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"Los degolladores tienen carta blanca en Alepo y no dejarán testigos"

Varias personas caminan por las calles del barrio de al-Mashad en la zona controlada por los rebeldes en Alepo (Siria).

Jean-Pierre Filiu es profesor de historia de Oriente Medio contemporáneo en la Facultad de Ciencias Políticas de París. Recientemente, ha publicado Les Arabes, leur destin et le nôtre [Los árabes, su destino y el nuestro] y Les Meilleurs Ennemis. Une histoire des relations entre les Éstats-Unis et le Moyen-Orient [Los mejores enemigos. Una historia de las relaciones entre EEUU y Oriente Medio].

PREGUNTA: ¿Quién es el responsable de cuanto sucede en Alepo en estos momentos?estos momentos

RESPUESTA: El mundo entero. La responsabilidad colectiva es históricamente indiscutible. Hace más de cuatro que una parte de la población siria, de los barrios norte y este de Alepo, intentó construir como pudo un espacio de libertad y de administración fuera de control del régimen de Assad. Como se ha demostrado, resultó algo insoportable no sólo para el déspota sirio y para sus padrinos rusos e iraníes, sino también para el resto del mundo, que no ha dejado de ensuciar y calumniar –para abandonar al horror actual– a este Alepo libre, que lo único que quería era seguir siéndolo.

Cierto es que cualquier proceso de de liberación presenta algunas sombras y he sido uno de los primeros en denunciar los abusos cometidos por insurgentes sirios, pero también lo he dicho cuando manifestantes de Alepo-Este protestaban en contra de la comisión de semejantes crímenes. En esos barrios de Alepo, podían salir a la calle, a diferencia de lo que sucede en zonas en manos del régimen de Assad o controladas por Daesh.

P: Sin calumniar, ¿no es exacto decir que los rebeldes de Alepo ahora son mayoritariamente yihadistas, aunque no pertenezcan al Estado Islámico?

R: Conozco bastante bien Alepo, a diferencia de los buitres que dan voz a los verdugos. Sé que los degolladores tienen carta blanca y que no van a dejar ningún testigo. Pero no sé qué es lo más indignante, si la acción de los criminales o la de aquéllos que les dan su visto bueno para matar. Conozco la ciudad desde 1980, a la que he viajado de forma regular, también durante la revolución. Los riesgos no eran menores, cuatro ciudadanos franceses estaban entonces, en julio de 2013, en manos de Daesch. Los combatientes con los que me entrevisté y con los que he permanecido en contacto representaban una forma de resistencia local, para bien o para mal. Esta resistencia no ha sabido o no ha podido dar el salto desde el nivel local para despertar la solidaridad internacional y la movilización más allá de la propia ciudad.

P: ¿Podemos saber cuántos civiles permanecen todavía en Alepo en los barrios del este y del norte?

R: Cuando estuve en Alepo, en el verano de 2013, enviado por la revista XXI con el fin de elaborar un reportaje sobre la defensa ciudadana del patrimonio de Alepo, había un millón de habitantes en las zonas consideradas liberadas. Cuando los revolucionarios de Alepo llevaron a cabo lo que denominan “segunda revolución”, expulsado a Daesch de la ciudad en enero de 2014, se intensificaron de repente las campañas de demolición sistemáticas con barriles, es decir lanzando contenedores cargados de granalla. La población pasó de un millón a estar conformada por 250.000-300.000 personas. Ahora pueden ser alrededor de 100.000, en cualquier caso decenas de miles, las personas entregadas a la barbarie del régimen y de sus milicias aliadas porque no hay ningún –literalmente ninguno– testigo exterior sobre el terreno para impedir semejantes atrocidades.

P: ¿Por qué se produce ahora esta ofensiva definitiva contra Alepo?

R: Putin no quiere deberle nada a Trump. Durante más de tres años, se ha aprovechado de las concesiones de Obama con la excusa de las negociaciones entre Washington y Moscú, tapadera de la escalada militar rusa sobre el terreno. En lugar de buscar un acuerdo con el futuro presidente norteamericano, sabedor de su voluntad conciliadora –sobre todo después de nombrar al frente de la diplomacia norteamericana a Rex Tillerson, máximo responsable de Exxon Mobile, condecorado por el propio Putin en persona–, prefiere ir más allá en su ventaja, sin esperar. La agresividad del discurso ruso ya no tiene límites, tal y como evidenció el modo en que los rusos han cuestionado la responsabilidad de Estados Unidos en el avance de Daesch en Palmira. Estamos en un contexto de guerra fría de sentido único, donde Putin es el único ganador.

P: Daesch efectivamente ha reconquistado Palmira. El Ejército sirio, o lo que no –en su opinión– no habría que denominar así, ¿carece de medios para atacar Alepo y mantener Palmira?

R: No creo que actualmente se puede hablar de “ejército sirio”, en el sentido de un Ejército del régimen de Assad. Existe una guardia pretoriana que combate en Alepo; hay milicias consideradas de defensa popular, la más temible de las cuales también ha sido movilizada en Alepo. Pero hay que tener en cuenta que, sin la presencia sobre el terreno de las tropas de choque de la Guardia Revolucionaria Iraní, del Hezbollah libanés y de las milicias iraquíes y afganas, la ofensiva actual nunca habría sido posible. Vemos el resultado de la decisión, perfectamente consciente, de abandonar a sectores enteros del país para dar prioridad al aplastamiento de cualquier forma de tercera vía entre Assad y los yihadistas, incluido el Daesch, para presentar al régimen como único recurso frente a este último.

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Traducción: Mariola Moreno

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