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¡Insostenible!

Pongamos que hablo de renovables

Alberto Rosado del Nogal | Héctor Tejero

Ya Joaquín Sabina predijo en los 80, en su mítica Pongamos que hablo de Madrid, que “el sol es una estufa de butano”. Y quién le iba a decir al maestro que, efectivamente, tenía razón. Ahora bien, solo tenía razón en la teoría porque en la práctica, con el Partido Popular gobernando la Comunidad de Madrid desde 1995, la predicción no se ha vuelto una realidad, sino una −todavía no satisfecha− necesidad.

El contexto español

Hablar de la Comunidad de Madrid es hablar del mismo PP que ha gobernado España desde el 2011 (a excepción de los últimos meses de Pedro Sánchez a raíz de la moción de censura). ¿Y qué significa el Partido Popular en cuanto a renovables? Más allá de la trama ideológica-legislativa, hablemos de datos: España, zona privilegiada en cuanto a radiación solar, se permite el lujo de tener en 2014 una potencia instalada peninsular del sistema eléctrico en energía solar fotovoltaica de 4,4GW. Para el año 2015 es de 4,4GW. Para el año 2016 de 4,4GW. En el 2017 de 4,4GW. Y en el 2018 de 4,5GW. Los datos de la solar térmica van desde 2,3GW en 2014 hasta 2,3GW en 2018. En cuanto a hidráulica más de lo mismo: 17GW en 2014 a 17GW en 2018. En la eólica apenas sube 0,2GW en el último lustro. Y todo esto mientras la crisis climática no solo amenaza, sino que ya muestra sus consecuencias.

La no instalación de energías renovables provoca que, si hacemos un análisis diacrónico de la generación eléctrica peninsular verde, los datos sean extremadamente desesperanzadores: caminamos en la dirección opuesta a la debida, es decir, nuestra electricidad es más contaminante ahora que en 2014 y la cuota de renovables se estrecha.

Hablemos de Madrid

Madrid es la provincia más rica de toda España, tanto en el PIB total como en el PIB per cápita. Al ser la Comunidad que alberga la capital del país, la riqueza se acumula en el centro peninsular, pero esto no significa, sin embargo, que en la cuestión energética no sea una de las comunidades autónomas más dependientes: solo produce el 5% de la electricidad que demanda. Además, cada vez demanda más, pero produce lo mismo. Echemos un vistazo, primero, al consumo de energía final por sectores. El dato negativo es que no ha habido una reducción en el consumo energético desde el año 2013. Si aislamos los datos de los dos sectores que más consumen se observa que en movilidad no ha habido ninguna medida eficiente para fomentar el uso del transporte público, la bicicleta o los vehículos motorizados compartidos y en el sector doméstico apenas ha habido una verdadera rehabilitación energética de los edificios que bajara nuestro consumo en calefacción.

Así, desde el año 2013, se consume más Gasolina 95 y más 98, y prácticamente el mismo Gasóleo. Desde ese año hay 40.000 camiones y furgonetas, 400.000 turismos y 50.000 motocicletas más. Desde ese año se consume también más electricidad, 150 ktep más, y se siguen calentando algunas viviendas con carbón (apenas ha variado el dato desde 2013, pese a que el carbón es uno de los fósiles más contaminantes). Es decir, el (des)gobierno del PP de la Comunidad de Madrid, al igual que el nacional, no ha cambiado nada. De hecho, los datos en cuanto a generación eléctrica renovable son bastante similares: desde 2013 se ha generado prácticamente lo mismo (tirando a menos) de energías limpias. ¿Y esto por qué?

La respuesta es muy sencilla: como se ve en la tabla de abajo la potencia instalada sigue siendo la misma que en 2014. Si no se instalan más placas fotovoltaicas, no se podrá generar más electricidad limpia. Por eso la Comunidad de Madrid necesita un cambio de rumbo en su política energética: menos dependencia, más renovables, más democratización y más empleo verde. ¿Y cómo se hace esto? Pasemos de la teoría a la práctica con algunas experiencias y proyectos.

Tejados solares en Alpedrete (y en Madrid)

En 2018 el CIEMAT (Centros de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) presentó un informe encargado por el Ayuntamiento de Alpedrete que calculaba la generación eléctrica que podrían producir los tejados de sus edificios públicos y privados para el municipio. El dato fue muy esclarecedor: Alpedrete podrá vivir solo del Sol. Ese es el objetivo que su alcalde, Carlos García-Gelabert Pérez, de Alpedrete Puede, quiere para los vecinos. Y además es el ejemplo para otros lugares porque demuestra que con voluntad política, vivir 100% renovable es posible (para ver el mapa solar interactivo de Alpedrete picha aquí).

En la Comunidad de Madrid también existe un estudio similar realizado por el Observatorio de la Sostenibilidad, que estima que llenar de placas fotovoltaicas los tejados de la ciudad de Madrid supondría el consumo eléctrico de 1,2 millones de personas, algo más de la mitad de la electricidad consumida por la capital en 2016. Esto no solo supondría dejar de emitir más de 3 millones de toneladas de CO2, sino bajar la factura de la luz, reducir la dependencia energética y democratizar ese bien tan abundante pero infravalorado por algunos gobiernos conservadores como es el sol. Imaginemos si no son solo los tejados de Alpedrete o Madrid, sino de todos los municipios de la Comunidad de Madrid. ¿Por qué no? ¿Acaso el sol va a decir que no?

El district heating de Móstolesdistrict heating

¿Qué es el district heating? Consiste en centralizar la red de tuberías de un área mediante un suministro de agua caliente sanitaria y calefacción común. Dicho en palabras más sencillas: en lugar de tener diferentes calderas (con el gasto extra que supone su mantenimiento), se comparte una más grande que usará, además, combustibles de biomasa y energía solar térmica. Los beneficios son múltiples: se reduce el coste de explotación y mantenimiento de la instalación y, por tanto, de su precio. También deja atrás el bajo rendimiento de las calderas antiguas (todavía en Madrid hay algunas de carbón) y evita problemas de espacios, ruidos y seguridad en los edificios al situarse esta “macrocaldera” fuera de los bloques de viviendas.

En Móstoles, hace pocos años, se llevó a cabo un proyecto (gestionado por Veolia) de estas características que reduce el coste energético un 15% y evita emitir 9.000 toneladas de CO2 a la atmósfera. La segunda fase de su district heating está en marcha y la nueva central será híbrida (combinará energía de biomasa con solar térmica) y terminará dando servicio a casi 7.500 viviendas en el municipio, además de suministrar calefacción y agua caliente a la Universidad Rey Juan Carlos o los hospitales Rey Juan Carlos y Ernest Lluch. Su materia prima proviene de la limpieza de montes de Guadalajara y Cáceres e incluso de podas de la propia Móstoles. Una vez todo haya finalizado la reducción de las emisiones será de casi 31.000 toneladas de CO2 al año.

Proyectos como este se podrían replicar y multiplicar en la región (especialmente en el Sur) con el empujón tanto de ayuntamientos que quieran apostar firmemente por las renovables como de una Comunidad de Madrid comprometida con la transición energética.

Pongamos que hablo de renovables en la Comunidad de Madrid

Si hacemos ese ejercicio de imaginación de hablar de energías renovables en la Comunidad de Madrid pasa, necesariamente, por girar el timón de la actual política energética del Partido Popular. No solo porque es ambientalmente insostenible, sino porque genera problemas sociales como que el 14% de los madrileños sufre pobreza energética o que incumplimos los acuerdos internacionales firmados provocando multas de Europa que, gracias a los planes ambiciosos de Madrid y Barcelona, de momento se han evitado. También porque las energías renovables son cada vez más baratas y, de hecho, ya resulta más económico producir energía del sol que quemar petróleo como demuestra este estudio del costo nivelado de la electricidad en 2018 de la consultora Lazard.

Hablar de energías renovables en la Comunidad de Madrid significa cambiar nuestros tejados y ponerlos más verdes, bien con jardines o huertos o bien con placas fotovoltaicas para abastecer la electricidad que un bloque necesita. Significa centralizar la red de agua caliente de cientos de viviendas o rehabilitarlas energéticamente para ser más eficientes y pagar menos en la factura de la luz. Significa, todo esto, crear miles de puestos de trabajo en sectores punteros, con presente y futuro, que mejoran la calidad ambiental, económica y social de una región. Significa equilibrar la balanza entre barrios más humildes y barrios más pudientes, mejorando el aire de las zonas más afectadas, fijando empleos en las zonas más pobladas y evitando, por tanto, miles de desplazamientos diarios. Hablar de energías renovables significa vertebrar el modelo productivo y de consumo de una región entera. No lo es todo, pero es un paso en firme que más pronto que tarde hay que dar. De lo contrario, como diría Sabina en su canción “Aquí no queda sitio para nadie”, aunque preferiría cambiar su letra y decir que:

Energías renovables en Madrid y casas de apuestas

Energías renovables en Madrid y casas de apuestas

“Aquí no queda sitio para nadie (que no apueste por lo verde), pongamos que hablo de Madrid“. _________________Alberto Rosado del Nogal es doctorando en Ciencias políticas de la UCM y creador de Insostenible: el Podcast.Héctor Tejero es investigador contra el cáncer en el CNIO y número 5 en la lista a la Comunidad de Más Madrid

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Héctor Tejero

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