La muerte del periodismo Luis García Montero
Hubo una época en la que el Metro de Madrid era uno de los suburbanos más envidiados, era el metro que volaba, y así se publicitaba. Se llegó a convertir en una seña de identidad de la ciudad. Estamos hablando de un servicio público que era motivo de orgullo para los vecinos de Madrid, por extraño que hoy pueda parecer. El Metro de Madrid antes volaba, hoy te hace esperar. Y tiene una explicación.
Se pueden señalar múltiples razones, como la coincidencia de diferentes obras de mejora, que por otro lado supondría reconocer una clara falta de planificación y gestión de Ayuso, visto el caos que se vive desde septiembre. Pero, si analizamos lo que dicen los datos, nos cuentan otros motivos y otros horizontes. La pregunta que debemos hacernos entonces es: ¿Hace cuánto tiempo empezamos a sufrir el Metro de Madrid?
El desarrollo del metro en la década de los 2000 permitió crear nuevos kilómetros de vías, nuevas estaciones y modernizar instalaciones. La ciudad de Madrid y la periferia crecían, y con ellas crecía el metro. ¿Entonces dónde está el problema? El problema surge en la naturaleza de este desarrollo: el Partido Popular decidió que la inversión en mejoras no sería sostenida en el tiempo. Mientras tanto, Madrid seguía creciendo a una velocidad imparable, y eso provocó que el Metro de Madrid se anclase en la década de 2010. En el año 2010, a Madrid la visitaban 4 millones menos de turistas que hoy, y se contaban 88 millones de viajes menos al año. La edad dorada del Metro de Madrid se esfumó con el paso de los años.
Resulta que llegamos a la vuelta al cole de septiembre de 2025 con un Metro de Madrid en decadencia
Las frecuencias en hora punta han empeorado, y quizás esto suceda porque se han eliminado 286 vagones de las líneas de metro desde 2010. Sumado al constante incremento de usuarios madrileños, al aumento de 4 millones de turistas anuales y a un modelo de desarrollo que funciona como los esteroides, de forma discontinua, resulta que llegamos a la vuelta al cole de septiembre de 2025 con un Metro de Madrid en decadencia. Si a todo esto le sumamos las prisas de Ayuso por inaugurar obras públicas antes de los comicios de 2027, obtenemos un caos perfecto.
Lo lógico es pensar que cuando se acaben las obras todo volverá a la normalidad. Y ojalá así sea. Cabría preguntarse a qué normalidad deseamos volver: ¿a la del año 2010, o a la de 2025, cuando nos hemos acostumbrado a ir en el metro como sardinas en lata? La tendencia y las previsiones de uso del metro nos dicen que los usuarios no van a parar de crecer. Y el problema de esta encrucijada va más allá de una serie de obras: hablamos de qué modelo queremos para el Metro de Madrid. Un modelo que cuente con el metro como un eje vertebrador y de cohesión territorial, que precise de una inversión sostenida en el tiempo y que garantice un servicio público de calidad. De lo contrario, pasaremos de un Metro de Madrid difícil de usar a uno imposible.
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Alejandro Lecumberri Herrera es politólogo y vecino de Madrid.
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