CONVIVENCIA

El atlas de la fractura social: cinco millones de españoles han roto con su familia o amigos por motivos políticos

Sánchez y Abascal, frente a frente, en una ilustración.

Llega la navidad y junto con los villancicos y turrones, también llegan esas famosas cenas en las que está prohibido hablar de “fútbol, religión y política”, últimamente sobre todo de política. La polarización se ha convertido en omnipresente en los últimos años en España inundando tertulias, conversaciones y debates. Tanto es así, que la propia FundéuRAE la eligió como palabra del año en 2023. 

El aumento de la crispación social, unido a los problemas políticos, son algunas de las preocupaciones más importantes para los españoles, o al menos así lo recoge el barómetro del CIS de enero de este mismo año, que afirma que estas cuestiones suponen uno de los problemas que más afecta a la población (9,4).

Es por esto que la organización More in Common ha realizado el estudio Atlas de la polarización en España 2025, que ofrece una radiografía de la fractura social en el país y que trata de explicar cómo este fenómeno supone un gran problema para la convivencia ciudadana y la democracia. El campo de la encuesta es de 2.508 ciudadanos españoles con derecho a voto entrevistados entre el 31 de octubre y el 9 de noviembre de este mismo año, y deja titulares tan alarmantes como que cinco millones de españoles han roto relaciones familiares o de amistad en el último año por motivos políticos o que España es uno de los países más polarizados políticamente de Europa.

Para Luis Aguado, director de More in Common España, el objetivo era “ofrecer un diagnóstico riguroso que nos ayudara a clarificar qué entendemos realmente por polarización”. “No se trata solo de constatar que existen ideas diferentes —algo natural y necesario en cualquier sociedad democrática—, sino de comprender cómo esas diferencias pueden convertirse en distancias, desconfianza, rechazo o desencanto político”, concluye. La encuesta se divide en cuatro bloques que representan distintas formas de polarización: percibida, ideológica, afectivo-social y sistemática. 

Superar las diferencias 

El primer tipo de división analizado por el estudio nos muestra el grado de sensación de división que existe entre la ciudadanía. Un 65% de la población española piensa que la sociedad está muy dividida o algo dividida, mientras que tan solo un 15% piensa que esta unida. 

Aunque para Tarek Jaziri-Arjona, investigador de More in Common, los niveles de polarización en el país son altos, estos no muestran el punto máximo. “De acuerdo a nuestros datos, el pico más alto se alcanzó en los primeros meses de 2024, en pleno debate de la ley de amnistía”, señala.

El eje derecha-izquierda es percibido como la principal fuente de división política en el país. Aunque, dentro de este eje hay variables según la intención de voto. Los que se sitúan más a la izquierda en cuanto a posición ideológica perciben de manera más marcada la diferencia entre ricos y pobres, mientras que los votantes de derechas destacan con mayor fuerza las diferencias entre españoles e inmigrantes.

Con esto, España se sitúa en unos niveles de polarización ideológica superiores a otras grandes democracias europeas. En el caso español, el índice de entropía (que va de 0 a 1 en cuanto a niveles de polarización) se sitúa por encima del de países como Alemania, Francia o Italia. 

Para el investigador Jaziri-Arjona, esto se debe entre otras causas a un factor cultural y económico: “En España cuanto más de derechas eres en cuestiones económicas, más de derechas eres en cuestiones culturales, mientras que a la izquierda pasa al contrario de la misma manera; esto no pasa en otros países, en los que encontramos más grises ideológicos”. Además, añade que esto se aprecia también en el mapa de partidos políticos: “En España ya no existe un partido que se posicione entre PP y PSOE, mientras que en Alemania, Francia o Italia hay partidos que ocupan más ese espacio de centro”. 

Pese a ello, seis de cada diez españoles creen que aún es posible superar las diferencias y recuperar la unidad social, una situación diferente a la que se da en otros países como Francia, donde More in Common ha comprobado que la mitad de los ciudadanos piensa que las diferencias son demasiado grandes como para poder unirse y la otra mitad piensa que la reconciliación es todavía posible.

Las cuestiones culturales como la igualdad de género, las políticas territoriales o la inmigración son las que más división generan entre los ciudadanos, sin embargo, existe un amplio consenso en otra serie de debates como el de la defensa del sector público, la progresividad fiscal o la lucha contra el cambio climático. “No existe una España progresista pro-clima y otra conservadora negacionista, como a veces se sugiere”, reconocen desde More in Common. 

Redes sociales, Vox y Abascal: los aceleradores

Para los españoles, las redes sociales ocupan el primer puesto en cuanto a los agentes responsables de esta polarización. Un 37% opina que las redes sociales, en primer lugar, contribuyen mucho. El segundo lugar lo ocupan los medios de comunicación (33% opinan que contribuyen mucho) y el tercer puesto lo ocupa Vox, con un 44%, siete puntos porcentuales por encima del Gobierno. 

Además, la ciudadanía sitúa al líder de Vox, Santiago Abascal, como el líder político que más contribuye a la polarización por delante de Pedro Sánchez, quien le sigue de cerca. Ambos son señalados de manera clara por la opinión pública como los líderes más polarizantes e incluso para su electorado, Abascal se sitúa en el segundo lugar por detrás de Sánchez y por delante de Irene Montero como actor polarizador más importante para nuestra sociedad. 

“En general la ciudadanía percibe que los líderes políticos contribuyen a este ambiente tan polarizado y entre ellos es evidente que Abascal es el más señalado, aunque es importante resaltar la autocrítica entre sus propios votantes. Ojalá hubiéramos empezado a hacer esto diez años atrás para ver cómo ha contribuido Vox al aumento de este fenómeno”, lamentan desde el equipo de investigación de More in Common. 

El estudio analiza también la polarización afectivo-social, que para el investigador Tarik Jaziri-Arjona, “de todas las formas de polarización, esta es una de las más preocupantes, porque afecta directamente no solo a la gobernabilidad, sino también a la convivencia cotidiana”. 

En este aspecto se cumple algo muy normativo que es que los votantes de todos los partidos sienten una empatía mayor hacia quienes piensan de la misma manera que ellos, pero señala que el espectro ideológico de la derecha (PP y Vox), en el contexto político y preelectoral actual, es el que expresa niveles más altos de sentimientos negativos hacia los votantes de otros partidos en su conjunto.

Esto se puede comprobar poniendo la vista en las distintas redes de amistad de los votantes. Los de izquierdas (Sumar y Podemos) tienen las redes de amistades más abiertas, mientras que los de Vox tienen las más homogéneas con una amplia diferencia. Además, esto se relaciona de manera directa con otro dato que arroja el estudio: cuanto mayor es el número de amistades de otros partidos políticos, menor es la polarización afectiva. 

Para el investigador de More in Common, esto afecta de manera clara a la convivencia de los ciudadanos. “Lo que vemos nosotros es que existe una relación entre tener amistades que piensan igual que tú o que apoyen al mismo partido que tu apoyas, y la polarización latente. Cuánto más similares son tus amistades, mayor es la probabilidad de que tengas sentimientos negativos hacia aquellos que piensen diferente”, explica. “Esto es muy preocupante y hay una relación evidente entre estas dos cuestiones”, concluye.

¿Una división irreconciliable?

Por último, el estudio analiza cómo estos niveles de polarización repercuten en una mayor dificultad para la praxis democrática y en el funcionamiento del sistema político. Para ello, se ha trazado una comparativa con EEUU, uno de los países donde más se ha estudiado la cuestión de la polarización.

En el país norteamericano seis de cada diez estadounidenses afirmaban que las divisiones políticas son tan profundas que impiden resolver los problemas del país. Mientras que en España, aunque la percepción es algo menor, la mitad de los españoles se muestran convencidos de que las divisiones políticas impiden que se dé respuesta a las necesidades de los ciudadanos, lo que señala el gran problema existente en cuanto a gobernabilidad. 

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Finalmente, el estudio de More in Common incluye un experimento de encuesta para medir la tolerancia hacia comportamientos antidemocráticos. Los resultados muestran que un 11% de los españoles aprobaría que un Gobierno, ya fuera de Pedro Sánchez o de Alberto Núñez Feijóo, se saltara al Parlamento para aprobar leyes. “Esto es una muestra de cómo la alineación partidista puede afectar directamente a la salud de la democracia”, concluye Jaziri-Arjona.

Pese a todo, una mayoría de españoles piensa que las diferencias son aún salvables. Según el estudio, la opinión de que las diferencias son demasiado grandes como para que nos unamos, ha ido menguando desde el año pasado y, aunque el clima social oscila, sigue predominando la idea de que la convivencia y el acuerdo aún son posibles. 

“En el plano social, la conclusión del estudio es relativamente positiva: la mayoría de los ciudadanos, pese a sus diferencias ideológicas, siguen relacionándose entre sí y manteniendo amistades con quienes piensan distinto. En cambio, en el plano político, la situación es diferente. La polarización aparece sobre todo entre los partidos y sus líderes, donde el enfrentamiento es mayor y más visible. Además, los propios ciudadanos perciben que esa polarización entre los políticos es lo que está dificultando los acuerdos políticos y alimentando la sensación de división”, reflexiona el portavoz de More in Common.

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