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Israel destruye el patrimonio cultural de Gaza para acabar con la memoria palestina

Fotomontaje Mediapart.

Zeina Kovacs (Mediapart)

Según Naciones Unidas, hay ya más de 40.000 muertos y dos tercios de los edificios destruidos, incluidos unos sesenta lugares históricos. Aunque pueda parecer anecdótico en un momento de crisis humanitaria sin precedentes, al mencionar el patrimonio cultural de la Franja de Gaza muchos especialistas hablan de la destrucción de la memoria palestina como una faceta más de la aniquilación del enclave. En abril, expertos de Naciones Unidas señalaron que habían quedado "reducidas a escombros" las "bases mismas de la sociedad palestina".

El crimen de bombardear edificios y barrios enteros de una región se conoce como urbicidio, crimen que actualmente está cometiendo el ejército israelí en Gaza, según varios especialistas, entre ellos Yousif al-Daffaie, investigador de arqueología de la Universidad de Nottingham, o Peter Harling. La destrucción de edificios históricos es uno de los componentes en una región que cuenta con casi 4.000 años de historia, desde la era mesopotámica hasta nuestros días, pasando por las épocas bizantina, mameluca y otomana. 

Entre los lugares afectados también hay monumentos fundamentales para la vida gazatí, que forman parte de un patrimonio más reciente. Es el caso de la gran mezquita de la ciudad de Gaza, la mezquita de Al-Omari, cuyo minarete fue destruido por un ataque aéreo el 16 de noviembre de 2023.

El centro de la ciudad de Gaza, uno de los primeros objetivos del ejército israelí (se había ordenado su evacuación el 13 de octubre, antes de una gran ofensiva), quedó arrasado, al igual que las zonas del paseo marítimo, que se estaban renovando en ese momento.

El Zoco del Oro, un mercado central recientemente restaurado, resultó afectado también a principios de julio con la destrucción del barrio. Allí estaban algunos de los monumentos más importantes de la ciudad, como la Plaza de Palestina y el Palacio del Pachá, construido en el siglo XIII y sede de un museo de antigüedades. "Están atacando la vida cotidiana de la gente", explica Yousif al-Daffaie, refiriéndose a la destrucción de lugares de socialización. 

"Antes del 7 de octubre, el ayuntamiento de Gaza quería mejorar el patrimonio del centro de la ciudad, con obras de restauración, la construcción de chiringuitos en la playa y espectáculos. Querían cambiar la imagen que Gaza había tenido durante demasiado tiempo. Ahora, hay un deseo deliberado de desfigurar Gaza, de destruir la identidad del centro de la ciudad de Gaza", explica René Elter, arqueólogo de la Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa de Gaza, que consiguió escapar del enclave un mes después de que comenzaran los bombardeos israelíes.

Entre las 146 casas antiguas del centro de Gaza, la casa Al-Ghussein, construida a finales de la época otomana, fue destruida a pesar de haber sido renovada en 2020 con fondos alemanes del Goethe Institute. La misma suerte corrió la cúpula de Dar Assa'ada, que se estaba renovando con el apoyo del British Council. Debía albergar y proteger la colección de manuscritos antiguos de la mezquita de Al-Omari. La fuente pública de ArRifaiya, construida por el sultán Abd al-Hamid II en 1570, también ha sido borrada del mapa, a pesar de haber sido restaurada por el gobierno turco en 2014. 

El museo Al-Mata'af, el único del norte de la Franja de Gaza, estuvo ocupado durante varios meses por el ejército israelí. Tras su retirada, la sala fue incendiada y desaparecieron varios objetos, según declaró a la AFP en abril su fundador, Jawdat Khoudary, aunque no se ha podido documentar aún ningún saqueo. 

Para Yousif al-Daffaie, aunque los monumentos históricos son menos importantes para los palestinos que para los habitantes de las denominadas regiones "estables", lo que se ataca es el "sentido de pertenencia de un pueblo”. "Atacar a los museos es fundamentalmente atacar la identidad palestina y su propia memoria y comprensión de su tierra", explica el investigador. 

Se conservan algunos lugares antiguos 

El 7 de octubre de 2023, día en que los combatientes de Hamás atacaron Israel, Fadel al-Otol, arqueólogo palestino, se encontraba en un cementerio romano en el norte de la Franja de Gaza, cerca de Jabaliya. "Hacia las 6:30 de la mañana, mientras preparaba el material, vi cohetes en el cielo. Dejé inmediatamente lo que estaba haciendo, lo guardé todo y fui a refugiarme con mi familia en una escuela de la UNRWA".

En ese cementerio se habían descubierto casi 300 tumbas de más de 2.000 años de antigüedad. "Era la primera vez que se encontraban sarcófagos enteros en Gaza", exclama el arqueólogo, ahora refugiado en Deir al-Balah.

Luego fue bombardeada la zona que rodea la excavación y destruido el material de investigación. El cementerio, sin embargo, parece haber permanecido intacto, según los arqueólogos que volvieron al lugar. Uno de los sarcófagos desenterrados fue enviado al Museo del Palacio del Pachá para su exposición: "Estamos casi seguros de que no estará entero", afirma Fadel al-Otol. 

Trabaja en el equipo de René Elter, afincado en Gaza desde hace siete años. El equipo de jóvenes arqueólogos trabaja también en el yacimiento del monasterio de San Hilarión, antiguo lugar de paso de los viajeros de la región. El lugar, ahora en ruinas, se incluyó urgentemente en la lista del Patrimonio Mundial en Peligro de la UNESCO, lo que le confiere una mayor protección. 

Casi el 60% de los edificios religiosos de la Franja de Gaza habían sido destruidos en abril, la gran mayoría mezquitas

Aunque, como en el caso del cementerio romano, San Hilarión ha sido declarado destruido por varias ONG y la UNESCO basándose en imágenes de satélite, el monasterio está efectivamente intacto, afirma René Elter, asegurando que sus equipos han ido a comprobarlo. 

“Pero no se trata de ponernos en peligro por el patrimonio", dice el arqueólogo. “Sólo se acercan a ver los yacimientos cuando pasan cerca, por ejemplo para distribuir alimentos. Un miembro del equipo que permaneció en el norte pudo ver el estado de la iglesia bizantina de Jabaliya, cuyos mosaicos siguen intactos a pesar de los daños

"El ejército israelí sabía exactamente dónde estábamos trabajando; los drones nos sobrevolaban constantemente durante nuestras excavaciones", señala René Elter, como tratando de explicar por qué los yacimientos no han sido volados por cohetes o aplastados bajo las excavadoras. "Además, Israel es signatario de textos internacionales que le obligan a proteger el patrimonio, aunque resulte paradójico que así todo ataquen a civiles", se pregunta el arqueólogo.

“Lo más importante” —dice— “es que mi equipo sigue vivo". Él cree que el trabajo se reanudará en cuanto cesen los bombardeos. "Aunque no sé en qué estado psicológico estarán los jóvenes.”

Al mismo tiempo, según datos de la ONU verificados por Le Monde, en abril se habían destruido en la Franja de Gaza casi el 60% de los edificios religiosos, la gran mayoría mezquitas. El 19 de octubre de 2023, en el centro de la ciudad de Gaza, fue bombardeada la iglesia de San Porfirio, que data del siglo V, cuando estaban refugiados en ella varios centenares de civiles. Ese día murieron al menos dieciocho personas. 

Mediapart ha intentado situar en un mapa algunos de los lugares históricos bombardeados, basándose en la lista elaborada por la UNESCO utilizando datos de satélite. No todos figuran en la lista y, como ya se ha dicho, la mayoría de ellos no pudieron visitarse para comprobar los daños. 

La destrucción de la histórica Gaza

La segunda amenaza después de los bombardeos es el "abandono". Tras un invierno sin mantenimiento, los monumentos que siguen intactos corren el riesgo de  deterioro. "En unos meses pueden desaparecer pavimentos de mosaico muy bonitos si no se cuidan", dice el arqueólogo, consciente de que el patrimonio histórico no será la prioridad una vez que termine la guerra. En primer lugar, habrá que limpiar el suelo de bombas, incluso en los lugares antiguos, antes de poder seguir con el mantenimiento. 

"Para las personas que viven en un contexto como el de Gaza, la historia no es tan importante como la falta permanente de seguridad. Restablecerla en primer lugar nos concederá el lujo de pensar en cómo reconstruir los lugares históricos", explica Yousif al-Daffaie. En su opinión, la reconstrucción no debe ser llevada a cabo unilateralmente por las instituciones internacionales: "Tenemos que preguntar a la población qué es lo que más valora entre los diversos lugares que se han perdido antes de reconstruir nada”

Traducción de Miguel López

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