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Los expertos en seguridad señalan que el bombardeo en Siria no impedirá que se sigan fabricando armas químicas

Restos del Centro de I+D de Barzah tras el ataque de EEUU, Reino Unido y Francia.

Tras casi una semana de incertidumbre, Donald Trump apretó el 'gran botón'. El pasado sábado de madrugada, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, en una actuación conjunta sin autorización de Naciones Unidas, soltaron más de un centenar de misiles de crucero y aire-tierra sobre Siria. El "golpe de precisión", como fue presentado, redujo a escombros el Centro de I+D de Barzah, el depósito de armas químicas de Him Sinshar y el centro de control de armas químicas de esa ciudad, junto a Homs. Todos los objetivos, según Estados Unidos, contenían "gas de cloro y el agente nervioso gas sarín". El ataque fue presentado por la Administración Trump como "un completo éxito". Sin embargo, los expertos consultados por infoLibre dudan que esta ofensiva impida que en suelo sirio se sigan desarrollando armas químicas. 

La intervención militar, que se produjo en respuesta al bombardeo químico contra población civil ejecutado hace un par de semanas en Duma, se cerró sin víctimas mortales, ni civiles ni militares. “El objetivo de nuestras acciones esta noche es establecer una fuerte disuasión en contra de la producción, proliferación y uso de armas químicas”, dijo Donald Trump en rueda de prensa, al tiempo que no descartaba nuevos ataques si no cesaban las escaramuzas con "armas químicas". Al igual que el líder estadounidense, la premier británica, Theresa May, y el presidente francés han defendido la operación. "Fue legítima en el marco multilateral", dijo este domingo Emmanuel Macron durante la entrevista concedida a Mediapart, socio editorial de este diario.

También la Unión Europea ha tratado, como lleva haciendo desde que Reino Unido pulsó el botón de salida del club comunitario, de mantener una imagen de unidad ante una actuación al margen de lo que estipula el derecho internacional. Este lunes, los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados miembro hicieron pública una declaración conjunta en la que justificaban la ofensiva. "El Consejo [de la UE] entiende que los ataques aéreos selectivos de Estados Unidos, Francia y Reino Unido (...) fueron medidas específicas adoptadas con el único objetivo de impedir que el régimen sirio siguiera utilizando armas químicas", señalaba el texto, en el que pedían resolver el conflicto por la vía política y no mediante la acción militar.

Nube tóxica

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, no tardó en pronunciarse. Mientras Washington, Londres y París celebraban el "ataque quirúrgico", Moscú, principal valedor de Al Ashad junto a Irán, apuntó que la "agresión" representaba una violación de los principios internacionales y acusó a Estados Unidos de provocar "sufrimiento" sobre la población siria. "Con sus acciones, Estados Unidos agrava la situación humanitaria en Siria, causa sufrimiento a la población civil, favorece a los terroristas que llevan siete años martirizando al pueblo sirio y provoca una nueva ola de refugiados desde el país árabe y la región en su conjunto", afirmó Putin, según la agencia de noticias Sputnik.

A pesar del cruce de acusaciones, la Administración Trump vendió al mundo la intervención como un éxito. "¡Misión cumplida!", proclamó el presidente estadounidense, una frase que trajo a la memoria el letrero que acompañaba a George W. Bush en mayo de 2003, sólo mes y medio después de que diera inicio la guerra de Irak. “Tardarán años en recuperarse, les hemos infligido un daño severo en su arsenal químico”, afirmó, por su parte, el Pentágono. Sin embargo, los trabajadores de los centros bombardeados señalaron a los medios que no producían armas químicas. "Si hubiese armas químicas, no estaríamos aquí", aseveró un ingeniero, que añadió: "Estoy aquí desde las 5.30 horas ... y estoy bien, no estoy tosiendo".

En los últimos días, varios expertos han puesto en duda que en los objetivos bombardeados se produjese armamento químico. "Si se atacaron realmente depósitos de armas químicas, ahora habría nubes contaminantes, que no las hay", apuntó este lunes en La Voz de Galicia José Julio Fernández, director del Centro de Estudios de Seguridad de la USC. "Podría ser, pero primero habría que saber qué producto se almacenaba", señala Miguel López, analista militar, en conversación con infoLibre. Tampoco Manuel Gazapo, director del International Security Observatory, se atreve a asegurarlo tajantemente. No obstante, le resulta "raro" que no queden "restos" químicos ni "nada que identifique" lo que se trataba allí.

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No frena la producción de armas químicas

Sin embargo, lo que sí tienen claro los dos expertos consultados es que Trump no puede hablar de un "éxito absoluto". Ni Gazapo ni López creen que la ofensiva termine con la capacidad de seguir fabricando armas químicas. "No es complicado en absoluto. Si tienen los productos en grandes cantidades y las infraestructuras...", apunta el analista militar. "Este ataque no sirve para nada. Reduce las capacidades de poner en marcha nuevas armas químicas, pero si se tiene la tecnología, se implementa y se empiezan a fabricar de nuevo. Y las instalaciones destruidas, se vuelven a levantar", apostilla el investigador del International Security Observatory.

En conversación con este diario, López dice no fiarse de nadie en el conflicto. Sobre todo, viendo lo que pasó hace más de una década en Irak con las armas de destrucción masiva. Le parece sospechoso que la ofensiva se haya producido justo poco después de la llegada a Damasco de los investigadores de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), cuya misión es analizar el uso de agentes químicos en el avispero sirio. "Cada vez que EEUU tiene un problema en clave interna, se busca un enemigo externo...", reflexiona. Estos ataques, contempla Gazapo, "no frenarán el conflicto". "Sólo darán alas al discurso del terrorismo yihadista, que podrá decir: 'Tanto Al Asad como los países de Occidente os bombardean. Nosotros somos los únicos que defienden vuestros intereses". 

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