Cataluña ante el 1-O

Iglesias y Colau ponen el foco en el PSOE para que se sume a un frente con los nacionalistas contra el PP

Alberto Garzón, Xavier Domènech, Ione Belarra y Pablo Iglesias, en el acto del domingo.

La asamblea de parlamentarios y alcaldes que celebró Unidos Podemos este domingo estaba planteada como un debate sobre el futuro de Cataluña, pero finalmente el acto tuvo un formato mucho más similar al de un mitin, con en torno a medio centenar de intervenciones. Y el protagonista de los dos principales discursos, los de Pablo Iglesias y Ada Colau, fue el PSOE, ya que ambos dirigentes insistieron en que la solución del problema territorial pasa por expulsar cuanto antes al PP del Gobierno, lo que necesariamente implica plantear una moción de censura liderada por los socialistas y apoyada por los nacionalistas vascos y catalanes. 

Unidos Podemos pretendía que su asamblea tuviera un aura de evento histórico, aunque la ausencia de los principales partidos —entre ellos el PSOE, que declinó acudir— deslució el acto. En torno a 400 dirigentes de Compromís, PNV, EH Bildu, Geroa Bai, ERC y PDeCAT se congregaron este domingo en Zaragoza, en un acto que se estructuró como una sucesión de discursos breves —la encargada de abrirlo fue la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y lo cerró el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias—, y se desarrolló en un ambiente de tensión por la presencia de un grupo de varios centenares de personas protestando en torno al recinto con banderas españolas, algunas de ellas franquistas. Un ultra lanzó un objeto que golpeó a la presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, que no sufrió heridas por esta agresión. 

No hubo grandes novedades sobre la posición de los partidos con respecto a Cataluña en sus intervenciones, ni tampoco en el manifiesto suscrito por todos las formaciones asistentes al acto a excepción de ERC, que se negó a firmarlo alegando que llega "tarde" porque Cataluña se encuentra ya en un estado "de excepción". La línea general de los ponentes fue la que han venido defendiendo durante las últimas semanas: la actuación del Estado y del Gobierno para paralizar el referéndum del 1-O constituye un ejercicio de represión, la situación en Cataluña "requiere diálogo y soluciones políticas democráticas" y el PP no está capacitado para llevarlo a cabo porque ha sumergido a España en un escenario de "excepcionalidad y de involución democrática".

Por ello, la solución que plantearon los cargos presentes de Podemos y su entorno, y especialmente Colau e Iglesias, fue la de construir una alternativa de Gobierno a los conservadores junto al PSOE y los nacionalistas vascos y catalanes. "Siempre será momento de hablar con el partido actualmente en el Gobierno, pero también es nuestra responsabilidad que, si el Gobierno del Estado no está a la altura, entre todos y todas construyamos alternativas", planteó la alcaldesa de Barcelona, mientras Iglesias se dirigió directamente al "compañero" Pedro Sánchez para pedirle no caer "en la trampa de hacer un frente con el PP".

Los líderes de Podemos y Barcelona en Comú buscaron trasladar la presión a los hombros de los socialistas, que hasta el momento han mostrado su apoyo firme al Gobierno en sus actuaciones para evitar la celebración del 1-O. Lo hizo Iglesias apelando a la construcción de "un nuevo gobierno de unidad plurinacional" que debe encargarse de organizar un referéndum de autodeterminación en Cataluña para devolver "la palabra a la gente, a los pueblos y a las naciones", algo para lo que es necesario "que el PSOE encuentre su propio camino lejos del carril autoritario del PP". Y lo hizo también Colau pidiendo al PSOE que no se alinee con "un PP bunkerizado" y recordando que "hasta hace muy poco, el PSC defendía el referéndum acordado".

No obstante, la respuesta del secretario general del PSOE a estas peticiones venía dada de antemano. Y es que los socialistas no contemplan en absoluto colaborar con los nacionalistas para llegar al Gobierno, y así lo dejó claro el propio Pedro Sánchez en una entrevista en La Vanguardia publicada este mismo domingo. "No voy a ser presidente del Gobierno a cualquier precio. A Mariano Rajoy le ganaremos en las urnas", respondía el líder del PSOE a la pregunta de si lideraría una moción de censura. Sánchez, igualmente, denostaba tanto "las vías unilaterales" como "el inmovilismo" y abogaba por "dejar atrás la ley del más fuerte".

Domènech y Garzón apelan a la historia

Una de las intervenciones más esperadas en el acto era la de Xavier Domènech, que acudía a la asamblea en su doble condición de portavoz parlamentario de En Comú Podem y líder de Catalunya en Comú. Su discurso se estructuró en torno a un relato histórico en el que ligó el destino de Cataluña al del resto de España, porque allí viven, señaló, "todos los pueblos" del país. "La cuestión catalana se ha convertido en una cuestión democrática de todos nosotros" planteó Domènech, que afirmó que en la asamblea de este domingo estaba representado "el patrimonio" de la lucha contra el franquismo,  y sostuvo que la "crisis" de Cataluña no es sino la mayor expresión de la crisis del "régimen del 78".

De igual manera, el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, también hiló su discurso a través de una narración histórica. "Hubo un tiempo, durante el siglo XIX, en el que las clases populares defendían un modelo republicano federal, que incluía el derecho de autodeterminación y que vinculaban ese proyecto con la defensa de los intereses materiales de esas mismas clases", recordó Garzón, que señaló que es ese modelo el que IU defiende actualmente. "Desde entonces", criticó, "la reacción [...] se dedicó a reeducar y exterminar toda disidencia de opinión", y esa es la posición que ahora mismo mantiene el PP, criticó el líder de IU.

Eso explica, según Garzón, la "represión" de los derechos civiles durante las últimas semanas por parte de un Gobierno de "irresponsables". Y hay que detener al PP, argumentó, porque su actuación puede sentar un precedente peligroso para el futuro. "El problema de la represión no es solo que es una vulneración de derechos fundamentales, sino que se está normalizando. No es un problema de una parte de la sociedad catalana que legítimamente quiere la independencia, es un problema del conjunto de la ciudadanía demócrata, porque hoy son aquellos que defienden la independencia, pero mañana puede ser cualquier opción política", denunció Garzón.

Los independentistas obtienen el apoyo al 1-O

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Al lado de la nutrida representación de Unidos Podemos y sus confluencias, cuyos cargos conformaban la inmensa mayoría de los presentes en el acto, la presencia de otros partidos fue mucho más reducida. ERC, de hecho, afirmó haber asistido al evento en calidad de "observadora", si bien Jordi Salvador, diputado republicano en el Congreso, intervino desde la tribuna para defender "el valor del voto" y "el derecho de la desobediencia civil" frente a "franquistas" y "socialistas" que han "ninguneado" los "diferentes proyectos de encaje en el Estado" que, aseguró, ERC ha planteado.

"España es una democracia de pésima calidad" porque no deja votar a los catalanes, defendió en la misma línea Carles Campuzano, portavoz del PDeCAT en el Congreso. Y, por ello, "la causa de la libertad en Cataluña es la causa de la democracia en España", señaló, para asegurar posteriormente que "nunca" los independentistas catalanes buscan la independencia de Cataluña "desde el antiespañolismo". "Estamos convencidos de que aquello que a todos nos permitiría una mejor convivencia sería tener cada uno nuestro Estado", justificó Campuzano.

Si algo sacaron los independentistas catalanes de su presencia en la asamblea de Zaragoza fue su apoyo explícito a la votación del 1-O, aunque la posición de Podemos —que no ha variado— sigue siendo la de considerarlo una movilización y no un referéndum vinculante. De hecho, el escrito trata de dar cabida a estas dos posiciones. "El Gobierno no debe impedir que el 1 de octubre los ciudadanos catalanes se expresen como consideren", apunta el manifiesto, que a la vez emplaza al Ejecutivo estatal "a dialogar con la Generalitat" para convocar una consulta vinculante.

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