La cumbre y la contracumbre del G7

Activistas y organizaciones calientan motores para protestar contra la cumbre del G7 y su "privatización de la democracia"

Uno de los pabellones donde se celebra la contracumbre en Irún.

Entre el sábado y el lunes, la localidad francesa de Biarritz albergará la 45º cumbre del G7, la organización que componen los países occidentales más poderosos del mundo: EEUU, Canadá, Francia, Italia, Reino Unido, Alemania y Japón. Y, a unos 30 kilómetros de allí, a caballo entre el municipio español de Irún y el francés de Hendaya, varios grupos y organizaciones de activistas se encuentran reunidos en su propia "contracumbre", un encuentro para protestar contra el evento del G7 que se está desarrollando entre el miércoles y el viernes y que terminará con una manifestación el sábado y varias concentraciones de protesta el domingo.

Ya es tradición que las reuniones anuales del G7 –que era el G8 hasta 2014, cuando Rusia fue expulsada tras la anexión de Crimea– estén rodeadas de polémica, y la de este año no es una excepción. Los jefes de Estado y de Gobierno de los siete países que conforman la organización se reunirán en Biarritz acompañados por los líderes de los cuatro países invitados este año: Sebastián Piñera (Chile), Scott Morrison (Australia) y Narendra Modi (India), además del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Y lo harán protegidos por un enorme dispositivo policial de en torno a 18.000 agentes, tanto de la policía francesa como de la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Ertzaintza.

Habitualmente, las cumbres del G7 se despachan con un comunicado final y lo que ocurre dentro, así como el orden del día tratado, no se hace público, aunque en los últimos años los líderes mundiales han intentado alejarse de esa imagen de opacidad. No obstante, pese a que el primer ministro francés, Emmanuel Macron –que este año organiza la reunión–, ha mostrado su voluntad de "ir más allá" y renovar el "método de trabajo", lo cierto es que no se conoce exactamente qué debatirán los líderes de los países presentes, aunque parece lógico pensar que problemas como el Brexit y sus implicaciones, el cambio climático o la desaceleración económica van a estar entre los temas a tratar.

El Gobierno de Macron, además, ha insistido en los meses previos a la cumbre en definir este G7 como el que debe luchar contra la "desigualdad". "Todavía existe una desigualdad intolerable en el mundo actual, no solo en términos de ingresos, sino también de acceso a la educación, la salud o incluso el agua potable. Y en muchos países, la situación de las mujeres es aún peor", denuncia el Elíseo en la web informativa sobre el encuentro, en la que asegura que "Francia está abordando las raíces de la desigualdad y trabajando para lograr un progreso auténtico para que "el Artículo 1 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano [el que dice que "los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos] se haga realidad".

Pero los participantes en la contracumbre de Irún no están para nada de acuerdo con esa afirmación porque, aseguran, son precisamente los países miembros del G7 los que "han impulsado las desigualdades sociales hasta niveles a los que jamás habían llegado en los últimos cien años". "Las cumbres del G7 son un símbolo de la supremacía de las grandes potencias occidentales, y se celebran al objeto de encauzar los mejores compromisos para los intereses del capitalismo. Las políticas económicas y financieras que se les imponen a los demás países se deciden en base a esos compromisos", critica el colectivo G7 Ez (No al G7, en euskera), que junto al francés Alternatives G7 ha organizado el encuentro de Irún y Hendaya.

En el manifiesto de la contracumbre –firmado por sindicatos como los nacionalistas LAB y ELA, partidos como Sortu, EH Bildu, Podemos o el PCE y colectivos como la Plataforma AntiOTAN o los chalecos amarillos franceses–, el grupo critica el "carácter antidemocrático" de un G7 cuya cumbre, sostienen, "representa y materializa la privatización de la democracia". Una privatización que, denuncian, "tiene consecuencias directas en el deteriodo del Estado de bienestar, en la crisis de cuidados, en la destrucción de los derechos sociales, en el mayor expolio que se le ha hecho al sector público para 'rescatar' a la banca o en el feroz explotación de los recursos naturales".

Charlas y foros que preceden a la manifestación

Durante los tres días en los que se celebra la contracumbre, el formato que se sigue es el de la realización de charlas, foros y debates –en torno a 80 en total– sobre asuntos como el feminismo, el cambio climático, el racismo, la descolozniación, el militarismo o la "autodeterminación de los pueblos". A todos ellos los une un nexo común: la idea de "romper con la lógica capitalista basada en la explotación", según explica en su llamamiento G7 Ez, que el sábado cerrará su encuentro con una manifestación que partirá del Ayuntamiento de Hendaya y en la que el colectivo ha llamado a seguir "técnicas de resistencia no violenta" si surgen disturbios con la policía.

No obstante, la concentración contra el G7 carece de un programa de propuestas concreto y su llamamiento se limita a ensalzar la movilización "por un mundo en el que la justicia social, la solidaridad y la igualdad se conviertan en una realidad concreta". Pero para Cuca Hernández, presidenta de Attac España –una de las organizaciones presentes en la contracumbre–, el objetivo del encuentro no es tanto elaborar un decálogo de planteamientos como "crear redes para las luchas que están presentes aquí y las futuras que haya que afrontar, además de denunciar una cumbre de gobernantes que se autoerigen en gobernadores del mundo pese a que no les ha elegido nadie para esa tarea".

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"Nosotros apostamos por frenar la deriva del mal llamado libre mercado, que consolida los privilegios de las multinacionales en contra de los derechos de la gente, y todos los talleres y conferencias, tratan sobre eso: vamos a hablar de feminismo y de cómo se consolida el patriarcado a través del capitalismo, vamos a hablar de derechos humanos y libre comercio, o de cómo el Acuerdo de París" para luchar contra el cambio climático "es ignorado permanentemente", explica Hernández, que participó este jueves en una charla sobre los tratados de libre comercio (como el TTIP o el CETA) y que denuncia que Macron haya planteado esta reunión del G7 como un encuentro centrado en la desigualdad.

"En el G7 está un señor [Donald Trump] que ha decidido comprar un país, otro que ha tenido a los emigrantes acorralados en el Mediterráneo durante un montón de días [Giuseppe Conte] o uno más [el propio Macron] que está interviniendo en países africanos para expoliar sus riquezas y potenciando una militarización de la zona", sostiene a este respecto la presidenta de Attac España, que también critica el rol de España en la cumbre, a la que Pedro Sánchez acude como invitado. "Su papel va a ser hacer negocios para las empresas españolas, no trabajar para los ciudadanos", zanja.

La manifestación con la que terminará la contracumbre este sábado coincidirá con la apertura del encuentro del G7, pero al igual que ha ocurrido con las jornadas de charlas y conferencias, no va a poder tener lugar en Biarritz, que está fortificada para garantizar la seguridad de los jefes de Estado y Gobierno. Según Cuca Hernández, la primera intención de los colectivos G7 Ez y Alternatives G7 era reunirse y manifestarse en la cercana localidad de Bayona, una opción que rechazó de plano el Ejecutivo francés. Pero eso no ha impedido ni la marcha del sábado en Hendaya ni que se hayan convocado siete concentraciones el domingo en plazas de Anglet, Bayona y la propia Biarritz para protestar, aunque el G7 Ez ha llamado a "no llevar a cabo una estrategia de confrontación con las fuerzas policiales".

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