Opinión

Sobre este blog

El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.

Claveles con espinas

Jorge Bravo (FMD)

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El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.

El próximo día 25 de abril Portugal conmemora el 50º aniversario del golpe de Estado militar contra el gobierno de Marcelo Caetano (Revolución de los Claveles) llevado a cabo por las fuerzas armadas portuguesas, dirigidas por el Movimiento de las Fuerzas Armadas -MFA-, organización formada por jóvenes oficiales que, teniendo en sus inicios objetivos profesionales, dada la situación social que vivía el país bajo la dictadura, pasaron a tomar parte activa en la instauración de la democracia; dicho movimiento obtuvo rápidamente la adhesión de una parte importante de militares que desde una estrategia bien planificada consiguieron realizar un golpe de Estado minimizando posibles daños, y posteriormente encauzar la situación para que en apenas dos años Portugal consiguiera convertirse en un Estado democrático.

Sin entrar en el debate sobre la legitimidad de las fuerzas armadas de un país para llevar a cabo acciones contra “la legalidad imperante”, pero sin olvidarnos de que la Revolución de los Claveles sin duda fue un hecho histórico que promovió y facilitó la democracia a un país, desde estas líneas ponemos énfasis en la situación de los militares que, una vez alcanzado el extraordinario avance para toda la sociedad, sin embargo, transcurridos cincuenta años han visto como sus derechos se encuentran limitados, rebajado su estatus de ciudadano, y con un escaso interés de los poderes públicos e institucionales por la situación social, económica y de derechos de los mismos.

Los militares no podían ni debían obtener premio (como ocurre en muchas ocasiones, suele entenderse mal el deber profesional, aunque el resultado sea positivo), pero sin duda gratitud por la acción llevada a cabo, pues, no obstante, los peligros a que se expusieron no solo eran de índole físico sino también profesional. Era esperable que la nueva sociedad surgida en un orden democrático con un Estado de derecho afianzado, fuera garante de una justicia social que desde la igualdad alcanzara a todos los ciudadanos sin dejar de lado a nadie y tampoco a aquellos que en su momento y desde un sentido del deber (bien o mal entendido) arriesgaron su profesión y hasta su vida por procurar un bien mayor a la sociedad.