VALENCIA
Un año después de la dana: 700 ascensores sin reparar obligan al 'confinamiento selectivo'
VALENCIA
Un año después de la dana, un gesto tan sencillo como salir a la calle sigue siendo un desafío diario para personas con movilidad reducida que residen en alguna de las más de 700 viviendas que aún no han podido reparar o sustituir sus ascensores dañados y que, en la práctica, viven en una especie de “confinamiento selectivo”.
Los últimos datos de la Asociación de Empresas de Ascensores de la Comunitat Valenciana (Ascencoval) son claros: de los más de 7.500 ascensores afectados por las inundaciones del 29 de octubre, todavía quedan 780 pendientes de reparación o sustitución.
Aunque más de 6.700 equipos ya están operativos, detrás de las cifras pendientes —con plazos que se dilatan por la complejidad técnica y administrativa de las obras y la obligación de garantizar la seguridad— hay historias personales de gran vulnerabilidad.
Es el caso de Francolizy, una mujer de 36 años con paraplejia que vive en la segunda planta de un edificio próximo al barranco de la Saleta, en Aldaia, una derivación del tristemente célebre barranco del Poyo.
“Un pequeño bordillo es para ella como un muro. Así que imagina lo que supone subir o bajar varias plantas”, explica a EFE su madre, Francy da Rocha, vecina de Aldaia desde hace quince años.
Un año después de aquella tarde y noche del 29 de octubre, cuando la planta alta de su vivienda acogió a vecinos afectados por las lluvias, el ascensor de su comunidad sigue sin funcionar: “Está instalado desde hace tres meses, pero falta la revisión final y el visto bueno para ponerlo en marcha. Aquí no aparece nadie”, lamenta.
La movilidad de Francolizy depende de la asistencia de Cruz Roja y de la ayuda puntual de algunos vecinos. “Es imposible que ella sola pueda bajar o subir desde un segundo piso”, explica su madre, que recuerda que este verano solo pudo bajar una vez a la piscina comunitaria.
Soluciones temporales
El alcalde de Aldaia, Guillermo Luján, coincide en que la situación afecta especialmente a los colectivos más vulnerables: “Es uno de los elementos más significativos y sensibles que deja la dana un año después. Hay muchos ascensores que aún no funcionan y el sector no tiene capacidad de respuesta”, reconoce.
Para paliar temporalmente el problema, Cruz Roja cuenta con un sistema con una “silla oruga” para facilitar la salida de las personas con movilidad reducida.
“Es una medida muy coyuntural. La gente necesita poder bajar a la calle y retomar su vida. Esta situación provoca un confinamiento selectivo de quienes tienen más dificultades”, subraya el alcalde.
Hasta que los ascensores vuelvan a funcionar, cientos de personas seguirán de alguna forma atrapadas en sus propias casas, víctimas silenciosas de una emergencia que aún no termina.
Demoras en las reparaciones
En una finca ubicada en la Avenida de la Música de Aldaia, a pesar de estar al otro lado del Barranco de la Saleta, en el portal entró casi un metro de agua -hay una marca en la pared que lo atestigua-, dejando el ascensor inutilizado.
Los vecinos están desesperados porque, a pesar de haber comenzado a pagar la reparación, la empresa no da señales de vida y no saben cuando acometerán esas tareas.
Antonio Ruiz, vecino de la finca, afirma que llevan casi un año sin respuesta de la empresa, con la que se han intentado poner en contacto a través "del teléfono, correo electrónico, su servicio reclamaciones y nada", por lo que la comunidad "se ha visto obligada a enviarle un burofax exigiendo el cumplimiento del contrato de reparación y ya no están cobrando mes a mes el arreglo del ascensor".
En el edificio "hay una señora que va en silla de ruedas con la pelvis y el hombro fracturado y no puede salir de su domicilio", relata este vecino, quien asegura que él se apaña porque es joven, pero no la gente mayor.
Genoveva Ángel tiene 75 años, vive en el cuarto piso y cuenta que ha pasado 3 años de enfermedades graves y "me cuesta mucho subir, al tercero llego ahogada".
Intenta salir "solo por la mañana", y comprar "muy poquito", y luego subo "escalón a escalón".