El Sáhara en 2025

José Ignacio Domínguez (FMD)

A mediados de octubre de 1975, nada más conocerse la enfermedad de Franco, Hassan II pactó con el príncipe Juan Carlos, EEUU y Francia la invasión del Sáhara mediante la Marcha Verde. Juan Carlos viajó a El Aaiún el 2 de noviembre de 1975 y dijo: “Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población civil saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia nos lo exigen. A todos un abrazo y un saludo con el mayor afecto, ya que quiero ser el primer soldado de España". La Marcha Verde atravesó la frontera del Sáhara el 6 de noviembre de 1975, cuatro días después de que Juan Carlos pronunciase esas palabras. Todo estaba ya acordado con Marruecos desde semanas antes

Supimos de estos pactos gracias a la desclasificación en 2017 de documentos de la CIA. Entre otros hay uno que dice que el 5 de octubre de 1975 Juan Carlos dijo al embajador de EEUU, Wells Stabler, que "Madrid y Rabat han acordado que los manifestantes sólo entrarán unas pocas millas en el Sáhara español y que permanecerán un corto periodo de tiempo en la frontera, donde ya no hay tropas españolas". 

El capitán de ingenieros Bernardo Vidal, miembro destacado de la Unión Militar Democrática (UMD), estaba destinado en el Sáhara en octubre de 1975. Le ordenaron que minase la frontera norte del Sáhara para impedir el paso de la Marcha Verde. Coincidiendo con la visita de Juan Carlos a El Aaiún, el capitán Vidal recibió la contraorden de desminar un corredor que permitiera el paso de la Marcha Verde, lo que no hubiese sido necesario pues Juan Carlos ya había pactado con Hassan II que la Marcha no llegaría a la zona minada y que permanecería de forma simbólica solo unos días en la parte sur de la frontera, al norte de la zona minada. No era recomendable que los marroquíes entraran en el Sáhara todavía porque sin duda les atacaría el Polisario y, estando presente el Ejército español, pondría en un brete a las tropas, mayoritariamente partidarias de no entregar el Sáhara a Marruecos. 

En cumplimiento de los pactos adoptados en octubre de 1975, los gobiernos español, marroquí y mauritano firmaron el 14 de noviembre de 1975 el Acuerdo Tripartito de Madrid, por el cual Marruecos se quedaba con la parte norte del Sáhara, y Mauritania con la parte sur. Este acuerdo no tiene validez legal alguna ni ha sido reconocido internacionalmente, pues la única norma vigente es el mandato de la ONU de celebrar un referéndum en el Sáhara.

Ante el temor a sufrir represalias de los ejércitos marroquí y mauritano, gran parte de la población saharaui huyó hacia Tinduf, hostigada por los marroquíes, que llegaron a bombardearles con napalm los días 18, 22 y 23 de febrero de 1976, estando todavía presente la Administración española, que miró para otro lado. España abandonó el territorio el 26 de febrero de 1976. Al día siguiente, el 27 de febrero, el Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática y declaró la guerra a Marruecos y Mauritania. El nuevo Estado fue reconocido por 84 países. Conviene no olvidar estos hechos, que son el origen de la situación en que nos encontramos a finales de 2025

Marruecos mantiene en la zona a más de 100.000 soldados defendiendo el muro de 2.000 kilómetros, el más largo del mundo después de la muralla China, que divide el Sáhara en dos, de norte a sur

Derrotada por el Polisario, Mauritania abandonó el sur del Sáhara en 1979, circunstancia que fue aprovechada por Marruecos para invadir también esta parte del Sáhara. Marruecos tiene como único documento para ocupar el norte del Sáhara el Acuerdo Tripartito de 1975, sin validez legal alguna. Para ocupar la parte sur del Sáhara solo tiene el apoyo de la fuerza. En 1992, el Polisario y Marruecos firmaron un alto el fuego sobre la base de aceptar ambas partes la celebración de un referéndum de autodeterminación. En 2007 Marruecos abandonó esa idea, proponiendo una autonomía para el Sáhara controlada por ellos, a lo que se niega el Polisario. En el año 2020, Marruecos atacó el paso fronterizo de Guerguerat, rompiendo así el alto el fuego y volviendo a la guerra otra vez. En los medios españoles, muy influenciados por el lobby marroquí, esta guerra no existe. Sin embargo, la realidad es otra: Marruecos mantiene en la zona a más de 100.000 soldados defendiendo el muro de 2.000 kilómetros, el más largo del mundo después de la muralla China, que divide el Sáhara en dos, de norte a sur. 

Marruecos, en estos últimos años, utilizando la política del chantaje y la compra de voluntades, ha conseguido que varios países de la UE hayan reconocido su propósito de apoyar una autonomía para el Sáhara sin la previa celebración de un referéndum. La UE incluso pretende soslayar las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (Luxemburgo) y maniobra para comerciar con Marruecos con productos procedentes del Sáhara ocupado. 

A la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) le ampara el derecho internacional y tiene el apoyo de los países que no se han dejado sobornar o presionar por Marruecos. Este no es el caso de la UE, que nació como una organización pacifista, respetuosa de los derechos humanos y del derecho internacional, cuyo principal objetivo era impedir más guerras en Europa. La actual UE, con Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea, ha traicionado sus principios básicos, se ha convertido en una aliada de Israel y de Marruecos y ha cambiado sus principios pacifistas fundacionales por una política belicista y sumisa a Trump.

Ante esto, a la RASD solo le queda seguir en su política de defensa del derecho internacional y del derecho de los pueblos a elegir su destino, no doblegándose a la ley del más fuerte como pretenden Israel, EEUU, Marruecos y la UE, con Francia a la cabeza. La sumisión de la UE a la Administración de Trump ha quedado reflejada en el humillante acuerdo comercial con EEUU. 

Mientras esto ocurre, el Polisario continúa manteniendo la guerra de desgaste en el Sáhara, pero la tecnología militar ha cambiado mucho con respecto a la guerra de los años ochenta y noventa. Entonces no existía el muro, ni Marruecos tenía drones, ni satélites. El enorme cambio tecnológico ha modificado las estrategias de Marruecos y del Frente Polisario. La información que obtiene Marruecos de sus dos satélites dificulta enormemente cualquier movimiento de tropas saharauis, que difícilmente pueden contar con el factor sorpresa.

Pero la tecnología también ayuda al Polisario, porque los drones son un arma muy barata que puede causar mucho daño a Marruecos. La pérdida del control del mar por parte del Polisario, como hizo en los años 80 antes de la construcción del muro, se podría soslayar mediante la utilización de barcos nodriza, como hacen los rusos en la guerra de Ucrania. Desde esos barcos se podrían lanzar también drones marinos, como hace Ucrania contra la flota rusa. Otra arma a tener en cuenta podrían ser los ultraligeros, difíciles de detectar por los radares marroquíes y capaces de alcanzar objetivos en la costa. Los ultraligeros también podrían servir para trasladar heridos y provisiones a lo largo del Sáhara. El precio de un ultraligero es similar al de un coche y su mantenimiento es muy sencillo; además el Polisario ya dispone de pilotos de caza que pueden ser los instructores de aviadores más jóvenes para que tripulen esos ultraligeros.

La compra de treinta y dos F-35 por parte de Marruecos por un importe de 17.000 millones de dólares favorece la postura del Polisario porque contribuye a aumentar el desgaste económico de la potencia colonial sin que cause un gran perjuicio al Polisario, al que no afecta que el avión atacante sea invisible o no al radar. Al Polisario le da igual ser atacado por un vetusto F-5 de los años 70 o por un avión de quinta generación como el F-35. Sin embargo, la inversión económica de Marruecos es exponencial pues no sólo tendrá que invertir en su compra, sino que luego deberá mantener la flota de 32 aviones con un coste superior a los 40.000 euros por cada hora de vuelo. Difícilmente los pilotos del narco-Estado podrán hacer más de diez horas de vuelo al mes, que es el mínimo exigido para mantenerse entrenado y no jugarse la vida cada vez que vuelan. 

Lo sucedido con el F-35 acredita la connivencia entre Israel, Marruecos y EEUU. Israel ha dado su autorización para que Marruecos sea el único país árabe que disponga de ese modelo de avión, ha puesto el veto al resto de países árabes, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, a pesar de que EEUU los ha designado como "socio principal en materia de defensa" en 2024. Es decir, Israel tiene capacidad para decidir a quién vende EEUU y a quién no el F-35. Pero no solo eso, la Navy y la USAF no pueden modificar las performances del F-35 porque el código fuente del software del avión es secreto y solo dispone de él la Lockheed Martin. Para que ambos ejércitos puedan disponer del código fuente, el Congreso de EEUU está modificando la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) de 2025; sin embargo, Israel ya dispone del código fuente y ha modificado los F-35 a su antojo. Es decir, Israel tiene más poder sobre el Pentágono que la Navy y la USAF. 

La posible compra del F-35 por parte de Marruecos no afecta al Polisario, pero Argelia y España sí tienen que mirar con precaución la carrera armamentista iniciada por el narco-Estado. Al Polisario no le preocupa el F-35, pero sí puede verse afectado por la reciente compra por parte de Marruecos de 600 misiles tierra aire FIM-92K Stinger a Estados Unidos por un valor estimado de 825 millones de dólares. Estos misiles están diseñados para derribar aviones y drones que vuelen a baja altura. 

El día 30 de octubre se ha reunido el Consejo de Seguridad de la ONU para debatir la propuesta de Trump de legalizar la invasión del Sáhara. El 16 de octubre, en vísperas de la reunión del Consejo de Seguridad, el ministro de Exteriores de Marruecos se entrevistó con su homólogo ruso, Seguéi Lavrov, en Moscú para pedirle que aceptase las tesis marroquíes y no ejerciese el derecho de veto. Tras arduas negociaciones se modificó el texto original y se introdujo el derecho de autodeterminación, algo elemental que no puede obviarse en un proceso de descolonización, lo que permitió que Rusia no ejerciese el derecho de veto y se abstuviese junto con China, Pakistán y Argelia (este último no votó). La mayoría de los países que votaron a favor del documento defendieron el derecho de autodeterminación, excepto EEUU, Francia, Reino Unido, Dinamarca y Sierra Leona, que se pusieron claramente del lado de la invasión del Sáhara con absoluto desprecio al derecho internacional y a los principios de la ONU. Al renovarse la presencia de la Minurso un año más, la votación no ha variado nada, pues la última palabra la tiene la Asamblea General, donde los países coloniales están en minoría. 

Dada la postura de las mal llamadas democracias occidentales, deseosas de explotar las riquezas del Sáhara, al Polisario no le queda otra solución que incrementar la presión militar, diplomática y jurídica e impedir que esto se produzca. En definitiva, la situación sigue estancada y el Polisario no tiene otra salida que continuar en su defensa de la legalidad internacional.

José Ignacio Domínguez (FMD)

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El blog del Foro Milicia y Democracia quiere ser un blog colectivo donde se planteen los temas de seguridad y defensa desde distintas perspectivas y abrirlos así a la participación y debate de los lectores. Está coordinado por Miguel López.

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7 de noviembre de 2025 - 06:01 h
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