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Memoria histórica

Una docena de calles honran aún a Millán Astray a pesar de su papel “fundamental” en el bando golpista

Placa de la calle General Millán Astray, en Madrid.
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El recuerdo del general José Millán Astray regresa de nuevo al distrito madrileño de La Latina. Dos años después de que su placa fuera sustituida por la de la Justa Freire, una de las maestras más reconocidas en los años veinte y treinta del siglo pasado, el Ayuntamiento de Madrid restituyó este martes el nombre del fundador de la Legión en la vía pública. Lo hizo para dar cumplimiento a una polémica sentencia judicial que le desligaba del franquismo. Con su regreso al callejero, la capital vuelve a formar parte de la ignominiosa lista de municipios españoles que todavía honran en su nomenclátor a Millán Astray. Porque, a día de hoy, una docena de vías distribuidas por toda la geografía española llevan el nombre del fundador de la Legión. Y lo conservan a pesar de que para los historiadores resulta imposible desvincular al general de la Guerra Civil. “Que no estuviera en el golpe de Estado no significa que no fuera un hombre fundamental”, coinciden los expertos consultados.

La Ley de Memoria Histórica obliga a las administraciones públicas a tomar “las medidas oportunas” para borrar cualquier vestigio “de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura”. Sin embargo, catorce años después de su aprobación y con una reforma en camino, el callejero español sigue plagado de referencias franquistas. Es cierto que ha habido un avance en los últimos años. Sin embargo, a comienzos de 2020 todavía el Gobierno central referenciaba, en respuesta a una pregunta de Compromís, más de medio millar de vías con nombres de este tipo. En el listado destacaba, sobre todo, José Calvo Sotelo. Sin embargo, también se ponían sobre el tapete la permanencia en el callejero de figuras como la del dictador Francisco Franco, el fundador de la Falange –José Antonio Primo de Rivera– o los destacados generales Emilio Mola, José Sanjurjo, Gonzalo Queipo de Llano, Juan Yagüe. Y, por supuesto, el fundador de la Legión.

A comienzos de este año, Millán Astray seguía dando nombre a once vías, según la información que ofrece el callejero electoral del Instituto Nacional de Estadística (INE). Ahora, con la capital, serán doce, frente a las 29 que había hace una década, tal y como se recoge en la misma base de datos. Muchos se encuentran en localidades grandes, como Ceuta, Melilla o Plasencia. De hecho, en este último municipio, como ha sucedido en Madrid, el nombre fue retirado y posteriormente repuesto. Primero, el Ayuntamiento quitó la placa al considerar que su permanencia chocaba con la Ley de Memoria Histórica. Luego, apareció la Plataforma Patriótica Millán Astray con un recurso bajo el brazo. Y esto llevó al consistorio a solicitar al comité provincial de expertos que elaborase un informe argumentado sobre el asunto. “No hemos tenido respuesta, entendemos que mantenerlo no es incumplir la ley y, por eso, hemos vuelto a colocar el azulejo con su nombre”, explicó el alcalde en el momento de la reposición.

También constan en el callejero del censo electoral del Instituto Nacional de Estadística vías en recuerdo al fundador de la Legión en las localidades murcianas de San Pedro del Pinatar, Santiago de la Ribera o Alguazas, así como en Fuensalida (Toledo) y Armunia (León). Y, de menor tamaño, en las localidades de El Piñero (Zamora), Gallegos de Sobrinos y Mirueña de los Infanzones –estos dos últimos en la provincia de Ávila–. De hecho, si algo comparten estos pequeños municipios es que todavía conservan en su callejero muchos nombres destacados vinculados al golpe de Estado y la posterior dictadura. En Mirueña de los Infanzones, por ejemplo, todavía persisten calles con nombres como General Franco, General Mola o General Cabanellas.

Una "pieza clave" en la guerra

La vuelta de Millán Astray al callejero de Madrid pone fin a dos años de disputa judicial. En abril de 2017, el Ayuntamiento de Madrid, entonces dirigido por Manuela Carmena, acordó con la única abstención del PP la eliminación de 52 vías y plazas que homenajeaban a personas o acontecimientos relacionados con el franquismo. Sin embargo, diferentes organizaciones decidieron abrir la vía judicial para bloquear los cambios. El primer varapalo llegó en agosto de 2018, cuando un juzgado ordenó que se diera marcha atrás con el borrado del general. El consistorio recurrió la decisión. Sin embargo, chocó con el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). En una sentencia del pasado mes de mayo, el órgano avaló el fallo anterior, que sostenía que “la actuación impugnada” adolecía de “la suficiente motivación”.

En su resolución, la jueza sostenía que del expediente aportado no podía desprenderse “de manera inequívoca” la participación de Millán Astray “en la sublevación militar”, en “acciones bélicas” durante la guerra o en la “represión” de la dictadura. “El nombre de la calle se debe a circunstancias singulares que dieron lugar a dicha denominación, por el Ayuntamiento de Madrid, en el año 1924, justificándose en el hecho de que Don José Millán Astray y Terreros, militar de profesión, fue el fundador de la Legión Española, así como su participación como militar en la Guerra de Filipinas y por las heridas padecidas durante la Guerra de Marruecos, sin que dichas circunstancias personales supongan exaltación alguna de los enfrentados en la guerra civil española”, sentenciaba la jueza.

Da la casualidad de que esta última fue, justamente, la línea argumental que siguieron sus descendientes hace una década para intentar frenar la decisión del Ayuntamiento de A Coruña de retirarle una estatua y una plaza en la localidad. En el procedimiento, la familia vino a señalar que el conjunto-estatua, por ejemplo, ensalzaba al militar en su condición de hijo predilecto del municipio y como fundador de la Legión. “Por tanto, fuera del periodo de aplicación temporal de la Ley 52/2007”, decían. La justicia, sin embargo, no aceptó dichos argumentos. “No cabe entender que la asignación del nombre de plaza y la erección del conjunto escultórico tuviera como único fin el homenaje a la Legión, sino también la glosa de la figura y sus actuaciones durante los años de Guerra Civil, por lo que se entiende correcta la aplicación de la ley”, respondieron los jueces, con el aval del Tribunal Superior de Justicia de Galicia.

Porque, en opinión de los historiadores, es imposible desligar la figura del general del franquismo. Es cierto, dicen, que el golpe de Estado le pilló fuera de España. “Pero que no estuviese no significa que luego fuera una figura fundamental en la creación de la dictadura”, sostiene el historiador Ángel Viñas. Coincide con él Gutmaro Gómez Bravo, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid, que lo define como una “pieza indiscutible” en el “control de la información” y de los mensajes lanzados por el bando golpista. “En esto hay que tener en cuenta que existen responsabilidades graduadas. No formaba parte del círculo que preparó la conspiración, pero en cuanto estalla rápidamente se pone al servicio de los sublevados. No se le puede disociar de la Guerra Civil, principalmente, porque ostentó cargos”, opina Enrique Moradiellos, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura.

En su libro Las tres Españas del 36, el historiador británico Paul Preston define al fundador de la Legión como “la persona que más influencia ejerció en la formación moral e ideológica de Francisco Franco”. “Su contribución al ideario violento de la extrema derecha española fue única, gracias a la creación del Tercio de Extranjeros. En él institucionalizó y evangelizó los valores brutales y embrutecedores con que Franco libró y ganó la guerra civil española”, apunta el hispanista, que asevera que el papel del general “fue de vital importancia en las maquinaciones de la última semana de septiembre mediante las cuales Franco ascendió a jefe de Estado”. “Millán Astray es una de las personalidades que más contribuyó durante los años de la Guerra Civil a facilitar la llegada de Franco al poder y a construir el mito, la imagen, que muchos españoles tendrán durante los cuarenta años de gobierno del jefe del Estado español”, sostiene, por su parte, Luis Eugenio Togores, historiador contrario a las políticas de memoria y autor de una de sus biografías.

En septiembre de 1936, fue designado jefe de Prensa y Propaganda de la junta sublevada, un cargo en el que estaría hasta comienzos del año siguiente. “En todas las guerras, la propaganda es un elemento fundamental. Hay que alentar a las tropas, emborrachar de victorias a la retaguardia”, señala Viñas. De hecho, el historiador Luis Castro, autor del libro “Yo daré las consignas” La prensa y la propaganda en el primer franquismo, recuerda que se concebía la labor periodística como complementaria a la de las armas y, por tanto, “subordinada al mando político-militar”. Durante su etapa como jefe de propaganda, destacó por las instrucciones enviadas en las que, entre otras cosas, se obligaba a los diarios a publicar un entrefilete en tipografía destacada con “Una patria: España-Un Estado-Un Caudillo” y a atenerse “a la exaltación firme basada en la fe y en la confianza plena en la autoridad y persona del jefe de Estado”. Pero por lo que más se le recuerda es por su enfrentamiento con Miguel de Unamuno. Ese que acabó con el famoso “muera la inteligencia”.

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