia y rentabilidad, con el retorno sobre el patrimonio tangible más elevado de los últimos 10 años. Miramos al futuro con optimismo, gracias a nuestra solidez financiera, nuestro modelo de negocio y el foco estratégico en digitalización, innovación y sostenibilidad”, resaltó por su parte el consejero delegado de BBVA, Onur Genç cuando presentó los resultados. No es para menos: el beneficio de su banco hasta marzo –1.846 millones de euros– ha crecido un 39,4% respecto al mismo periodo de 2022. El de Caixabank –855 millones–, un 21,1%.

Las ganancias del Santander ascendieron a 2.571 millones de euros, gracias al “fuerte crecimiento de la actividad comercial”, asegura la entidad. Dice que su base de clientes ha aumentado en nueve millones, las hipotecas un 2%, los créditos al consumo un 9% y los depósitos un 6%. Sin embargo, el beneficio ha crecido sólo un 1,1% respecto a hace un año; sin el gravamen temporal, el crecimiento habría sido del 8%, según se encarga de señalar el banco de Ana Patricia Botín.

El Santander ha pagado 224 millones por el impuesto –un 8,7% de sus beneficios–. El BBVA, 225 millones y Caixabank, el que más, 373 millones de euros. Las entidades detallan cuánto habría crecido su beneficio si no hubieran tenido que abonar el nuevo tributo. En el caso del BBVA, en España ganó 541 millones en el primer trimestre, un 9,5% menos que el año pasado, dice, por culpa del impuesto. Al tiempo, reconoce que su negocio en el país se está beneficiando de las subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) “y de la contención en el coste de los depósitos”, que en España las entidades financieras están remunerando muy por debajo de los bancos europeos. El BBVA, según dejó claro su consejero delegado, Onur Genç, no piensa en mejorar la retribución de los depósitos a sus clientes en el corto plazo, por el “exceso de liquidez” del sistema.

Duplicar beneficios sin el impuesto

Kutxabank también puede hacer gala de beneficios, 110,7 millones de euros, nada menos que un 47,3% más que hace un año, el mayor aumento de los ocho grandes. Ha pagado 47 millones por el nuevo gravamen. Sin el impuesto, su resultado habría superado los 155 millones de euros; es decir, lo habría aumentado un 106,4%, más que duplicado de un año para otro. Abanca, que ha desembolsado 39 millones por el nuevo tributo, ganó este primer trimestre 105,2 millones de euros, un 29,6% por encima de sus resultados de 2022. Bankinter –184,7 millones–ha mejorado sus ganancias un 19,7%, tras pagar 77 millones a Hacienda. E incluso piensa en revisar al alza sus previsiones para todo 2023, porque espera que los ingresos por intereses crezcan un 25%, cinco puntos más de lo que planificaron en enero. Sólo el Banco Sabadell y Unicaja han tenido esta apertura de ejercicio menos beneficios que el año pasado. La entidad presidida por Josep Oliu ha sufrido un descenso del 4% en el resultado, hasta los 205 millones de euros. Su factura fiscal ha sido de 157 millones, por lo que, si no lo hubiera pagado, habría ganado 361 millones, un 69,4% más que en 2022.

La caída de Unicaja ha sido mucho mayor, un 43,2%, hasta los 34 millones de euros, después de pagar 63,8 millones de euros al fisco. Sin el impuesto, el beneficio habría crecido un 63%. La entidad viene de una fusión convulsa con el asturiano Liberbank y de una etapa de conflicto alrededor del expresidente de su fundación, Braulio Medel. En 2022 ejecutó un ERE para 1.513 trabajadores. El director financiero de Unicaja, Pablo González, anunció el mismo día de la presentación de resultados que la entidad estudia una reducción de costes que puede incluir un nuevo recorte de la plantilla. Pero el descenso del beneficio no será obstáculo para aumentar la remuneración de los accionistas, añadió González, a través de un programa de recompra de acciones. También mencionó nuevas inversiones en financiación al consumo o en banca privada.

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En todo caso, los bancos ya abonaron a Hacienda –lo hicieron en febrero– el importe anual del impuesto, por lo que el resto del año el tributo no dañará sus cuentas, a la espera de cómo afecte en Europa la crisis financiera en ciernes en Estados Unidos. La liquidación definitiva será en septiembre. Todos han pagado antes de recurrir el impuesto ante los tribunales, sumándose a las acciones judiciales que iniciaron las dos patronales del sector, la AEB –bancos– y la CECA –antiguas cajas de ahorro–.

Los dos grandes restan importancia a la pérdida de depósitos

La sombra que aparece en el horizonte del año con los rescates del Silicon Valley Bank y el First Republican Bank en Estados Unidos y el Credit Suisse en Suiza asomó en España con una pérdida de depósitos que ascendió a 19.000 millones de euros para el Banco Santander, un 5% de los 394.700 millones con que contaba en diciembre. El banco le quita importancia, pues lo considera un fenómeno “estacional”. “El descenso en los depósitos siempre es cíclico y en este caso ha sido en Santander Corporate & Investment Banking, la unidad de negocio de inversión del grupo. No es muy relevante en cuanto al tamaño total de la cartera, y esperamos que vuelvan al final del año”, aseguró el consejero delegado, Héctor Grisi.

El mismo contagio sufrió el BBVA, con una salida de depósitos de 7.000 millones de euros en el primer trimestre. También lo atribuye la entidad a un componente estacional, y lo desecha como “algo marginal”. El banco, que descarta aumentar la remuneración de los depósitos a los clientes, sí que tiene previsto repartir un dividendo extraordinario este año o el próximo, utilizando para ello el exceso de capital de 4.000 millones procedente de la venta de su negocio en Estados Unidos.

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