Mucho más que casos aislados: de dónde viene el desencuentro del PSOE con el feminismo Ángela Rodríguez Pam
Y tú más. Ese se dice que es el argumento central de nuestra política. Tú también robaste, tú también mentiste, tú encubrías a delincuentes que después fueron condenados y la misma mano que ponías en el fuego por ellos fue la que ahora tira la piedra y se esconde: “Es verdad que hubo miembros del PP condenados por corrupción”, declara un clásico de la calle de Génova, “pero cometieron sus delitos cuando ya estaban fuera del partido.” Es tan mentira que no hace falta ni rebatirlo, porque todo el mundo lo sabe de sobra. Lo lógico es creer que cuando vas a dar lecciones de lo que sea –honradez, sentido de Estado, coherencia y tal y tal–, lo primero que debes hacer es recordar de dónde vienes, lo que hiciste allí entonces, y que la gente puede tener ideología pero también tiene memoria; porque, de lo contrario, las hemerotecas te van a poner la cara colorada, en algunos casos, si es que el cemento puede sonrojarse.
El reciente congreso del Partido Popular, celebrado el Día del Orgullo para no tener que ir ni que se vea que no han ido, deja claro que Núñez Feijóo no es ya que tenga más sombra que cuerpo, tal y como se decía de él en Galicia, sino que proyecta tres y dos de ellas le vigilan y se le ponen a los lados, igual que si estuviese detenido: las de Ayuso y Aznar, que marcan una línea dura que va a dar a la ultraderecha. Si llegan a La Moncloa será de la mano de Vox, y ya vemos en donde gobiernan juntos lo que eso significa: pérdida de derechos, recortes, ataque sin cuartel a la cultura y oposición a todo lo que signifique la libertad personal de muchos y el bienestar económico de la mayoría. En resumen, lo de siempre, hablamos de misma derecha que se opuso al divorcio, al aborto, al matrimonio igualitario, a la eutanasia, a la subida del salario mínimo, a la ley de memoria democrática y hasta a la lucha contra el cambio climático, entre otras muchas cosas…
Lo lógico es creer que cuando vas a dar lecciones de lo que sea, lo primero que debes hacer es recordar de dónde vienes porque, de lo contrario, las hemerotecas te van a poner la cara colorada, si es que el cemento puede sonrojarse
Cuando nombró su delfín a Hernández Mancha y luego lo destituyó, Manuel Fraga dijo que “no tenía muy claro si era su predecesor o su sucesor”. Con Díaz Ayuso y Núñez Feijóo ocurre algo comparable: no sabemos quién manda a quién. Ella sigue su cruzada al ritmo del "Sánchez, Sánchez, Sánchez, no te quiero y tú lo sabes", y lanza cuchillos en todas direcciones. Sobre la vicepresidenta Yolanda Díaz sostiene que “es vergonzoso que viva en un casoplón pagado por todos”, que es la residencia oficial que hay en el Ministerio de Trabajo a disposición de cualquiera que sea titular de esa cartera, y sorprende que la presidenta se meta en ese jardín cuando ella vive en una casa de su pareja de la que se dice que se financió presuntamente con malas artes financieras. Ya lo dilucidará en su momento un juez, pero no parece que la cosa sea como para ponerse de modelo.
Ayuso también critica que “haya políticos que tienen a sus familiares colocados en empresas públicas”, y le damos la razón; igual que si también censurase, se le habrá olvidado, que no es legítimo que padres, madres o novios hagan negocios con empresas privadas usando para ello dinero público. ¿Es comprensible que sus rivales le respondan con un "y tú más"? A mí, personalmente, me parece que el cinismo no puede quedar sin respuesta y que, si le pones la otra mejilla a un cínico, mientras te abofetea con la izquierda te roba la cartera con la derecha.
Necesitamos acabar con la corrupción, que empeora la vida de todos en beneficio de unos cuantos, venga de donde venga y cortando por lo sano. Pero de ahí a aceptar filípicas de alguien con el expediente de Aznar –que va por el mundo con la Gürtel, cien casos más de corrupción, la guerra de Irak, el 11M y decenas de ministros de sus Ejecutivos imputados que le suenan a la espalda como las latas atadas a un coche de recién casados– o de quienes hoy mismo van por esos parlamentos de dios abrazados a la ultraderecha, va un abismo. Díaz Ayuso también ha hecho unas declaraciones, que será mejor no olvidar, en las que avisa de que en cuanto lleguen al poder volverán a lanzarse sobre la famosa hucha de las pensiones que ya saqueó M. Rajoy y las boicotearán para beneficiar a los seguros privados, igual que han hecho con la Sanidad y la Educación. Su teoría es que “estamos hipotecando a las nuevas generaciones.”
Antes de creerse un cuento, pregúntense si será peor el remedio que la enfermedad.
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