El agua que no usaron para apagar los incendios la usan para lavarse las manos

Estudios no se sabe quién tendrá y quién se los inventa, pero aquí todo el mundo da lecciones: las daban de economía y austeridad ministros que luego acabaron en la cárcel por robar; las dan de responsabilidad fiscal las y los defraudadores a Hacienda; las dan sobre tráfico de influencias personajes como Cristóbal Montoro, que aparte de todo lo demás, en cuanto recuperó su cargo para una nueva legislatura nombró jefa en la ONIF a la esposa de un socio de su bufete; las da de noche y de día la presidenta de la Comunidad de Madrid, que tiene lo que tiene en casa; las dan de patriotismo quienes se alían con gente que perjudica a su país; las dan de todo lo habido y por haber antiguos presidentes que ostentan el récord de casos de corrupción y de miembros de sus gobiernos imputados por ellos; y, ahora que para desgracia de todos se extienden las llamas, las dan sobre protección de los bosques los mismos que a lo largo de los últimos trece años han recortado en Castilla y León un noventa por ciento el gasto en prevención de incendios, tienen sin adjudicar en Galicia tres millones de euros en la misma materia o sostenían que “mantener el operativo de incendios todo el año es absurdo y un despilfarro”.

Todos esos eslóganes salen del mismo PP que ha llegado a calificar a la directora de Protección Civil de “pirómana”, el mismo que cambia bomberos por toreros y el mismo que le pide a Europa el doble de ayuda de la que dispone y está estipulada en los acuerdos de la Unión, o sea, lanzando cortinas de humo al estilo de Moreno Bonilla, que se cubrió de gloria al querer ridiculizar a una periodista a la que acusaba de opinar sin saber, concretamente de no haberse leído el artículo cinco de una ley… que sólo tiene cuatro.

El método es siempre el mismo: destrozar los servicios públicos, abandonarlos a su suerte con recortes que los dejen en los huesos y lo que se les quita ponerlo en manos de empresas privadas. Y cuando llegan los problemas y las tragedias, no asumir responsabilidad alguna y culpar al adversario

El método es siempre el mismo: destrozar los servicios públicos, abandonarlos a su suerte con recortes que los dejen en los huesos y lo que se les quita ponerlo en manos de empresas privadas. Y cuando llegan los problemas y las tragedias, no asumir responsabilidad alguna y culpar al adversario de lo que ellos mismos han hecho o no han hecho. Eso vale para la pandemia de covid, para la dana de Valencia, para las residencias de Madrid y ahora, tras un largo etcétera, para esta devastadora ola de fuego. Y si no es el adversario lo son el portavoz de Sanidad, la UCO, el CGPJ, la AEMET y ahora Protección Civil. Pero el caso es que las competencias en ese terreno, como en el de la sanidad, son de las comunidades autónomas y son ellas las que han usado el agua no para apagar los incendios, sino para lavarse las manos.

Esa es la realidad; el resto es ruido, es ser unos irresponsables en el sentido estricto de la palabra y creer que sí que se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo, o al menos a los que bastan para seguir ahí con sus votos, sean cuales sean las evidencias de su ineficacia o inacción. El resto es abrirles la puerta a las llamas y, cuando se quemen los árboles, intentar hacer otro buen negocio vendiendo la ceniza.

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