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Homofobia

Ser gay es una condena a muerte bajo Estado Islámico

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El grupo terrorista Estado Islámico ha incluido a homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales dentro de los perseguidos por su califato, al considerarlos infieles en el marco de una estricta visión de la sharia o ley islámica que castiga cualquier atisbo de disidencia, también en materia de orientación sexual.

Omar Mateen, estadounidense de origen afgano, irrumpió el domingo en una discoteca gay de Orlando (Florida) y, al declarar su lealtad a Estado Islámico, ha extendido a Estados Unidos un historial de homofobia que incluye en zonas como Irak y Siria todo tipo de abusos e incluso ejecuciones.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización con sede en Londres pero una amplia red de fuentes sobre el terreno, ha informado periódicamente de este tipo de castigos. A lo largo de estos últimos dos años ha confirmado numerosas condenas por "sodomía", bien mediante lapidación o con lanzamientos del acusado al vacío, normalmente desde lo alto de un edificio.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) no registra a las personas que huyen de conflictos en función de su orientación sexual, pero pocos dudan de que entre los millones de personas que han escapado de Estado Islámico se cuentan víctimas de la persecución homófoba.

Así lo expusieron también varios supervivientes que tomaron la palabra en agosto de 2015 ante la ONU, en la primera sesión que celebró el Consejo de Seguridad centrada en la situación de la comunidad LGTB. "En mi sociedad, ser gay significa la muerte", alertó un hombre iraquí que ocultó su identidad por miedo a represalias.

En este sentido, relató cómo Estado Islámico se sirve de los contactos en las agendas de teléfono o en redes sociales para rastrear a potenciales objetivos, generando una especie de efecto dominó en el que "si uno cae, otros irán detrás".

La libertad como delito

Esta víctima, sin embargo, advirtió de que Estado Islámico no es el único responsable de la discriminación. Cuando este grupo mata a alguien por su orientación sexual, añadió, "la mayoría de la gente se alegra, porque piensan que son el demonio".

La discriminación de la comunidad LGTB no es nueva en Siria, ya que el régimen de Bashar al Assad también prohíbe la homosexualidad, con penas que pueden llegar a los tres años de cárcel. Las ONG han advertido en reiteradas ocasiones de la "doble amenaza" a la que se enfrentan estas personas, perseguidas tanto por el Gobierno como por los terroristas.

Otro de los testigos que habló ante el Consejo de Seguridad, un sirio identificado como Nahas, explicó que cuando Estado Islámico lanza a una persona desde un tejado por su orientación sexual, "los vecinos de la localidad la lapidan hasta la muerte" si no fallece al impactar contra el suelo.

Un informe publicado este año por la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales recuerda que en más de 70 países la homosexualidad es un delito, en 13 de ellos susceptible de ser castigado con la pena de muerte.

Mateen no aclaró antes de cometer la masacre los motivos que le llevaron a abrir fuego de forma indiscriminada y a terminar con la vida de al menos 50 personas. Sin embargo, fuentes de su familia citadas por los medios norteamericanos reconocieron que Mateen, como el grupo al que dijo pertenecer, es abiertamente homófobo.

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