Torrejón, un modelo mortal Pilar Velasco
La corrupción política siempre deja sus hitos para el imaginario común. “La Paqui la conocen todas las vendedoras de El Corte Inglés. Gastar y gastar”, decía el socio de Santos Cerdán sobre su mujer. “Se enrollan que te cagas”, en palabras de Koldo y Ábalos, esa pareja que montó una suerte de red de proxenetas vip en Transportes. Detrás de la sordidez, tan recurrente como una maldición acompasada a los escándalos de cada legislatura, el último informe sobre Santos Cerdán retrata el socavón que deja una trama urdida durante una década. Un hombre corrupto es capaz de hundir a una organización. En el último ‘informe Cerdán’ –y en todas las conversaciones intervenidas de la causa– el triángulo tóxico Cerdán-Ábalos-Koldo no hace el mínimo gesto para financiar el partido. Sus esfuerzos son para financiarse a sí mismos. Tarjetas de crédito, viajes, vacaciones, restaurantes, prostitución, mujeres, alquileres gratuitos, sueldos para toda la familia sin dar ni palo… y el 2% de comisión por contrato de Acciona, hasta 7 millones de euros, según la UCO.
La disputa de tramas personales, el choque entre las estructuras de Ábalos-Koldo-Aldama en Transportes y Cerdán-Koldo en Navarra revela la ausencia de control del partido para poner orden en la guerra de comisiones. Penalmente, está acotado al trío. Y Anticorrupción ha desmontado los intentos por implicar a Hacienda o Industria. Según el fiscal Alejandro Luzón, María Jesús Montero no sirvió a los intereses de la trama para favorecer a Víctor de Aldama. Ni Ábalos y Koldo consiguieron presionar a Reyes Maroto para aprobar una licencia de hidrocarburos para Villafuel. Sin caja B, sin tentáculos por las administraciones públicas más allá de las propias (Navarra y Transportes), Ábalos y Cerdán medraron desde sus cargos dentro del partido y el Gobierno.
Cerdán se movió con una impunidad asombrosa y el material probatorio es contundente más allá de las futuras patrimoniales. Se atrevió a aceptar la secretaria de Organización a sabiendas de que le exponía y sacaba del anonimato. A reunirse en pisos francos con directivos mientras tiraba de tarjeta a nombre de una empresa con contratos públicos. O a aceptar repetir en el Congreso de Sevilla a pesar de las dudas de Sánchez cuando le preguntó por las informaciones en prensa. Cerdán mintió. Y Sánchez le creyó al confundirlo con el caso Begoña Gómez. Hasta ahí lo conocido.
De la década de los casos 'Gürtel', 'Lezo', 'Púnica', 'Palau'… los corruptores salieron indemnes. Ahora estamos igual
Aún con todo, es difícil contener el daño Santos Cerdán. Por la fecha. En el año 2015 crea Servinabar, la depositaria de las comisiones con Acciona. Entonces España estaba sumida en el 20% de paro y era imposible que el PP asumiera ninguna responsabilidad por la financiación ilegal de Gürtel. Faltaban tres años para escuchar a Ábalos defender una moción de censura por la regeneración democrática y pedir al Congreso no regalar “la impunidad al PP”. Algo más de un año después de aquella moción que puso a Sánchez en el Gobierno, en 2019 el exministro ya recibía un pago de Aldama, según el sumario. Por eso este último informe no es un golpe en un sitio cualquiera del PSOE. La causa está encapsulada en los personajes, los dos secretarios de Organización de la era Sánchez. El último informe sepulta en solitario a Santos Cerdán. Pero el golpe a la marca PSOE y al Gobierno es casi irreparable.
El 'informe Cerdán' obliga también a la Justicia a reflexionar sobre los corruptores y las grandes empresas, siempre las mismas en la lista de la corrupción. No puede ser que Anticorrupción pida 24 años de cárcel para José Luis Ábalos y 7 años para Víctor de Aldama. No puede ser que Acciona, una macro empresa con sobrada capacidad para competir por contratos públicos, ponga a un director general a reunirse en pisos francos y cerrar comisiones a sabiendas de la influencia de Santos Cerdán no como dueño de la tapadera Servinabar, si no por su capacidad en la adjudicación y el reparto. De la década del caso Gürtel, Lezo, Púnica, Palau… los corruptores salieron indemnes. Ahora estamos igual. Si las empresas comisionistas saben que sale prácticamente gratis a nivel penal, los contratos millonarios amañados compensan el riesgo. De poco sirve que Aldama, como dice el fiscal Alejandro Luzón, admita “de manera inequívoca su participación” si se pasea por la vida pública de rositas. Todo sin aportar ningún hecho trascendental que sirva para dar un vuelco al caso. A Cerdán le pillan por los mensajes con Koldo García y no por el mal llamado papeluco de Koldo. O corruptores y corruptos comparten la misma balanza de la Justicia o los Acciona y Aldama siempre encontrarán un Ábalos y un Cerdán.
De aquí en adelante, ¿cómo puede extirpar el Gobierno el daño y las dudas? Sánchez necesita hacer algo más para despejar las dudas razonables que levanta un no enterarse de nada impropio de un presidente y de una organización como el PSOE. Pueden empezar por no volver a comprar el material averiado de Santos Cerdán. ¿Era su voz en los audios? Lo era. ¿Era suya Servinabar? También. ¿Financió el partido? Seguramente no. Pero no basta con negarlo. Santos Cerdán casi se lleva por delante a Pedro Sánchez en julio. Debería ser suficiente para más medidas, contundencia y mejores explicaciones.
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