Clara Campoamor más allá del voto: el Congreso recoge una ponencia sobre su papel fuera de España

Clara Campoamor

“Señores diputados, he pronunciado mis últimas palabras en este debate. Perdonadme si os molesté, considero que es mi convicción la que habla; que ante un ideal lo defendería hasta la muerte; que pondría, como dije ayer, la cabeza y el corazón en el platillo de la balanza, de igual modo Breno colocó su espada, para que se inclinara en favor del voto de la mujer, y que además sigo pensando, y no por vanidad, sino por íntima convicción, que nadie como yo sirve en estos momentos a la República española”. Era 1 de octubre de 1931 y Clara Campoamor acababa de finalizar su discurso ante el Congreso. 

La diputada del Partido Radical se enfrentaba a una cámara en la que solo había dos mujeres más, y una de ellas, Victoria Kent, se oponía frontalmente al sufragio femenino. A pesar de la dificultad, Clara Campoamor lo consiguió y el sufragio femenino quedó aprobado con 161 votos a favor y 121 en contra. Solo dos años más tarde, en 1933, las mujeres españolas podían salir a votar en las elecciones. 

En el mismo año en el que pronunció el discurso que consiguió el voto de las mujeres, 1931, Campoamor se convirtió en la primera mujer española en hablar en la Sociedad de Naciones. Uno de los éxitos eclipsó el otro y el papel de la política madrileña en las organizaciones internacionales ha quedado relegado a un segundo plano. Durante su exilio representó a la International Alliance of Women en la sede de la ONU en 1956 y 1958 y a la Federación Internacional de Mujeres de Profesiones Jurídicas, que ella misma creó en París. Varias décadas después, el lugar donde pronunció su famoso discurso en favor de los derechos de las mujeres recogerá una ponencia para reivindicar el papel que jugó la política a nivel internacional.

Será en la sala Cánovas del Congreso el próximo jueves 4 de diciembre bajo el título Clara Campoamor ante la Sociedad de Naciones y la ONU. El historiador Luis Español será el encargado de explicar el papel de Campoamor, autor de la obra Siempre a la espera, en la que publica datos hasta ahora inéditos sobre la madrileña.

La editora de este libro, Cristina Rosario Martínez Torres será quien presente el acto. También es profesora de la Universidad de Ginebra y directora del proyecto académico-divulgativo Año Campoamor 2025, en Suiza.

Clara Campoamor en el exilio

Después de que estallara la Guerra Civil en España y se diera comienzo a la dictadura, Clara Campoamor se vio obligada a marcharse de su país. En agosto de 1936, huye de las matanzas en zona republicana y acabó en Suiza. No fue fácil. Durante su camino, varios ultraderechistas españoles quisieron asesinarla pero, finalmente, logró instalarse en el exilio. Formó parte de la resistencia internacional contra el franquismo haciendo uso de su escritura con artículos en periódicos o libros como La revolución española vista por una republicana.

Clara Campoamor, la gran valedora del voto femenino

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Después de varios años viviendo en Argentina y en Uruguay, en 1955 vuelve a Suiza. En ese mismo año, la ONU había aceptado la España franquista. “Cuando Clara Campoamor regresa a Suiza, la International Alliance of Women, con sede en Ginebra, aprovecha la circunstancia para nombrar a Clara Campoamor y a su amiga la gran sufragista suiza Antoinette Quinche como sus representantes ante la sede helvética de la ONU (1956)”, expone Luis Español. También, representó a España en comisiones jurídicas y sociales como el Comité de Codificación del Derecho Internacional Privado o en la Comisión de Protección de la Infancia y la Juventud. Así, mantuvo su discurso hasta el final, defendiendo los derechos de las mujeres desde fuera de España. 

Pero, según el historiador, no se habla de la importancia que tuvo Campoamor en el plano internacional. “No sólo fue parte de la representación española ante la SDN en 1931 y en 1934, sino que en 1956 y 1958, representó a la International Alliance of Women en la sede ginebrina de la ONU”, explica el historiador.

“Obviamente no iba el Régimen del Invicto a nombrar representante suya a una distinguida republicana como Clara Campoamor, sobre la que pesaba la amenaza de doce años de cárcel por masona”. Y, aun así, resulta fascinante que “una representante oficial de España, en 1931 y en 1934, ante la Sociedad de Naciones, hablara en la ONU, de nuevo, en nombre de una organización femenina, cuatro lustros más tarde”, añade.

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