INVESTIGACIÓN
De la 'jet set' a la manosfera: Marbella se convierte en capital mundial de los 'influencers' misóginos
En una tarde crepuscular a finales de septiembre, un grupo de hombres vestidos con trajes a medida y camisas impecables, con pesados relojes brillando en sus muñecas, se reunió en una azotea de Marbella. Por la forma en que fumaban puros y hacían girar licores en vasos de tallo corto, podría haber sido cualquier fiesta privada y lujosa de la ciudad costera española.
Pero se trataba de una ocasión especialmente exclusiva: los invitados habían conseguido una de las apenas 25 plazas disponibles para la primera cata europea del nuevo tequila de Tristan Tate. En los vídeos del evento que circulan en redes sociales se ve a Tate conectándose por videollamada, sonriente con un traje burdeos, invitando a los asistentes a un brindis.
Los hermanos Tate, británico-estadounidenses, siguen siendo figuras influyentes en el centro de la llamada “manosfera” o “machosfera”, un ecosistema difuso de comunidades masculinas en internet que ha ganado una enorme audiencia entre hombres jóvenes y adolescentes, y que ha sido duramente criticado por denigrar y demonizar a las mujeres. (También enfrentan cargos por trata de personas y violación en el Reino Unido y están siendo investigados penalmente en Rumanía por trata y por formar un grupo criminal organizado —acusaciones que ellos niegan rotundamente–).
Ahora, en Marbella, la manosfera está echando raíces en el mundo real.
A través del análisis de conexiones en redes sociales, emprendimientos empresariales y eventos públicos y privados, esta investigación ha descubierto que la soleada ciudad de la Costa del Sol —célebre como refugio de famosos, oligarcas y crimen organizado— se ha convertido en un imán para influencers masculinos y autodenominados emprendedores, incluidos varios del círculo personal y profesional de los Tate.
Algunos de los miembros de esta comunidad son visitantes habituales de Marbella, mientras que otros se han mudado allí definitivamente. Además de aparecer como invitados en el contenido digital de unos y otros —incluidas entrevistas mutuas para podcast y vídeos— también hacen networking en la vida real en eventos sociales y empresariales. Algunos han expresado abiertamente opiniones misóginas; otros han dado plataforma a quienes las expresan. Usan Marbella, y su reputación de glamour y riqueza, para potenciar sus marcas personales.
“No es casualidad que esto esté ocurriendo en un lugar como Marbella, donde el estatus económico y las demostraciones de poder forman la columna vertebral de las relaciones sociales”, afirma Jesús Moreno, psicólogo social y responsable de participación social de la Fundación Iniciativa Social en Sevilla. La organización se centra, entre otros temas sociales, en la igualdad de género.
Moreno subraya que, aunque las comunidades sociales exclusivamente masculinas no son nada nuevo —desde grupos de caza hasta clubes deportivos—, el peligro aquí es que terminen reforzando las ya tóxicas ideas de la manosfera. “Estas interacciones corren el riesgo de endurecerse en dinámicas de tipo sectario que refuercen continuamente sus narrativas misóginas y antifeministas”, aseguró.
Las figuras de la manosfera en Marbella investigadas en este reportaje promueven principios de autoayuda que incluyen la forma física y la importancia del éxito financiero logrado por uno mismo. Pero algunos también caen en referencias misóginas hacia las mujeres en su contenido público: “puta”, “chocho”, “cosa”.
Su incursión en Marbella se produce en un contexto de preocupación en España por la entrada de la misoginia en el discurso público dominante.
La formación de extrema derecha Vox es ahora la tercera fuerza política en el Congreso y en el Parlamento de Andalucía. Como parte de su programa, ha dicho que la pionera ley española de violencia de género, que busca proteger a las mujeres frente a la violencia por parte de parejas o exparejas, debe revertirse porque discrimina a los hombres.
La activista feminista andaluza Pamela Palenciano señala la violencia de género como uno de los principales puntos de conexión entre la manosfera online y la extrema derecha española. “‘La violencia no tiene género’, ‘las mujeres también maltratan’, ‘hay víctimas masculinas de las que nadie habla’, ‘la ley es injusta’, son algunos de los mensajes que impulsa la extrema derecha”, explica. “Todo eso lo replican los youtubers, que encienden a sus jóvenes seguidores, y esos chavales repiten el mismo discurso en sus colegios”.
Entre el glamour y los manfluencers
Situada entre los escarpados relieves de la Sierra Blanca y largas franjas de costa mediterránea, Marbella adquirió fama de glamour y celebridad en los años cincuenta y sesenta, cuando estrellas de Hollywood como Audrey Hepburn o Cary Grant frecuentaban el icónico hotel Marbella Club.
Desde entonces, se dice que actores, deportistas y músicos de talla mundial han adquirido propiedades allí, aunque también ha crecido la reputación de la ciudad como centro de actividad criminal. Un exagente de policía español que trabajó más de 20 años en crimen internacional describió Marbella como “el Wall Street del crimen organizado” en una entrevista concedida al Diario Sur a principios de este año, afirmando que cualquier organización criminal que se respetara debía tener un puesto avanzado allí.
Andalucía abolió su impuesto sobre el patrimonio en 2022, allanando el camino para inversores, incluidos extranjeros. Marbella y su localidad vecina, Benahavís, cuentan ahora con seis de las diez calles más caras de España, según la web inmobiliaria Idealista. Se dice que en un nuevo complejo diseñado por Dolce & Gabbana, situado en las colinas que dominan la “Milla de Oro” costera de Marbella, se han vendido viviendas multimillonarias sobre plano.
Elisa García Mingo, socióloga de la Universidad Complutense de Madrid, cuyo trabajo se ha centrado en la manosfera en España, afirma que Marbella encaja con la estrategia de los creadores de contenido, que necesitan ser vistos en los lugares adecuados: “Marbella es donde ha vivido la jet set española y extranjera durante 50 años. Es el sitio de los ricos, de los ultrarricos, y es un lugar de ostentación”.
La fiesta del tequila de Tristan Tate tuvo lugar en las colinas situadas detrás de Puerto Banús –famoso por su puerto deportivo repleto de yates–, en una terraza que forma parte de un nuevo club privado abierto por un amigo de Andrew Tate llamado Luke Barnatt.
Este exluchador británico de artes marciales mixtas se ha descrito a sí mismo como parte del “liderazgo” del War Room de Tate, que se define como “una red global en la que modelos de individualismo trabajan para liberar al hombre moderno de la reclusión inducida socialmente” y a la que cuesta casi 8.000 dólares unirse.
Barnatt organiza con frecuencia reuniones de aficionados al cigarro para emprendedores en la terraza donde se celebró la fiesta del tequila. Las suscripciones a este club cuestan hasta 300 euros al mes y ofrecen “una plataforma exclusiva de formación en la que aspirantes a expertos y aficionados experimentados forjan conexiones poderosas alrededor de los mejores puros del mundo”. La web recibe a los visitantes con el mensaje: “Bienvenido a la hermandad”.
El acceso a la terraza también forma parte de los paquetes de afiliación de Marbella Casa Creative, otro club solo para miembros que Barnatt anunció en enero. Promete una “comunidad de visionarios”, con membresías anunciadas entre 6.000 y 25.000 euros. Entre los miembros que aparecen públicamente figura el actor porno retirado Stirling Cooper, que se describe como “el coach sexual número 1 del mundo para hombres” y tiene casi 400.000 suscriptores en YouTube.
Cooper fue criticado recientemente por sus comentarios sobre cómo “disciplinaba” a las mujeres con las que salía. Una investigación de The Sydney Morning Herald y The Age señaló que vídeos, fotos y relatos internos situaban a Cooper en reuniones clave de neonazis en Australia y que formaba parte de una campaña de captación dirigida a hombres jóvenes. Ha aparecido en vídeos con los hermanos Tate y ha sido fotografiado con Luke Barnatt en sus viajes a Marbella.
Barnatt y otro británico, Bradley Marchant —que se describe en LinkedIn como estratega de crecimiento empresarial y figura como miembro de Casa Creative—, han lanzado recientemente una serie de proyectos en Marbella, incluido un café, un estudio de podcast y una productora de cine llamada A Beautiful Kill.
Cooper, Barnatt, Marchant y los hermanos Tate no han respondido a las preguntas que les ha hecho llegar esta investigación.
También estuvo en el lanzamiento del tequila de Tate en Marbella Gabriel Rapisarda, que dirige la empresa suiza de bebidas que distribuye el tequila de Tristan Tate y una marca de cerveza de otra conocida figura de la manosfera, el luchador irlandés de MMA Conor McGregor. A pesar de que su carrera está marcada por la violencia fuera del ring, Marbella acogió a McGregor el año pasado como anfitrión de un evento del Bare Knuckle Fighting Championship.
Desde entonces, un jurado lo ha declarado responsable de agresión sexual en un caso civil. Andrew Tate calificó el veredicto del jurado como “una mierda” y posteriormente respaldó la efímera candidatura del luchador a la presidencia irlandesa. McGregor perdió en julio su apelación contra el veredicto.
McGregor y Rapisarda tampoco han contestado a las preguntas que se les han formulado.
Junto a Barnatt, Marchant y Rapisarda, en la fiesta del tequila había sobre todo hombres afincados en Marbella, no españoles, que encarnaban esa idea de éxito que promueven figuras de la manosfera como los Tate, centrada en el dinero y la apariencia. Uno de los invitados ofrecía cursos que prometían hacerse rico y escapar de la rutina gracias al forex trading; otro se presentaba como un “closer” y presumía de poder cerrar acuerdos de miles de euros en solo dos días. También había un entrenador personal y un sastre a medida.
Los influencers masculinos y emprendedores de Marbella utilizan lo que Marie Heřmanová, antropóloga social e investigadora de la Universidad College de Londres, describe como una fórmula probada para crear una comunidad que se autopromociona. “Los influencers cooperan estratégicamente: forman núcleos, aparecen en los podcast de otros y crean un ecosistema mediático paralelo que evita el periodismo tradicional. Eso los hace extremadamente eficaces”, dice.
Para otros, Marbella es un atajo simple para transmitir lujo y éxito. El joven influencer británico Harrison Sullivan, conocido en redes como HSTikkyTokky, utilizó Marbella como escenario glamouroso hasta su detención en el Reino Unido, en octubre, en relación con un accidente de tráfico cuando conducía un superdeportivo McLaren.
Sullivan recibió este mes por parte de un tribunal británico una condena de 12 meses de prisión, en suspenso tras declararse culpable de conducción temeraria y conducir sin seguro. Está obligado a cumplir un toque de queda durante tres meses y lleva un dispositivo electrónico. También está siendo investigado en España por agredir con un vaso a un hombre en una discoteca.
Sullivan había ganado seguidores en internet con vídeos sobre fitness y sobre cómo conseguir dinero y sexo en los que se refería a las mujeres como “cosas”.
La normalización de la misoginia
La antropóloga social Heřmanová explica que envolver la misoginia en el lenguaje de la autoayuda se ha convertido en una parte extendida y normalizada de la “manosfera”. “Tate fue la punta de lanza más radical, pero cuando su lenguaje entró en el discurso dominante, ya no le hizo falta. Él hizo visible y mainstream la cultura misógina e hipermasculina de los influencers, aunque muchos ahora lo consideren demasiado radical”, afirmó. Y añade: “Los influencers intervienen con promesas alternativas: si te esfuerzas, te haces rico, dominas a las mujeres, entonces puedes vivir una buena vida”.
El agente inmobiliario Jesse Meester, afincado en Marbella, un actor holandés que apareció en el reality estadounidense 90-Day Fiancé, presenta un podcast sobre salud, negocios y lecciones de vida que incluye tanto invitados hombres como mujeres. Pero también cae en representaciones de la mujer que son un pilar de algunas comunidades de la manosfera. En un episodio junto a Luke Barnatt, ambos conversan distendidamente sobre cómo los “hombres de alto valor” se dejan engañar por las mujeres y no establecen estándares suficientemente altos al elegir pareja. Barnatt advierte de que una relación no debería ser con “una puta que vaya a quitarte todo”. (Al ser preguntado por si respaldaba esta afirmación o si la consideraba misógina, no hubo respuesta). En el episodio, más adelante , un Meester serio lamenta cómo a menudo los hombres “quedan absolutamente destruidos o toman malas decisiones vitales por culpa de una mujer, por culpa de un coño”.
Meester, que tiene 1,3 millones de seguidores en Instagram y cuya inmobiliaria homónima anuncia propiedades de hasta 8,5 millones de euros, habló abiertamente con los reporteros en Marbella sobre diversos temas, desde su trayectoria profesional hasta su fe en Dios y sus valores fundamentales. Dijo estar en desacuerdo con la actitud de Andrew Tate hacia las mujeres porque priorizaba “el placer sobre la responsabilidad” y criticó a los hombres que controlan el dinero de sus parejas —pero también dijo que la culpa era de las propias mujeres por permitirlo–. “Es manipulación financiera o abuso, dicen algunos. Pero no estoy de acuerdo porque la mujer también elige eso. Así que si eliges a un hombre que te hace eso, en realidad no es abuso”, afirmó Meester.
Meester no respondió a las preguntas posteriores sobre si consideraba que su comentario en el podcast o sus observaciones a los reporteros habían sido misóginos.
Desestimar el abuso y la violencia contra las mujeres —incluida la narrativa de que las denuncias falsas son generalizadas— es un mensaje promovido por algunas figuras y grupos de la manosfera. Andrew Tate ha dicho que las mujeres tienen parte de responsabilidad por permitir que las violen.
Haciendo pesas bajo el sol de Marbella
Estudios recientes han indicado una creciente apatía y pesimismo entre los hombres jóvenes en Europa, así como una creencia cada vez mayor de que la búsqueda de igualdad para las mujeres ha terminado discriminando a los hombres.
Zuzana Očenášová, investigadora de la Academia Eslovaca de Ciencias que estudia la igualdad de género, asegura que los influencers están explotando una profunda crisis de identidad a medida que los roles masculinos se diversifican: “Mientras algunos pueden ver esto como una oportunidad para desarrollar su potencial, ya que no tienen que tratar de encajar en una caja predeterminada, otros pueden verlo como inquietante, al percibir que se les imponen expectativas diversas y, a menudo, contradictorias”.
Algunas figuras prominentes de la manosfera, incluido el exkickboxer Andrew Tate, promueven la fuerza física como una vía para que los hombres retomen el control de sus vidas y encuentren propósito y estructura. Las playas de Marbella, sus gimnasios al aire libre y sus pulidos clubes deportivos hacen de la ciudad un destino acorde con ese mensaje.
El influencer y emprendedor británico Mike Thurston, que tiene 1,6 millones de suscriptores en YouTube y 1,3 millones de seguidores en Instagram, además de una plataforma de entrenamiento y una línea de ropa, se ha grabado a sí mismo sin camiseta levantando pesas en Marbella.
Aunque su foco principal es el fitness, Thurston también ha realizado dos entrevistas virales con Andrew Tate, la segunda publicada en Dubái a principios de 2025. La entrevista tiene lugar en el Bugatti de Tate y abarca temas que van desde sus opiniones sobre la política europea hasta su respuesta a las acusaciones penales en su contra.
“Una vez que deciden acabar con un hombre, llaman a 100 exnovias o a 100 mujeres que conociste y solo necesitan un 1% de posibilidades. Solo necesitan una de esas cien. Una de cada mil. Pueden conformarse con una tasa de éxito del 0,1%. Si consiguen que una zorra tonta mienta, ya estás jodido. Es una locura porque el 27% de las mujeres toman antidepresivos. Porque están básicamente clínicamente locas. Así que 27 de esas cien ni siquiera pueden pensar con claridad porque están drogadas”, le dice Tate a Thurston.
Como en gran parte de la manosfera, el acceso al conocimiento especializado de Thurston y la oportunidad de codearse con personas afines tiene un precio.
Thurston ha organizado retiros empresariales en Dubái y Marbella que se promocionan como encuentros entre emprendedores para hacer contactos y fijar objetivos. Una promoción de su Marbella Mastermind fijaba el coste de asistencia en 9.000 libras (unos 11.800 dólares).
Un influencer y amigo de Thurston, el emprendedor irlandés Rob Lipsett —que dirige un programa online de fitness, negocios y coaching vital—, también celebró en junio de este año un encuentro de mastermind –un retiro o reunión exclusiva de networking, envuelto en lenguaje aspiracional y selecto– en una lujosa casa de Marbella, que prometía acceso a una “comunidad élite” de líderes del sector e inversores.
Thurston y Lipsett aparecen como miembros del club privado Marbella Casa Creative. Ninguno ha respondido a las preguntas enviadas.
Lipsett, que según se informa es amigo de Conor McGregor y ha tenido como invitados en su podcast a Meester, Barnatt y Cooper, publicó recientemente que planea más encuentros presenciales en el futuro. “Da la sensación de que todo lo que publicas online de repente se vuelve real cuando estás en la misma habitación”, escribió en LinkedIn. “Si quieres ponerte en forma o empezar realmente a ganar dinero online en lugar de simplemente deslizar el dedo todo el día, es aquí donde ocurre”.