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Las cuentas municipales

Cómo reducen su deuda los ayuntamientos de Madrid y Barcelona

El Ayuntamiento de Madrid ha recortado su deuda, la mayor de todas las ciudades españolas, en 1.252 millones desde que cambió el equipo de gobierno. La reducción en Barcelona no ha sido tan espectacular: 47,47 millones de euros, aunque su desfase es también muy inferior: a 31 de mayo alcanzaba los 858,24 millones, por 4.385 millones la de la capital de España.

La disminución de la deuda en ambos ayuntamientos no es un fenómeno nuevo, ya ocurría con los anteriores gobiernos del PP y CiU. De hecho, viene impuesta por la Ley de Estabilidad Presupuestaria, que desde 2012 impone fuertes restricciones a las corporaciones locales. Les obliga a priorizar el recorte de la deuda y el déficit, además de prohibirles aumentar el gasto y limitarles las inversiones.

Así, en caso de terminar el ejercicio con superávit, deben destinarlo a pagar la deuda. Y, si aún les queda dinero, pueden destinarlo únicamente a lo que la ley llama “inversiones financieramente sostenibles”. Son las que deben ejecutarse en el plazo de un año y contribuir al crecimiento económico a largo plazo, pero dentro de un catálogo limitado: obras de saneamiento y suministro de agua, recogida de residuos, alumbrado público, infraestructuras de transporte –carreteras, caminos vecinales–, protección del patrimonio histórico… Si superan los 10 millones de euros, necesitan autorización del Ministerio de Hacienda. También pueden dedicar el remanente a pagar gastos generales, pero nunca a gasto social, por ejemplo.

Sujetos con ese arnés, los ayuntamientos han conseguido recortar su deuda desde los máximos históricos alcanzados no hace tanto. Madrid terminó 2012 con 7.733 millones de euros. Barcelona había marcado su propio récord en 2010 con una deuda de 1.202 millones, según el Banco de España.

200 millones en inversiones sostenibles

Madrid cerró el ejercicio de 2015 con un remanente de tesorería de 560 millones de euros, de los cuales 200 millones se han destinado a inversiones financieramente sostenibles, explica Eduardo Garzón, consejero del Área Económica del Ayuntamiento. El resto ha tenido que ser destinado a adelantar la amortización de deuda, “en lugar de a atender las necesidades de los ciudadanos”, se lamenta Garzón.

El economista atribuye el superávit municipal “sobre todo” al alza de los ingresos, fruto a su vez del aumento de la actividad económica en la capital. Una mayor recaudación que se ha producido pese a que el Ayuntamiento ha bajado el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en un 7% para el 99,7% de los inmuebles y a que ha regularizado los valores catastrales para los 22 barrios más castigados por la crisis, explica Eduardo Garzón.

Además, el ayuntamiento dice haber recortado gastos “superfluos”, que sólo en el segundo semestre de 2015 disminuyeron en más de 30 millones de euros. De ellos, 17,34 millones corresponden a ahorros en suministro eléctrico, publicidad institucional o material informático, por ejemplo. Otros ocho millones han salido de la renegociación de alquileres y la reducción de subvenciones a empresas. Y cuatro millones de euros más proceden de la reducción de salarios a cargos políticos y recorte de personal eventual y directivo.

Lo que no ha tocado la corporación madrileña, apunta Garzón, es el gasto social. “Por el contrario, ha aumentado un 24% este año; las inversiones en los distritos, otro 60%, y las inversiones financieramente sostenibles, un 100%, porque el año pasado eran inexistentes”, asegura.

Barcelona no reducirá la deuda este año

Al igual que Madrid, el ayuntamiento barcelonés atribuye el mérito de su superávit en 2015 a la mejoría de la recaudación del IBI, también la del impuesto de plusvalías, que fueron superiores a las que había previsto el anterior gobierno a principios de 2015. Pero la corporación de la capital catalana no quiere reducir ni un euro el gasto. “No es lo correcto en estos momentos”, asegura un portavoz. Así que este año, añade, terminará con la misma deuda con que cerró 2015.

Entre abril y julio del ejercicio pasado, Barcelona amortizó anticipadamente nueve operaciones financieras por importe de 138,4 millones de euros. En diciembre, ya con Ada Colau en el gobierno, el pleno municipal aprobó no refinanciarlas y destinar esa cantidad, procedente del remanente de tesorería, a reducir la deuda, “ya que no se puede destinar a gasto social”, apunta.

De esa forma, el debe municipal se quedó en 836 millones de euros, sin contar con sus organismos autónomos y empresas públicas –cuya deuda asciende a otros 159 millones–. A 31 de mayo, ha descendido hasta los 710 millones. Al cierre de 2015, cada barcelonés adeudaba 520,8 euros. En 2010, con la deuda desbordada, la cifra alcanzaba los 718,8 euros.

Naturalmente, la oposición no ve las cifras con ojos tan bondadosos ni en Madrid ni en Barcelona. De hecho, las críticas son las mismas en ambas ciudades. Los partidos, desde Ciudadanos hasta CiU, achacan el superávit al exceso de presión fiscal sobre los contribuyentes, por un lado, y a la falta de ejecución del presupuesto por otro: no se gasta porque no se actúa.

Eduardo Garzón lo niega. Apunta que el porcentaje de ejecución en 2015 ha sido superior al del ejercicio anterior, aunque también reconoce que el ayuntamiento debe mejorar su “eficiencia y capacidad técnica”. “Pero para eso necesitamos tomar medidas que las leyes estatales no nos permiten tomar, como contratar más empleados públicos para llevar a cabo determinadas actuaciones”, destaca. Sus tasas de reposición están limitadas desde 2012 para reducir el déficit público. “Por ejemplo, la construcción de nuevas escuelas infantiles se está retrasando porque no podemos contratar arquitectos calculistas para establecer las cargas de la estructura de los edificios”, protesta.

Lista de acreedores

A diferencia de Barcelona, Madrid sí tiene previsto seguir reduciendo su deuda este año. Garzón calcula que cerrará el ejercicio con un 31,8% menos, 3.844 millones de euros. Incluso recortará hasta los 2.729 millones para 2019, un 51,6% por debajo del desfase que se encontró Ahora Madrid cuando llegó al Palacio de Cibeles.

¿A quién le debe dinero el Ayuntamiento de Madrid? Sobre todo a Caixabank, 469,76 millones a 31 de marzo de este año. Otros 453,93 millones al Instituto de Crédito Oficial (ICO) y 411,1 millones a Bankia. Al BBVA, 377,42 millones más. Al Santander, 169,28 millones de euros. A diferentes entidades del grupo franco-belga Dexia, especializado en financiar al sector público, le debe un total de 577,32 millones. En su lista de acreedores también figuran los alemanes Landesbank Hessen-Thüringen Girozentrale. Depfa Deutsche Pfandbriefbank y Bayerische Landesbank Munich. O el fondo de titulación irlandés Bacchus 2008-2PLC.

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