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Suicidios

¿Se puede culpar a la crisis económica del incremento de los suicidios?

El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa falleció este miércoles de un disparo de escopeta en el pecho en una finca de la localidad cordobesa de Villanueva del Rey, propiedad de un amigo y a la que había acudido para disfrutar de unas jornadas de caza. A la espera de que el Instituto de Medicina Legal de Córdoba le practique la autopsia y establezca oficialmente la causa de la muerte, una de las hipótesis que baraja la Guardia Civil es el suicidio. El exbanquero, de 69 años, fue condenado el pasado mes de febrero a seis años de cárcel por apropiación indebida en el marco del caso de las tarjetas black, una decisión judicial que se encontraba a la espera de la resolución del recurso que había presentado ante el Tribunal Supremo.

Tras conocerse la noticia, el secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político de Podemos, Íñigo Errejón, pidió diferenciar entre el "trágico final" del fallecido y el "comportamiento nefasto y dañino" que el expresidente de Caja Madrid tuvo "para los intereses de los españoles". Preguntado por si Blesa había estado sometido a una "excesiva presión social", el dirigente de la formación morada dijo que eso es lo que han "sufrido a quienes les han desahuciado o los jubilados a los que robaron sus ahorros con las preferentes", algo que ha dejado "muchos suicidios y sufrimiento". Entonces, ¿se puede establecer una relación clara entre crisis económica y suicidios?

"No son suicidios, son asesinatos"

Muchos han sido los casos de este tipo que asociaciones y colectivos han denunciado en los últimos años. Félix, un agricultor valenciano casado y con un hijo menor de edad, se quemó a lo bonzo en febrero de 2012 tras perder su empleo en una masía. Fue la misma decisión que tomó un año después Inocencia en una sucursal bancaria de Almassora (Castellón) al grito de "¡Mirad lo que me habéis hecho, me lo habéis quitado todo!". Suicidios que se suman a los de Carlos Midón, que en 2015 se quitó la vida en el aniversario de su desahucio, o Santiago, que se pegó un tiro justo antes de que le arrebataran su vivienda.

"Claro que la crisis económica mata", señala en conversación con infoLibre Paco Morete, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). El activista no duda de que uno de los primeros "efectos" de la crisis que lleva azotando España desde hace años es el aumento "de la tasa de suicidios", un incremento que, según recuerda, tuvo su punto álgido en 2013. Por ello, señala, el colectivo impulsó una campaña bajo el lema "No son suicidios, son asesinatos". "La gente se quedaba sin trabajo, perdía su salario y, en muchos casos, lamentablemente optaba por esta vía", señala Morete, quien afirma que, aunque ahora "no son tan evidentes", estos casos luctuosos "no han dejado de producirse".

Roberto Serrano, presidente de ADA Bankia –asociación de afectados por la inversión en participaciones preferentes de Bankia–, lo vivió incluso en su propio entorno familiar. Una persona cercana a él decidió quitarse la vida de un disparo para liberar la carga de dos hipotecas que tenía pendientes. Sin embargo, la cara visible del colectivo explica que es muy complicado estudiar esta relación por la "ausencia de un registro" que recoja casos de este tipo. "Es muy difícil, por lo tanto, acudir a la estadística", dice.

Crisis y suicidios

El efecto de las recesiones sobre los suicidios es un tema que lleva años analizándose. Una de las investigaciones más completas y recientes se publicó en junio de 2014 en la revista British Journal of Psychiatry. El estudio, elaborado por investigadores de las universidades de Oxford y Londres a partir de los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 24 países de Europa y dos de América del Norte (Canadá y EEUU), cifra en 10.000 el número de personas que se quitaron la vida entre 2008 y 2010 a ambos lados del Atlántico como consecuencia de los recortes provocados por la crisis.

En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de suicidios durante los años más duros de la recesión se incrementó casi un 20%, pasando de los 3.263 en 2007 a los 3.910 en 2014. Sin embargo, la tendencia no reflejó un crecimiento estable, sino que registró altibajos: de las más de 3.400 personas que decidieron quitarse la vida en 2008 y 2009 se pasó a menos de 3.200 en 2010 y 2011 y a más de 3.500 en 2012, 2013 y 2014. A pesar de estos movimientos, hay un elemento que se repite en todos los ejercicios: el perfil más propenso al suicidio fue el de hombre de entre 40 y 44 años.

"La literatura científica dice que en épocas de crisis económica tiende a aumentar el suicidio, especialmente en aquellos países con una pobre cobertura de desempleo", señala en conversación con este diario Antonio Cano, doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Coincide con él Miguel Anxo García, psicólogo del Hospital Clínico de Santiago experto en los efectos de la crisis sobre la salud mental y los suicidios. "En 2012, la OMS predijo un incremento de los suicidios si los gobiernos no aplicaban varias medidas: refuerzo de las políticas activas de empleo y de protección social, mejora de la atención primaria y reducción de la carga de deuda de las familias. Hay estudios que señalan que las personas que deben dinero y no pueden pagar la deuda piensan en el suicidio cuatro veces más que las que no están en esa situación".

Por lo tanto, para García, recesión y suicidio "tienen una relación", aunque "duela a los gobiernos y a todos los que se han beneficiado de la crisis". El psicólogo, que explica que los datos "han ido aumentando" en España y en países como Grecia, donde se han producido incrementos "descomunales" que en algún momento han llegado "hasta el 40%", reconoce, sin embargo, que "es muy complicado" establecer con claridad dicha "relación directa". "Hay que tener en cuenta la multifactorialidad de los determinantes que hacen que una persona tome una decisión. Por lo tanto, atribuir un suicidio a un solo factor es enfrentarse al ABC de la psicología", señala.

Hombres desempleados

Por ello, explica que no hay que quedarse sólo en el dato general, sino que es necesario analizar "por grupos de edad". "En este caso ves que se incrementó particularmente en varones de mediana edad en situación de desempleo", apostilla. Una conclusión que también quedó reflejada en el estudio Economic crisis and suicidal behaviour: the role of unemployment, sex and age in Andalusia, southern Spain. La investigación, acotada a suelo andaluz, detectaba un incremento de los suicidios en grupos de edad de entre 35 y 54 años y, especialmente, en "hombres desempleados", que supusieron casi "la mitad de los casos registrados durante los cinco primeros años de crisis".

Sin embargo, no todos los especialistas en la materia son tajantes en este sentido. José Alameda, psiquiatra del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, analizó la mortalidad por suicidio en la comunidad andaluza entre 1975 y 2012 en su estudio Suicide, antidepressant prescription and unemployment in Andalusia. Una investigación en la que concluyó que el "dramático aumento del desempleo en los últimos años" no ha supuesto "un incremento de la mortalidad por suicidio". "Al inicio de la crisis económica, en 2008, se produjo un incremento de la mortalidad por suicidio en los hombres de edad laboral, que se ha atenuado en los últimos años a pesar del aumento del desempleo".

Salud mental y consumo de psicofármacos

Lo que sí está claro para Miguel Anxo García es que la recesión ha traído consigo un "agravamiento de las problemáticas de salud mental". Es algo de lo que alertó en 2014 la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) en su informe Crisis y sanidad. Según los datos manejados por el organismo, las depresiones mayores entre 2006 y 2010 crecieron un 19,4%. "Hay amplio consenso en cuanto a que la salud mental se ve negativamente afectada en los periodos de recesión económica", afirmaba el Sespas en su estudio, en el que también detectaba un incremento de un 4% en el consumo de psicofármacos entre 2009 y 2012.

"Está claro que este tipo de situaciones económicas y laborales tienen efectos perjudiciales", asevera el presidente de ADA Bankia. La asociación, incluso, ha investigado la influencia que el fraude financiero tiene sobre la salud de las personas. Los resultados de su informe, Financial fraud and health: the case of Spain, se dieron a conocer el pasado mes de mayo. Más de la mitad de los encuestados reconocieron haber tenido crisis de ansiedad y, de ellos, la mitad las sufrían desde que perdieron sus ahorros. Y a un cuarto les diagnosticaron enfermedad psiquiátrica desde el 'robo' de sus ahorros.

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