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Los datos que explican el estancamiento de Ciudadanos en Cataluña

Inés Arrimadas, hace unos días en la sede de Ciudadanos.

Al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, le está costando convertirse en profeta en su tierra. El partido naranja registró un importante crecimiento tanto en las últimas elecciones generales de abril como en las municipales que tuvieron lugar el pasado domingo 26 de mayo, pero aunque subió en porcentaje de voto en prácticamente todas las comunidades, en Cataluña parece estancado. Si el 28A Ciudadanos mejoró 2,8 puntos sus resultados de media, en la comunidad donde nació el partido esa mejora apenas fue de algo más de medio punto. Y lo mismo ocurrió en las locales: el partido naranja ganó casi 2,2 puntos a escala nacional, pero en Cataluña la subida no llegó siquiera a un punto porcentual.

En 2017, Ciudadanos hizo historia al convertirse en el primer partido marcadamente antinacionalista catalán que se imponía en las elecciones autonómicas en Cataluña, que hasta ese año habían sido vencidas en todas las ocasiones por CiU -y en 2015, por la coalición de Convergència y ERC- salvo en 1999 y 2003, donde el vencedor fue el PSC. La lista que lideró Inés Arrimadas, ahora portavoz parlamentaria de Ciudadanos en el Congreso, obtuvo 1.109.732 votos (el 25,35% del total).

Obviamente, ese resultado no puede compararse con el obtenido en las elecciones generales y municipales, que son elecciones diferentes y que, en Cataluña, siempre han registrado un comportamiento muy distinto de los votantes. Pero lo cierto es que, en términos absolutos, Ciudadanos consiguió en la comunidad en torno a 632.000 apoyos menos que en 2017 en los comicios de abril y cerca de 818.000 menos que en las autonómicas en las elecciones locales de mayo.

No obstante, la comparación es mucho más rigurosa y justa si se ponen en los dos lados de la balanza comicios del mismo tipo. Y la conclusión es que Ciudadanos crece de manera generalizada, pero en Cataluña su aumento es sensiblemente inferior al del resto de España. En las generales de abril, la candidatura de Rivera fue la elegida por 4,13 millones de electores, lo que supuso un aumento de casi un millón de votantes desde los comicios de 2016 y que Ciudadanos pasase del 13,06% al 15,86% de los votos. La formación naranja creció en todas las comunidades autónomas a excepción del País Vasco, donde perdió 777 votos y 0,39 puntos con con respecto a hace tres años.

Pero ese crecimiento no fue igual en todas las comunidades, y, con la excepción vasca, Cataluña fue el territorio donde el resultado de Ciudadanos menos mejoró: pasó del 10,94% de 2016 (un total de 380.497 votos) al 11,55% de abril (con 477.096 papeletas), apenas seis décimas y 96.600 sufragios de diferencia. A excepción de Cantabria, en todo el resto de  comunidades la mejora del resultado de Ciudadanos fue de más de dos puntos porcentuales, y superó los cuatro puntos en Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha y Castilla y León. Extremadura fue la autonomía donde más se dejó notar este incremento de apoyos: el partido pasó de un 10,54% en 2016 a un 17,96% en 2019, 7,4 puntos más.

Ni un punto de aumento en las locales

La misma dinámica siguió el voto de Ciudadanos en las municipales del 26M, unas elecciones donde Ciudadanos reunió 1,99 millones de votos en toda España frente a los 1,47 millones que consiguió en 2015: más de medio millón de papeletas y 2,17 puntos porcentuales (del 6,55% al 8,72%) de mejora. El partido naranja mejoró sus resultados en todas las comunidades a excepción de la Región de Murcia, donde perdió más de dos puntos pasando del 11,83% al 9,67%. Además, el resultado de Ciudadanos en el País Vasco es una incógnita: no obtuvo ni un solo concejal y su número de votos fue tan discreto que el Ministerio del Interior ni siquiera ha ofrecido aún sus datos por separado y los ha englobado con los del "resto" de pequeños partidos.

Sin embargo, como ocurrió en las generales, la mejora de Ciudadanos varía mucho según la comunidad autónoma. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, la formación de Albert Rivera consiguió un fuerte crecimiento de 6,38 puntos porcentuales, pasando de un 10,54% en 2015 a un 16,92% el 26M. Cifras similares se registraron en Asturias, donde el partido pasó del 4,77% al 10,87%, 6,1 puntos más. En Aragón el aumento fue de cinco puntos porcentuales; en Extremadura, de 4,4 puntos; y en Baleares, Cantabria y Andalucía superó los tres puntos. Pero en Cataluña, por el contrario, Ciudadanos solo pudo pasar de un 7,43% de los votos hace cuatro años a un 8,35% el domingo pasado: poco más de nueve décimas de aumento, apenas 60.000 votos.

Un voto solapado con el del PSC

¿A qué se debe este estancamiento? Los politólogos consultados por infoLibre ofrecen varias explicaciones, aunque coinciden en una: en Cataluña, "el hecho de que el PSOE esté bien y crezca perjudica a Ciudadanos", porque en esa comunidad, a diferencia de lo que ocurre en el resto de España, el partido naranja sigue siendo capaz de competir con los socialistas por una parte de su electorado porque se vota mucho más en clave independentista que teniendo en cuenta el eje izquierda-derecha.

Así lo explica Berta Barbet, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que afirma que "el contexto actual, en el que el Gobierno de la Generalitat lleva varios meses sin hacer gran cosa y en el que el PSOE parece estar abriendo cierto hueco, en Cataluña deja a Ciudadanos menos espacio para crecer". Esa realidad, plantea la politóloga, es característica de la comunidad, y no impide a la formación naranja "crecer fuera de Cataluña" porque "su espacio natural es otro", claramente escorado hacia el bloque conservador y en competencia directa con el PP.

Con Barbet coincide Ignacio Lago, profesor de Ciencias Políticas en la Universitat Pompeu Fabra (UPF). "Mucha gente que votó a Ciudadanos en las autonómicas" y que podía ser potencial votante naranja en locales y generales era de un perfil del que se ha nutrido tradicionalmente el PSC, compuesto por "personas que no son catalanas, o que no hablan catalán, o que son hijos de inmigrantes", ejemplifica Lago. Y la recuperación del PSC habría restado espacio al partido de Rivera en el bloque no independentista, señala.

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El "efecto techo"

Pero, además, Barbet plantea otra posible circunstancia que habría afectado a Ciudadanos y habría hecho que su crecimiento en Cataluña se estancase: que allí ya consiguió un gran resultado, el de las autonómicas de 2017, por lo que ya se le percibía como un partido grande y tenía poco margen de mejora. "Ciudadanos ha sufrido un efecto techo, tuvo su gran crecimiento en las últimas autonómicas y tenía menos espacio para crecer, y en otros sitios hasta estas elecciones no se le ha percibido como un partido viable" con opciones de obtener representación, sostiene.

Lago, por su parte, plantea que la salida de Inés Arrimadas para ocupar un puesto en el Congreso también ha podido perjudicar a Ciudadanos. "Da la sensación de que Cataluña no es especialmente relevante para ellos", reflexiona el politólogo, que apunta, además, que a la formación "le ha perjudicado el hecho de que la victoria de Arrimadas en las autonómicas de 2017 no ha provocado que Ciudadanos haya tenido una posición con especial repercusión en el Parlament". "Eso genera una sensación de que votarles no ha valido para gran cosa", afirma.

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