El futuro de Europa

El fantasma ultra se cierne sobre el futuro Parlamento Europeo

El ministro italiano del Interior y líder de la Liga Norte, Matteo Salvini.

Coordinar a toda la ultraderecha para conquistar, y dinamitar desde dentro, las futuras instituciones europeas. Ese es el objetivo con el que ha desembarcado en suelo comunitario Steve Bannon, el estratega de campaña que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca. El que fuera uno de los máximos representantes de la alt-right estadounidense anunció el pasado mes de julio la puesta en marcha de El Movimiento, una fundación registrada en Bruselas con la que pretende articular un frente populista y nacionalista en el Viejo Continente. Y su primera prueba de fuego, tal y como él mismo ha reconocido en diferentes entrevistas, serán las elecciones europeas de mayo de 2019, “un momento enormemente importante para Europa” porque supondrán “el primer enfrentamiento de escala continental” entre “el populismo y el partido de Davos”. Unos comicios en los que, según diferentes encuestas, se hará evidente el más que anunciado avance de la extrema derecha europea.

Desde el pasado mes de marzo, Bannon no ha parado de moverse en suelo comunitario. Comenzó su ronda de contactos con la ultraderecha europea asistiendo como invitado de honor al congreso en el que se consumó el cambio del nombre del Frente Nacional por Reagrupación Nacional. Y, desde entonces, ha viajado de un país a otro en busca de respaldo. Acudió al calor de Viktor Orban y su partido Fidesz en Hungría, donde participó en un acto con ultraderechistas polacos, eslovacos y checos. También ha mantenido durante estos últimos meses alguna reunión con los neonazis de Alternativa para Alemania (AfD), se ha dejado caer por Austria y ha aprovechado las elecciones en Italia para estrechar lazos con la xenófoba Liga Norte. Los tentáculos de Bannon, incluso, han llegado a España: el pasado mes de abril fue presentado como nuevo colaborador de Vox.

El asesor que acabó siendo repudiado por Trump ha pisado el Viejo Continente en el momento perfecto. La ultraderecha está presente en 17 de los 27 Parlamentos nacionales de la Unión Europea. En Hungría, los partidos Fidesz y Jobbik consiguieron el apoyo del 68% de los electores en las elecciones del pasado mes de abril. Una fuerza importante tiene también la ultraderecha polaca, que en los últimos comicios celebrados se hizo con el 46,4% de las papeletas –el 37,6% de Ley y Justicia y el 8,8% de Kukiz’15–. Con una presencia notable en el tablero político a nivel nacional se encuentran también los ultras austriacos, belgas, franceses y daneses, que consiguieron más de un 20% de respaldo en cada uno de los últimos procesos electorales celebrados. Sin olvidarse de la extrema derecha finlandesa, alemana y, sobre todo, italiana, que sigue cogiendo impulso desde las generales de hace unos meses.

En varios de estos países, además, los ultras tienen representación en el Ejecutivo. El caso más reciente es el de Italia, donde la formación populista Movimiento 5 Estrellas, que se impuso en las urnas, comparte gabinete con la xenófoba Liga Norte de Matteo Salvini. La extrema derecha también está presente en el Ejecutivo austriaco desde finales de 2017, cuando los conservadores decidieron apoyarse en el islamófobo y antiinmigración FPÖ para formar gobierno, y en el gabinete finlandés, donde los ultras de Verdaderos Finlandeses consiguieron colocar a Timo Soini como ministro de Asuntos Exteriores. Un papel importante juegan también en el gabinete búlgaro. La alianza electoral Patriotas Unidos –aglutina a Movimiento Nacional Búlgaro, Ataque y Frente Nacional de Salvación de Bulgaria– cuenta con dos viceprimeros ministros en el Ejecutivo y varias de las carteras ministeriales.

La futura Eurocámara

Con este contexto en el Viejo Continente, todas las miradas están ahora puestas en las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2019. Las últimas encuestas dadas a conocer sobre estos comicios reflejan, como era de esperar, un impulso de los ultras en la Eurocámara. Según el sondeo publicado el pasado mes de julio por el italiano Istituto Cattaneo, elaborado a partir de encuestas y proyecciones nacionales en los 27 Estados miembro –dejan fuera a Reino Unido, que prevé salir de la UE antes de los comicios europeos–, los dos grupos parlamentarios que más avanzarían en la cita con las urnas serán Europa de las Naciones y la Libertad (ENF, por sus siglas en inglés), que aglutina a parte de la extrema derecha del Viejo Continente, y los euroescépticos de Europa de la Libertad y la Democracia Directa (EFDD, por sus siglas en inglés).

De los dos, el que más incrementaría su representación sería el EFDD. Según el sondeo del Instituto Cattaneo, este grupo parlamentario –que aglutina formaciones como Alternativa por Alemania (AfD) o el lituano Orden y Justicia– conseguiría 47 escaños, frente a los 35 que tiene en la actualidad. Destacable sería también el aumento que experimentaría el ENF, en el que se integran partidos como el Partido de la Libertad austriaco (FPÖ), el Frente Nacional francés, la Liga Norte italiana o el Partido de la Libertad (PVV) del holandés Geert Wilders. Según la proyección, conseguiría aglutinar a 51 eurodiputados, frente a los 45 que tienen en la actualidad. En total, ambos grupos controlarían 98 de los 705 escaños que tendrá el futuro Parlamento Europeo.

 

Sondeo de Reuters para las elecciones al Parlamento Europeo de 2019.

Mejores resultados obtienen los ultras en el sondeo que Reuters publicó hace tres semanas. La proyección de la agencia de noticias calcula que los dos grupos controlarán un total de 122 asientos en la Eurocámara: 63 para el ENF y 59 para el EFDD. Sin embargo, tal y como avisa Reuters, dichos cálculos pueden variar en función de lo que decidan hacer algunos de los partidos políticos tras los comicios. Podría darse el caso de que algunas formaciones que actualmente integran otros grupos decidan moverse al ENF o al EFDD. En este sentido, uno de los candidatos es el partido euroescéptico ultraconservador Ley y Justicia, que gobierna Polonia y que en la actualidad forma parte del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por sus siglas en inglés).

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¿Cuáles serían las consecuencias?

A pesar de la mejora en las encuestas, el director gerente de la Fundación Alternativas, Carlos Carnero, pide calma: “En términos numéricos, no estarían en condiciones de entorpecer la toma de decisiones parlamentarias”. En conversación con infoLibre, el también exeurodiputado del Parlamento Europeo explica que en la Eurocámara las decisiones se toman o por mayoría absoluta, para “temas especialmente importantes”, o por mayoría simple. Y, en ninguno de los dos casos, afirma, los ultras tendrán la fuerza suficiente para ejercer bloqueos. “Entre los grandes grupos europeístas, el Partido Popular Europeo, los socialdemócratas, los liberales y los verdes, siempre se conformarían amplísimas mayorías. Por lo tanto, no es una cuestión numérica”, apostilla Carnero. De hecho, según las encuestas, sólo PPE, S&D y ALDE acumularían en total entre 396 y 438 escaños.

Sin embargo, el director gerente de la Fundación Alternativas sí que pone el acento en dos cuestiones que pueden derivarse del impulso ultra. La primera: si consiguen incrementar notablemente su representación parlamentaria podrían convertir la Eurocámara “en un altavoz potente para su demagogia, populismo, racismo y xenofobia”. Y la segunda, la que más le preocupa: “Que algunos diputados nacionales de algún gran grupo europeísta puedan verse influidos por el discurso de estos demagogos en el Parlamento Europeo”. En este sentido, pone como ejemplo el Fidesz de Viktor Orban, que aunque integrado en el PPE se acerca cada vez más a la ultraderecha. Lo mismo ocurre con el ÖVP del canciller austriaco, que se encuentra gobernando en coalición con el islamófobo FPÖ. “Lo que haga en el Parlamento Europeo puede repercutirle a nivel nacional”, sentencia Carnero.

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