El auge de Vox y la preocupación por la sanidad le complican la mayoría a Moreno en Andalucía
En 2018, Vox fue la llave para que Juanma Moreno gobernara en Andalucía y pusiera fin a la hegemonía del PSOE en lo que en su día fue considerado como el "fortín socialista". Moreno pasó de llevar la etiqueta de perdedor a punto de hacer las maletas —ni siquiera la dirección nacional de Pablo Casado confiaba en él como candidato— a convertirse en un barón consagrado dentro del PP. En los últimos comicios, celebrados en junio de 2022, se adueñó del voto de su socio de Gobierno, Ciudadanos –a cuyas principales figuras dio trabajo después–, y frenó a Vox, que con Macarena Olona se quedó lejos de sus expectativas. Ahora, la extrema derecha puede hacer perder al líder andaluz su mayoría, según el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces publicado este lunes y que se realizó antes de la crisis política por los cribados para la detección precoz del cáncer.
El Centra, el denominado CIS andaluz, le da al PP una horquilla de entre 54 y 56 diputados, cuando la mayoría absoluta de la Cámara autonómica se sitúa en 55. Esto supone una caída del 2,4% de la intención de voto con respecto a las elecciones de 2022, cuando obtuvo 58 actas y el 40,7% de los sufragios. Esa caída representa el mismo porcentaje que subiría Vox respecto a aquellos comicios. El partido de Santiago Abascal sacaría el 15,9% de los votos, entre 16 y 18 escaños, frente a los 14 que tiene ahora, mientras que el PSOE-A, liderado por María Jesús Montero, lograría el 23,3%, lo que le dejaría en una horquilla 26-29 escaños. Esto supondría bajar de su suelo electoral, en los 30 diputados actuales. Mientras, las dos formaciones a su izquierda —Por Andalucía y Adelante Andalucía— subirían ligeramente, pero el bloque de la izquierda se situaría muy lejos del de la derecha, con 36-40 escaños frente a 70-74.
Si las predicciones más pesimistas se cumplen, Moreno volvería a depender de Vox y perdería la condición de barón autonómico con mejor rendimiento electoral de su partido –y por tanto mayor autoridad– respecto de otras figuras de peso dentro del PP como la madrileña Isabel Díaz Ayuso, lo que avivaría de nuevo el debate dentro de la formación conservadora sobre cuál es la mejor estrategia para confrontar con los ultras. El PP creyó tener solventado ese debate en las últimas elecciones municipales tras lograr retener las capitales que ya controlaba (Málaga, Almería y Córdoba, con mayoría absoluta) y sumar Granada, Cádiz, Huelva y Sevilla. También Jaén, que después volvió a manos del PSOE tras una moción de censura.
El propio Moreno, en una conversación con periodistas en el Palacio Real de Madrid con motivo de la celebración el pasado 12 de octubre de la Fiesta Nacional, admitió que está en peligro su mayoría absoluta en las próximas elecciones. Pero su teoría es que esto no se debe a que la izquierda capitalice esta crisis —“María Jesús Montero está desgastada”, señaló—, sino a que sube el partido de Santiago Abascal, que "siempre crece con los líos": "Cada vez que hay una bronca, gana Vox", comentó. Moreno sostuvo que la derecha está viviendo "su propio 15M" y que especialmente los jóvenes están inclinándose hacia Vox. El popular insistió en que su relación es "malísima" con el partido de ultraderecha y que no tiene intención de ir a un adelanto electoral —la fecha límite para los comicios es junio del año que viene—.
La sanidad, el principal problema para los andaluces
Otra de las lecturas que deja el barómetro andaluz es que la sanidad ha pasado a ser el principal problema para los andaluces. Uno de cada cinco andaluces reconoce que la sanidad es el problema que más le afecta de forma personal. En solo tres meses han pasado de identificarla como el principal problema que les afecta de forma directa el 11,6% de los andaluces en el mes de julio, a hacerlo el 21,6%, casi el doble, en octubre. La siguiente materia que un mayor porcentaje identifica como principal preocupación es el paro con un 12,2%, es decir, casi la mitad que los que piensan que lo es la sanidad. En tercer lugar están aquellos que piensan que el principal problema es el acceso y el precio de la vivienda con un 10%.
Unos datos, los de la sanidad, que hay que leer teniendo en cuenta que el barómetro no recoge el impacto de la crisis los cribados, y sin embargo refleja el descontento general sobre el funcionamiento del pilar sanitario del Estado del bienestar. Los barómetros sanitarios que el CIS ha ido publicando de manera puntual también señalan que Andalucía es la comunidad menos satisfecha con su sanidad. A esto se suma que Moreno minimizó en un primer momento la crisis de los cribados aunque, finalmente, acabó destituyendo a su consejera, Rocío Hernández.
Su sustituto, Antonio Sanz, no asistió a ningún acto público con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, celebrado este domingo. En su lugar, prefirió acudir a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) a la final de la Liga Nacional de Novilladas. De hecho, dio más recorrido en redes a este acto que al Día del Cáncer de Mama, ya que publicó dos tuits propios sobre la corrida y retuiteó otro del Gobierno andaluz. Desde allí aprovechó para reivindicar que "Andalucía ha sido, es y será taurina, y el Gobierno de la Junta apostará siempre por ella".
"Vamos a polarizar"
La crisis de los cribados sirvió de pretexto a Abascal para pedir la dimisión de Moreno y la convocatoria anticipada las elecciones, a diferencia de lo que ocurrió con la dana en València tras la negligente gestión del presidente valenciano Carlos Mazón, que se saldó con 229 muertos. Entonces, Vox decidió proteger y sostener al jefe en el Consell. En el caso andaluz, a la falta de sintonía con Moreno se le suma que Vox se encuentra fuerte ahora mismo en las encuestas e, incluso, se ve con capacidad para competir de tú a tu con el PP en provincias como Huelva y Almería. En San Telmo, como confesó el propio Moreno, empiezan a ver síntomas de “transversalidad” en el voto de la ultraderecha y un fuerte arraigo en las zonas rurales de la comunidad.
En los últimos comicios autonómicos, Vox fue la tercera fuerza en Almería, con el 20,7% de los votos, a poco más de un punto del PSOE, que obtuvo el 22%: 53.718 votos frente a 57.220. El discurso de Vox, admiten en el PP, ha permeado en municipios como El Ejido, Níjar o Roquetas de Mar, en los que hay una alta concentración de migrantes, especialmente en el sector agrícola. Los ultraderechistas han centrado su discurso en la inmigración irregular, vinculándola con problemas de seguridad y empleo, lo que ha calado en parte del electorado local, al igual que su oposición al "pacto Verde".
En Huelva, en cambio, el PSOE-A se situó a mucha distancia de los ultraderechistas, con 58.498 papeletas frente a los 27.270 votos que obtuvo Vox, lo que se tradujo en cuatro escaños para los socialistas y solo uno para los ultraderechistas. Sin embargo, en la formación de Abascal se muestran convencidos de que ahora estarían en condiciones de conseguir tres o más escaños en esa provincia. Los ultraderechistas también se ven con muchas posibilidades en Málaga y Córdoba, aunque en estos casos el discurso antimigrantes no permea de la misma manera y tanto el PP como el PSOE están más fuertes.
La fórmula para lograrlo parece clara. "Vamos a polarizar y mucho, porque polarizar es recordar, polarizar es no olvidar y polarizar es denunciar las consecuencias de las políticas que practican ustedes, los populares, en connivencia con los socialistas", formuló el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Manuel Gavira. Los mensajes que manejará Vox pasan por, en palabras de Gavira, "recordar a las víctimas de la inmigración ilegal, las niñas violadas, los ancianos atracados, las mujeres agredidas y las mujeres que tienen que ir dos pasos por detrás de los hombres, con una capucha en la cabeza". Es decir, replicar la estrategia de Abascal a nivel nacional con Alberto Núñez Feijóo.
Tras los fracasos de Serrano y Olona
El referente de Vox en el Parlamento andaluz es el citado Manuel Gavira (Cádiz, 1969), al que según la encuesta del Centra solo conoce el 26,66% de los encuestados, frente al 95,8% de Moreno y al 93,1% que identifica a su rival en el PSOE, María Jesús Montero. En Vox, sin embargo, no se muestran preocupados por la falta de conocimiento de su candidato sino que creen, incluso, que puede ser una "fortaleza" porque indica que "la marca está fuerte" más allá de la persona que elijan para ser su cabeza de cartel. Y lo cierto es que sus experiencias anteriores no acabaron demasiado bien.
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Su primer portavoz, Francisco Serrano, duró un pleno, el de investidura. Abascal y su entorno se habían dado cuenta, ya durante la campaña, de las limitaciones políticas del juez condenado por prevaricación que habían puesto como candidato, explica alguien que conoce al que había sido también aspirante en 2015. Serrano, ya sin portavocía y obsesionado con las denuncias falsas por violencia de género, perdió relieve político y acabó dimitiendo por un caso de supuesto fraude destapado por infoLibre. Su sustituto como portavoz fue Alejandro Hernández, un diputado que llegó a golpear el micrófono y soltar un "a tomar por culo" tras una discusión con la presidenta de la Cámara. Duró de febrero de 2019 a mayo de 2021, cuando entró Gavira, un "asesor de empresas" que siempre ha actuado a las órdenes de la cúpula de Madrid.
A Gavira le tocó el papel de marcar distancias con el PP, al que Vox había apoyado en lo esencial durante la primera legislatura de Moreno, con la vista puesta en las elecciones de 2022, donde pretendía mostrarse como alternativa. Amenazaba Vox con romper, para acabar salvando al Gobierno de PP y Ciudadanos en el último minuto. Cuando finalmente Moreno convocó las elecciones, Gavira era una opción a mano para ser candidato, pero finalmente la dirección de Vox apostó por Macarena Olona, cuyo resultado tampoco cumplió las expectativas de la dirección nacional.
Abascal definió a Olona como la candidata "con cara de presidenta", pero su estrategia no funcionó. Tras una errática campaña, Vox creció, pero por debajo de sus expectativas y sin evitar la mayoría absoluta del PP, lo que dejó al partido de ultraderecha sin margen de influencia. La candidata aseguró que se quedaría en Andalucía, pero duró dos semanas y se marchó de la formación entre críticas a la cúpula madrileña. Olona probó suerte en las elecciones generales de 2023 con su formación Caminando Juntos, pero solo obtuvo 5.478 votos en las 12 provincias en las que se presentó.