Telepolítica

Pedir confianza a los ciudadanos

José Miguel Contreras nueva.

Los que ya acumulamos cierta edad, podemos recordar el referéndum sobre la OTAN planteado por el presidente González en 1986. En mi caso particular, era un joven interesado por la política y poco más. Tampoco me iba la vida en ello. Recuerdo acaloradas conversaciones con amigos respecto a qué actitud tomar ante la sorprendente propuesta del líder socialista. Nunca milité en la causa anti-americana tan extendida en la época. Mis principales aficiones eran el southern rock y el country, la televisión estadounidense y la NBA. Hoy en día, suena convencional, pero en los ochenta en España implicaba ir absolutamente a contracorriente. No era ni mucho menos el pensamiento dominante entre la progresía madrileña en la que, pese a todo, militaba con entusiasta convicción.

Felipe González y la OTAN

La izquierda española era abrumadoramente contraria a la permanencia de nuestro país en la alianza atlántica. El asunto, a priori, resultaba indiscutible. Se había hecho durante años una encendida defensa de esa causa y era difícil encontrar gente progresista dispuesta a cambiar de opinión de un día para otro. En mi caso, cambié de bando desde el primer día. Pasé de criticar al ex-Gobierno de UCD, por habernos metido en la OTAN por la puerta de atrás, a defender que no nos debíamos salir. La base del cambio radical tenía una doble justificación. Por un lado, he de reconocer que era firme defensor de salir del armario anti-yanqui, pero, por encima de opiniones personales, lo que más me pesó fue la petición formal de confianza lanzada por el presidente del Gobierno.

Fui convencido seguidor de Felipe González en esos años. En 1982 voté al PSOE que él encabezaba con extraordinaria ilusión. Nunca me arrepentí de haberlo hecho. Cuando en 1986, el presidente se dirigió al país para pedir que confiáramos en su criterio, a la hora de asumir un histórico cambio de posición, tampoco dudé. Secundé su petición de apoyo. Tampoco me arrepentí de hacerlo. En las continuas discusiones que mantuve con amigos y colegas profesionales sobre el tema, siempre defendía el mismo argumento. El conocimiento real que tenía sobre el asunto era muy inferior al que tenía el presidente. En ese momento, elegía sin duda alguna mantener mi confianza en él.

Zapatero y el terrorismo

Han pasado casi 35 años y volvemos a encontrarnos ante una histórica encrucijada que nos recuerda a otras anteriores. El presidente Zapatero solicitó en numerosas ocasiones a los españoles que confiaran en su convencido esfuerzo para derrotar al terrorismo a través de un proceso de negociación que, finalmente, acabó con un éxito extraordinario. Es posible que muchos de quienes en esos años eran contrarios a ese proceso de negociación tengan hoy que reconocer que, por suerte para todos, el presidente Zapatero llevaba razón en confiar en las posibilidades de acabar con una de las páginas más negras de nuestra historia. Zapatero arriesgó su crédito y su legado político en pedir la confianza a los españoles. Acertó de pleno.

En la actualidad, debatimos airadamente sobre la concesión de indultos parciales a los presos secesionistas como herramienta para dar un giro al grave conflicto que se vive en Cataluña y que afecta a toda España. La división de opiniones es manifiesta. En Cataluña, existe una abrumadora mayoría que cree que los indultos deben llevarse adelante. En el resto de España, los ciudadanos son contrarios mayoritariamente a la concesión de los indultos en una proporción aproximada de dos tercios, frente a un tercio que los apoya. En el parlamento español, el sí a los indultos ganaría seguramente con amplitud una votación en caso de producirse.

Pedro Sánchez pide confianza

Pedro Sánchez se encuentra ante la necesidad de pedir a los españoles que no defienden los indultos que confíen en su creencia de que pueden ser determinantes a la hora de reconducir la deriva independentista. La carta de Oriol Junqueras ha roto uno de los argumentos centrales de quienes se oponen a la medida. Frente a los que creían que los indultos no modificarían la voluntad secesionista unilateral del actual Gobierno catalán, ahora sabemos que al menos ERC está convencida de cambiar de rumbo. Junqueras defiende obviar la estrategia de choque y de ilegalidad al considerarla tan inútil como anacrónica.

Pedro Sánchez tratará de convencer a millones de ciudadanos de que el camino de la negociación y el diálogo será mucho más eficaz que mantenerse en la política de confrontación que no acumula más que sonados fracasos. El presidente del Gobierno conoce a la perfección cuál es el estado de opinión en nuestro país. Se la juega para intentar conseguir que en las próximas semanas y en los próximos meses una buena parte de los ciudadanos acaben confiando en su apuesta. Cada uno deberá finalmente responder a la petición.

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