A Netflix no le importa si miras el móvil a la vez que sus series o si las visualizas a doble velocidad

¿Cuánta atención eres capaz de prestar cuando ves el último capítulo de tu serie favorita en Max o durante el maratón del fin de semana en Netflix? ¿Durante esos 40 o 50 minutos, cuántas veces echas un vistazo al móvil: solo compruebas la hora o también contestas un par de mensajes de WhatsApp y revisas tu muro de Instagram o el feed de TikTok? Según un estudio de YouGov de 2023, la mayoría de los espectadores confirman que miran sus teléfonos mientras ven la televisión "con mucha" o "bastante" frecuencia. Una cifra que aumenta considerablemente para los jóvenes de 18 a 34 años, ya que ese "a veces" está más cerca de "siempre".
¿Acaso hemos perdido la concentración? "Quizás es más reducida que antes, aunque nunca ha sido muy elevada", reconoce Sylvie Pérez, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Esta psicopedagoga recuerda que nuestra capacidad de atención es "entrenable" y si no la entrenamos es como ir en bici: "Nunca te olvidas de cómo se monta en bici, pero no tienes la misma soltura". "Siempre nos hemos entrenado para prestar atención en nuestro día a día, pero ahora no lo hacemos por las prisas y los estímulos. Es la propia sociedad la que nos impulsa a esto: si nos diese pausa, nos entrenaría para tener esta pausa", explica esta experta.
Aunque nuestra capacidad de prestar atención se haya visto reducida, lo cierto es que antes de que viviéramos con el móvil pegado a la mano, mucha gente ya tenía por costumbre encender la televisión mientras hacía las tareas de casa. Muchos lo siguen haciendo ahora. "La televisión tiene ese factor de acompañamiento, de ruido de fondo, de no estar solo", señala Pérez. Y esto también pasa con la radio o con escuchar música: por ejemplo, conducimos con la radio encendida. "Hay personas que para prestar atención a una tarea necesitan una tarea de acompañamiento que no requiere gran concentración", sostiene esta psicopedagoga.
El casual viewing con el móvil en la mano
Pero una cosa es planchar o barrer viendo una serie o conducir escuchando música, y otra muy diferente es sumergirse en el adictivo mundo de las redes sociales vía móvil. Aquí puede implicar estar viendo una película mientras ver vídeos en TikTok. Este fenómeno que para muchos resultará sorprendente y para otros tantos su forma de consumir televisión de forma habitual se conoce como casual viewing o background viewing, qué podemos traducir como visualización casual o visualización de fondo.
Pero, lo más llamativo, es que todas estas empresas son más que conscientes de estos hábitos y algunas, como es el caso de Netflix, lo incitan. Según recoge un extenso artículo de Will Tavlin en el número de invierno de la revista n+1, el imperio californiano apuesta claramente por el microgénero de "casual viewing" o "visualización casual" y diseña series, películas y programas para ser vistos mientras se hace otra cosa. "Perciben una realidad y se adaptan a ella, pero no están alimentando que el usuario preste menor atención a sus contenidos", indica Enrique Guerrero, investigador y profesor titular de la Universidad de Navarra y experto en plataformas de streaming, que apunta que "este tipo de contenidos son complementarios y no sustitutivos".
En concreto, en el caso de Netflix, esta etiqueta está reservada, entre otros contenidos, para "comedias de situación ligeras, programas de telerrealidad y documentales sobre la naturaleza". Según la plataforma, son los productos ideales para poner de fondo cuando estamos con el móvil. Eso sí, tal y como defiende Guerrero, que estos productos sean "contenido ligero" no implica que sean de "menor calidad".
No obstante, esta apuesta por esta especie de doble pantalla genera dudas sobre cómo nos puede afectar como espectadores. "Los canales de entrada de información son auditivos o visuales. Se puede llegar a combinar una entrada auditiva o visual, pero no dos auditivas. Si estás viendo un vídeo en TikTok y una serie a la vez, habrá una imagen que no se vea", asegura Pérez. Eso sí, esta experta señala que "lo bueno", y de lo que se aprovechan las plataformas, es que ahora si esto pasa y en la serie pasa algo relevante se puede parar, retroceder y volver a ver, algo que no se podía hacer hace años.
Emily in Paris como ejemplo de ambient TV
En realidad el concepto de "visualización casual" no es ninguna novedad. Tal y como publicó Ryan Broderick en un hilo en Bluesky, la narración televisiva en sus inicios tomó prestadas lecciones de la radio y "sus diálogos solían ser más explicativos". Sin embargo, algo cambió cuando las series entraron en su era dorada en la década de los 2000 y comenzaron las comparaciones con "la literatura y el cine" por sus cualidades "intrínsecas y absorbentes": "Al igual que no puedes hacer nada más mientras lees una novela, no se esperaba que lavaras los platos mientras veías Los Soprano". A finales de 2020, el escritor Kyle Chayka detalla en un artículo en New Yorker que "la llegada del streaming y el abandono del cable permitieron a los espectadores una relación más intencional con la televisión, al menos en teoría" debido a que "el maratón se convirtió en sinónimo de prestar mucha atención ya que se entregaron a dramas intrincados o comedias extravagantes".
Sin embargo, con la pandemia, se volvió a conectar con la televisión como "telón de fondo". Por ello, Chayka acuñó el término "ambient TV" o "televisión ambiental" para describir la programación de Netflix, con una por entonces recién estrenada Emily in Paris como gran referente o realities como Dream Home Makeover. "Esto también pasaba en las telenovelas de antes, la importancia no radica en la imagen, sino en la historia auditiva", señala Pérez que recuerda que en otro tipo de contenido, con menos diálogos, "la expresividad también es importante" y para esto sí que hay que mirar a la televisión.
Contenidos con personajes que nos anuncien lo que están haciendo
Por esto, y según relata Will Tavlin, Netflix habría pedido a varios guionistas que sus protagonistas "anunciaran lo que están haciendo para que los espectadores que tienen ese programa puesto de fondo puedan seguirlo". Por ejemplo, en la película Un deseo irlandés, el personaje de Lindsay Lohan dice en un momento de esta comedia romántica: "Pasamos un día juntos. Admito que fue un hermoso día lleno de vistas dramáticas y lluvia romántica, pero eso no te da el derecho a cuestionar mis elecciones de vida. Mañana me caso con Paul Kennedy".
Pero no es la primera vez que estas acusaciones de incluir explicaciones de los personajes en voz alta sobre lo que acaba de pasar rodean a la plataforma californiana. En 2023, la actriz y directora Justine Bateman le confesó a The Hollywood Reporter que había escuchado a showrunners diciéndole a guionistas que aquello "no es suficiente segunda pantalla".
¿Todo el catálogo es ya visualización de fondo?
La duda ahora es si Netflix solo está distorsionando parte de su contenido original para que sea mejor verlo en segundo plano, o si esa estética se está convirtiendo en su atractivo principal. "Su objetivo es tener un catálogo amplio y adaptan sus contenido a lo que les va diciendo el algoritmo que ellos mismos han creado que le interesa a sus suscriptores. Pero están creando contenido tanto que requiera la máxima atención y tenga un valor añadido, porque necesitan productos que ganen premios, y contenido al que se puede prestar menor atención", admite el profesor Guerrero que recuerda que alguna veces el mismo usuarios "le puede apetecer un producto que se consuma rápido y después otro que requiere la máxima concentración".
Aunque lo que está claro, tal y como detalla Kyle Chayka en New Yorker, el compromiso con la televisión ambiental es "una bendición" para los servicios de streaming: "Solo quieren que sigas viendo series y series para que sientas que tu suscripción está justificada". "Al final, Netflix y el resto de plataformas son empresas y lo que buscan es satisfacer necesidades y si descubren que hay demanda de contenido que no requiera la atención del usuario es una forma de ampliar el catálogo", explica Guerrero.
De esta forma, además, también amplían su base de usuarios. "Entran a competir con otras plataformas como YouTube o redes sociales como TikTok porque ahora el espectador encuentra contenido ligero en Netflix que antes no ofrecían", indica Guerrero. Y al ganar suscriptores también "amplían la base publicitaria".
Pero hay más: el speedwatching
Lo que sí que está claro es que tanto Netflix como el resto de plataformas han cedido a otro fenómeno fruto, por un lado, de la escasa capacidad de atención que rodea actualmente al ser humano y, por otro, de nuestro estilo de vida basado en la prisa: el speedwatching. Es decir, reproducir vídeos o audios a velocidades más rápidas de las que fueron producidos. Lo hacemos con los audios de WhatsApp y los vídeos de YouTube, pero también con las películas de los servicios streaming. "Este fenómeno si que me asombra un poco más y raya lo patológico. Una cosa es verlo de fondo y otra cosa es verlo acelerado", reconoce Guerrero.
Fue YouTube quién introdujo en 2010 la posibilidad de acelerar la velocidad de un vídeo de 1x hasta 1.25x, 1.5x o 2x. Le siguieron aplicaciones de mensajería como WhatsApp o Telegram, redes sociales como TikTok, y también Netflix o Amazon Prime Video cedieron en el streaming. "Quizás el usuario lo que le está diciendo a la plataforma es que necesitan capítulos de menor duración", detalla Guerrero. Y actualmente incluso es un fenómeno común durante la etapa educativa ya que muchos alumnos consultan audios o conferencias, a pesar de que algunos estudios ya apuntan que este tipo de práctica afecta a una buena comprensión de su contenido. "Ponerse un audio o una conferencia a 1,5x en el trabajo o para estudiar, es como la lectura en diagonal: no es en profundidad y nunca se tiene un conocimiento profundo", sostiene Sylvie Pérez.
Según datos de 2022 de Google, los usuarios de YouTube ahorraron un promedio de "900 años de tiempo por día" al ver vídeos a velocidades más rápidas. Lo más habitual es visualizar el contenido a 1.5x, seguido de 2x y 1.25x como tercero. "Para algunos de nuestros usuarios la velocidad todavía no es lo suficientemente alta. Incluso hemos recibido solicitudes para agregar velocidades de reproducción de 3x, 3.5x y 4x", señaló entonces el director de producto Neal Mohan.
"No es ver la serie, sino poder decir que se ha visto"
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¿Por qué se recurre al speedwatching? Detrás de esta aceleración de audios y vídeos se encuentra la falta de tiempo, el actual ritmo de vida acelerado o el FOMO (del inglés fear of missing out), la ansiedad o el miedo por perderse algo o no participar de algún tipo de fenómeno. "Muchas veces cuando se hace esto no es ver la serie en sí, sino poder decir que se ha visto", explica Pérez que también señala el miedo al spoiler, sobre todo en aquellas series o programas que debes llevar al día para que no te lo destripen por la conversación social que se genera: "Esto está muy ligado a nuestra sociedad: decir lo que tienes o a donde vas, pero no disfrutarlo".
Sin embargo, subirse a este barco de forma habitual puede afectarnos. "Acostumbramos al cerebro a consumir a una velocidad que no es la normal y, cuando se abandona este mundo de aceleramiento constante, la gente se aburre porque todo va más lento de lo que está acostumbrado", señala Pérez. En concreto, se pueden alterar procesos como la atención y la concentración (correcto, esto es el pescado que se muerde la cola), o incluso la gestión de los tiempos de espera haciendo que seamos más impacientes.
Eso sí, recurrir al speedwatching de forma puntual no es perjudicial en sí mismo ya que algunos estudios también apuntan que requiere práctica, entrenamiento y atención concentrada.