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Así se fraguó la ruptura entre Vox y Revuelta: una asociación pantalla y el "doble engaño” con las donaciones de la dana

Manifestación orgnizada por Revuelta en Ferraz el 30 de noviembre de 2025.

Lo que hasta hace poco era la plataforma juvenil que Vox exhibía con orgullo ayudando en Valencia tras la dana o liderando las protestas contra el Gobierno en Ferraz, se ha convertido ahora en su mayor dolor de cabeza interno. Revuelta, una asociación sin registro formal y sostenida durante dos años por la estructura de una asociación instrumental, ha implosionado en público con un cruce de denuncias, dimisiones, filtraciones y acusaciones por la gestión opaca de los fondos procedentes de donaciones para ayudar en Valencia.Valencia. 

Pero lo que estalla ahora lleva meses gestándose en privado, y los audios internos publicados por El Plural y El Mundo —así como otros testimonios recogidos por infoLibre— permiten reconstruir una guerra que lleva meses fraguándose entre dos facciones enfrentadas de la organización. 

La guerra

La primera grieta se abre en marzo de 2025. Arturo Villa, asesor de Vox en el Parlamento Europeo y uno de los primeros impulsores del proyecto juvenil, traslada a la dirección del partido que existen irregularidades graves en la gestión de Revuelta: en las cuentas de la asociación hay 105.000 euros de donaciones que no se han gastado, sobre los que no se han pagado impuestos y que han llegado a través del CIF y la cuenta bancaria de una asociación instrumental que no tiene nada que ver con los fines que declara Revuelta.

La solución que llega desde la dirección de la formación ultra, a través del eurodiputado Jorge Buxadé, es sencilla: disolver la asociación, donar los fondos sobrantes, saldar cuentas con Hacienda y cerrar discretamente un experimento que se les ha ido de las manos. Pero Jaime Hernández Zúñiga, presidente de facto de Revuelta y exresponsable de comunicación de Vox, se niega. También lo hace Pablo González Gasca, entonces secretario general de la Revuelta y trabajador de marketing digital en el partido.

Ahí comienza el enfrentamiento abierto, según las fuentes que ha consultado este periódico. Villa, junto a Javier Esteban Bejarano y otros miembros de la junta, exige por burofax información detallada: facturas, movimientos bancarios, contratos. No recibe respuesta. El 5 de noviembre presenta su dimisión, y el 30, una denuncia ante la Fiscalía, según una carta que publica en X el 5 de diciembre, haciendo pública la guerra. 

En ese escrito se enumeran las irregularidades detectadas: una furgoneta supuestamente comprada con dinero de Revuelta y utilizada por la empresa de Hernández, Picaporte —una consultora de comunicación—, una factura de 5.000 euros emitida a la asociación por la misma empresa en concepto de servicios audiovisuales nunca justificados; el cobro de cuotas mensuales sin estatus legal de asociación y sin derechos asociados, el impago de impuestos y, sobre todo, el remanente de 105.000 euros procedente de las donaciones para la dana, que nunca se gastaron con fines humanitarios.

Los audios revelan que la dirección de Vox estaba al tanto de las irregularidades mucho antes de denunciarlas. De hecho, según los audios publicados por El Plural, Buxadé amenazó a la cúpula de Revuelta con una denuncia que ya estaban redactando, si no accedían al plan de disolución. En una de las últimas reuniones, Montserrat Lluis, vicesecretaria general y mano derecha de Garriga, admite que Abascal está al tanto del escándalo y que la prioridad es evitar que trascienda: "Tenemos que adelantarnos antes de que salga un titular de que Vox está metido en esto", se escucha en el audio publicado por El Mundo. En una reunión posterior, Jorge Buxadé se expresa en términos más tajantes: “Yo digo qué es lo que hay que hacer, porque trabajáis para nosotros: disolved, liquidad y luego montáis lo que os dé la puñetera gana”. 

Pero la historia sí les salpica. En octubre, Hernández registra a título personal la marca “Revuelta”, movimiento que desde el partido se interpreta como una maniobra defensiva ante una posible intervención. A partir de ahí, la ruptura es total. Tras la dimisión de Villa y la denuncia ante la Fiscalía, la otra parte contraataca. El entorno de Hernández y Gasca comienza a filtrar audios —grabados desde el primer encontronazo en marzo— que muestran cómo Vox trató de manejar la situación desde dentro, que sabía de las irregularidades y que solo optó por denunciarlas cuando quedó claro que no tenía el control

Las dos facciones se definen por sus vínculos. Del lado de Vox, Elsa Almeda, y su marido Pau Ruiz —conocido en X como Españabola—, Javier Esteban y otros miembros próximos al aparato del partido o a figuras como Rocío de Meer y Kiko Méndez Monasterio, al que lo que queda de la organización acusa de haber tratado de tomar el control. Del lado de Revuelta, quedan Jaime Hernández, Santiago Aneiros y Pablo González Gasca, el último aún con cargo en el partido, pero de baja psicológica tras el estallido de la guerra. 

Las irregularidades

A nivel formal, Revuelta nunca existió como asociación registrada. Operaba bajo el paraguas de la Asociación Social de Mayores ASOMA, una asociación registrada ante el Ministerio del Interior en marzo de 2022, sin vínculos programáticos con el proyecto juvenil, pero a través de la cual se cobraban las donaciones. Esa cobertura legal sirve durante un tiempo, pero se vuelve insostenible cuando las cantidades crecen. Además, Buxadé reconoce en uno de los audios el “doble engaño”: haber pedido dinero para una asociación que no existe y no haberlo utilizado para la dana.

El eurodiputado se refiere a los 105.000 euros sin gastar y sin tributar: “Cada día que pasa y sigue habiendo dinero en la cuenta, se hace la bola más grande”, expresa el eurodiputado. Además, tanto el comunicado de Villa como testimonios recogidos por este medio  hacen referencia a una factura de 5.000 euros que Jaime Hernández generó a favor de su propia empresa en concepto de creación audiovisual y su uso de una furgoneta adquirida por dinero de la organización.

Fuentes consultadas por infoLibre expresan que a la cúpula “la situación se le fue de las manos”. “Por buenas que fueran las intenciones, cuando tienes tanto dinero delante…” resume un joven cercano a la dirección. Las irregularidades, aún pendientes de ser penalmente clasificadas por la Fiscalía, son lo suficientemente graves para que en Vox nadie quiera saber nada de Revuelta. 

Las reacciones

La estrategia elegida por Vox para neutralizar el escándalo ha sido negar la relación entre la organización juvenil y la formación política, algo que contrasta con lo que expresan en los audios filtrados. Según Garriga, Vox se ha mostrado “implacable” ante “un caso de corrupción ajeno al partido”. Un mensaje muy distinto al que trasladaba en privado Arturo Villa cuando ofrecía a la cúpula de Revuelta no denunciar las irregularidades si se resolvían sin ruido mediático, o al de Jorge Buxadé cuando les dejaba claro que trabajaban para el partido.

Pero las manifestaciones de apoyo a Revuelta por parte de Vox también se han sucedido en el ámbito público y a todos los niveles orgánicos, desde Santiago Abascal hasta las delegaciones provinciales, y las relaciones orgánicas datan de más atrás que la presencia en Revuelta, hasta hace escasas semanas, del asesor de Jorge Buxadé, Arturo Villa. Antes de ASOMA, en la web de la asociación figuraba como titular la Plataforma 711, creada por dos candidatos de Vox y el hijo de una persona muy cercana a Santiago Abascal, como informó infoLibre en 2023.

Por su parte, la asociación niega todas las acusaciones, califica de “instrumental” la denuncia del partido, y enmarca el escándalo dentro de un “contexto de apropiación política” por parte de Vox. 

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