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Teodoro López Calderón (Cartagena, 1954) hace un pequeño hueco para la entrevista en medio de una agenda repleta de actos institucionales por toda España. Pide que la cita sea en el despacho principal del Cuartel General del Estado Mayor de la Defensa. El sitio no es que tenga un especial significado para él por nada en concreto, más allá de ser su lugar habitual de trabajo. Es, simplemente, donde puede. El JEMAD no es hombre de dar entrevistas, así que tampoco es cuestión de ponerle muchas pegas con la ubicación.

Desde esta misma sala, que presiden una bandera de España, un crucifijo y un óleo del desembarco de la Armada española en Alhucemas en 1925 bajo la dirección del general Primo de Rivera, dirigió parte de las operaciones del plan de evacuación de Kabul. Al almirante no le hacen especial gracia las preguntas que se salen del guión, aunque responde amablemente a casi todas. A esta cita asiste escoltado por un General de Brigada, un Coronel y un Teniente Coronel. Todos escuchan atentamente la conversación y no le quitan ojo ni al entrevistador ni al entrevistado. Apenas dan un par de indicaciones durante la charla. El JEMAD tiene prisa y entre pregunta y pregunta repasa, en algún momento, documentos de trabajo que tiene sobre la mesa.

Recuerda que se metió a militar porque le gustaba salir a navegar en Cartagena aunque, en realidad, le venía de familia. Y le quita trascendencia a sus vivencias en la transición de un ejército franquista hacia uno democrático. "Yo era muy joven, tenía un trabajo y una novia y quería casarme. Me dedicaba a mi trabajo. Si me tocaba llevar la artillería de un barco mi gran problema era que el cañón funcionase. Lo demás, lo viví como cualquier otro", recuerda. "Bueno, vamos", dice haciendo un gesto de prisa con las manos para que la entrevista empiece (y, por tanto, termine) cuanto antes.

Pregunta: Debo confesar que he tenido que documentarme para saber cuál era el tratamiento que tenía que dispensarle como JEMAD y he apuntado "Almirante General". ¿Es correcto?

Respuesta: Almirante.

P. Solo Almirante.

R. Sí.

"Me parece mal que se abuchee al presidente del Gobierno en el desfile"

P. Mañana es el desfile de la Fiesta Nacional. Hay mucha gente que se siente ajena a este tipo de celebraciones. ¿Lo entiende?

R. No sé por qué. Es una forma de celebrar el día de la Fiesta Nacional, como se hace prácticamente en todos los países del mundo. Lo organizamos nosotros porque tenemos los medios, pero está abierto a la participación de otro tipo de instituciones. Todo el que quiera participar en el desfile participa porque es el día de todos, no de las fuerzas armadas.

P. ¿Qué le parece que se abuchee al presidente del Gobierno cada año?

R. Pues me parece mal. Igual es que soy muy mayor, pero yo creo que el respeto y la educación hay que preservarlas siempre. Y no en el desfile, en cualquier situación de la vida. Hay libertad de expresión, pero las cosas se pueden decir educadamente sin necesidad de faltar a nadie.

P. Desde este despacho dirigió parte de las operaciones del dispositivo de rescate en Kabul y me han dicho que se pasaba las noches sin dormir. ¿Tuvo que echarse alguna vez en este sofá?

R. No, no.

P. Es que es pequeño.

R. Yo en casa también tengo un lugar para trabajar y ahí sí he pasado las noches enteras conectado durante aquella operación.

P. ¿Cómo fueron esas dos semanas?

R. Estaba de vacaciones y me volví. Era una operación muy delicada. Había que extraer a nuestros colaboradores entre una cantidad de miles de personas que se agolpaban allí. Todos querían entrar. Nuestro trabajo era ayudarles a ellos a acceder al aeropuerto e impedir que no entrara quien no debía, no se nos podía meter un terrorista. No fue fácil.

P. Ustedes han hecho seguimientos casi a tiempo real de familias enteras que teníamos que evacuar y que tenían dificultades para llegar.

R. Estamos hablando de 1.900 personas. Hubo familias que se perdieron, que se iban a una puerta que no era, que nos pedían auxilio porque no sabían llegar. Al final sacamos a más gente de lo previsto. El Gobierno decidió ampliar el rescate a familiares de primer grado de nuestros colaboradores y traer también a personas que no eran colaboradoras de España pero que tenían un riesgo grave como periodistas, fiscales, jueces, profesoras, activistas pro derechos humanos…

"En Kabul estuvimos hasta el último segundo, pero no terminó como nos hubiera gustado"

P. Y hay un momento en que hay que volver y dejar a mucha gente atrás.

R. Sí, estuvimos allí hasta el último segundo en que fue posible evacuar a alguien, hasta que Estados Unidos decidió cerrar. Sabíamos que no iba a ser posible sacar a todo el mundo, pero nuestros soldados lo dieron todo para traer al máximo posible de personas. Es difícil, pero el Gobierno tiene intención de seguir rescatando a los que se pueda.

P. ¿Han llegado a correr riesgo las vidas de los militares españoles en Kabul?

R. Sí, no en todos los casos, pero hubo situaciones en las que corrieron riesgo. De hecho, murieron 13 militares norteamericanos. Sobre todo para los que han estado allí ha sido una experiencia con una carga emocional muy fuerte.

P. ¿Para usted también o los almirantes no lloran?

R. Supongo que sí lloran, pero en este caso yo no. A lo mejor con la edad nos vamos haciendo más duros. Ha sido un motivo de gran satisfacción conseguir meter en nuestros aviones a familias de las que habíamos seguido sus casos personalmente. En esos momentos, piensas: “No hemos podido salvar a todos, pero algo estamos haciendo”. Aunque evidentemente te quedas con mal sabor de boca por no terminar aquello como nos hubiera gustado a nosotros.

P. El presidente dijo “misión cumplida”, y yo no termino de tener claro que sea la mejor expresión para el caso de Afganistán.

R. Hay matices importantes. Evidentemente, la misión por la que fuimos a Afganistán no se ha cumplido. La operación se ha terminado por razones que no son de índole militar y no hemos llegado al final. Si de lo que se trataba era de traer a todo el que estaba en peligro, eso era imposible porque son millones de personas. Si se refería a que hemos cumplido con traer al máximo posible de personas hasta el momento en que nos han dejado, eso sí. Hemos hecho el cien por cien de lo que podíamos hasta el último segundo.

P. ¿Lo más gratificante de su trabajo es salvar vidas?

R. Para todo el mundo eso es lo más gratificante que hay. Lamentablemente tenemos en la Fuerzas Armadas mucha actividad dedicada a eso.

P. ¿Por qué dice lamentablemente?

R. Porque hay muchas vidas en riesgo en el mundo en el que vivimos. Como cuando desarrollamos las operaciones frente a Libia para intentar rescatar a migrantes que muchas veces morían ahogados. Aquello supuso una tensión tremenda. Muchos llegaban en condiciones peores que las de las personas rescatadas en Afganistán. Eso tiene un impacto para los militares hasta en la forma de ver la vida. Y también lleva a una satisfacción personal poder decir: “estoy salvando vidas y esto es lo máximo que se puede hacer”. Muchas veces jugándose la propia.

P. ¿Entonces el papel del ejército hoy es más el de salvar vidas que el de librar guerras como las de antaño?

R. Nuestra principal misión es la defensa nacional de España. Llevamos muchos años de paz y tranquilidad, pero no salen gratis. Existen porque tenemos unas fuerzas armadas eficientes con una capacidad de disuasión suficiente para que quienes tengan ciertas intenciones no tengan tentación de intentarlo. Todos los días hay 12.000 personas vigilando nuestro espacio aéreo, la soberanía de nuestras aguas, enclaves terrestres estratégicos... Pero también están esas labores de rescate que no solo hacemos en el extranjero. Aquí la UME lucha contra los incendios, ayuda con Filomena, hoy está en La Palma…

P. ¿No percibe que lo que mucha gente valora más de su trabajo son precisamente esas labores de ayuda y de rescate? La “defensa nacional” se entiende peor que la ayuda directa a la gente de La Palma o a los mayores de las residencias durante lo peor de la pandemia.

R. Sí, parcialmente estoy de acuerdo. La ciudadanía ha detectado que, más allá de un hipotético conflicto, tiene una herramienta para su día a día que es útil y que ha funcionado en situaciones de crisis. Y lo primero que agradecen es que cuando tienen un problema, vas y les echas una mano. Es una realidad que toda la operación Balmis con la Covid o lo de ahora de La Palma han ayudado a que se aprecie lo que podemos hacer por la población.

P. ¿Se nos olvida enorgullecernos de cosas como estas?

R. A veces, sí. Yo no digo que lo hagamos todo bien. Pero hemos hecho muchas cosas bien y a menudo nos las valoran más fuera que dentro.

P. Dígame algo por lo que deberíamos sentirnos orgullosos como españoles.

R. Hay mucho en nuestra historia. La batalla de Lepanto, por lo que significó, por ejemplo. O la primera vuelta al mundo. Ahora se celebran efemérides de ambas cosas. O la transición política, que es un ejemplo en un montón de países.

P. Igual hay mucha gente que de todo eso no se siente tan orgullosa pero sí de lo que ustedes han hecho en Afganistán.

R. No entiendo por qué no se pueden sentir orgullosos de lo otro. Insisto, creo que a veces se nos juzga mejor fuera que dentro.

P. ¿Qué es para usted España?

R. Le podría decir simplemente que España es mi patria, con todo lo que conlleva ese concepto detrás. Es donde he nacido, donde he vivido, es mi cultura, es mi historia, mis costumbres... Y por lo que merece la pena luchar e, incluso, como dice nuestra fórmula de juramento, dar la vida en caso de que sea necesario defenderla.

P. ¿Pero es que está en riesgo?

R. El mundo entero está en riesgo. Pero si asociamos los riesgos a un concepto antiguo de ataques armados, pues no, ahora mismo no tenemos ese riesgo. Pero hay un mundo paralelo que no se ve, que es virtual o que tiene que ver con el crimen organizado, y ahí sí sufrimos ataques.

P. Me refería desde un punto de vista de la integridad como país.

R. No, no, de la integridad del país, no.

P. Es que es habitual escuchar que España está a punto de romperse. Está siempre a punto de romperse.

R. Eso es política interna en la que no me voy a meter en absoluto. Pero claro que hay amenazas para la seguridad en otros aspectos. Hay zonas del Sahel que suponen un riesgo por la presencia terrorista. Si se controla, no hay riesgo. Pero son nuestros vecinos, si no se trabaja bien puede producirse una desestabilización.

P. Pero que en todo caso los riesgos son externos, quiere decir, no internos.

R. Yo hablo de los externos, que es lo que a mí me tiene que preocupar, claro.

P. Correcto. Entiendo que los internos entonces no le preocupan.

R. Más que no preocuparme, que los internos no son mi competencia.

P. Que no es lo mismo.

R. Eso ya lo reservo para mí.

"¿Cómo va a haber militares franquistas? El único que queda que estaba en aquel ejército soy yo"

P. Entendido. Usted ingresó en el año 73 en el ejército. Ha vivido en primera persona la evolución desde dentro.

R. He visto una evolución tremenda, evidentemente. La capacidad de adaptación que ha tenido la institución militar ha sido importantísima y tenemos que seguir teniéndola. Es absolutamente esencial para poder seguir siendo eficaces y poder cumplir con lo que España espera de nosotros.

P. Hay quien cree que el ejército sigue siendo un nido de franquistas, de fascistas, de gente de derechas…¿Es así?

R. Yo sé que quedan estereotipos, pero están tan alejados de la realidad... ¿Cómo va a haber militares franquistas? El único que estaba en el ejército cuando Franco estaba vivo soy yo. De todas las fuerzas armadas.

P. ¿Los demás están retirados?

R. Los demás se han retirado todos.

P. Los demás hablan en sus chats de sus cosas y poco más, entonces.

R. Es que estamos hablando de unas fuerzas armadas que ni lo han vivido. Es como decir que en el ejército hay vestigios de la guerra de Marruecos. Bueno, habrán oído hablar a los abuelos o lo habrán leído en un libro. Pero las fuerzas armadas de hoy no han vivido nada de esto.

P. Y encima he leído que usted era de los que vio bien desde el principio la transición.

R. Si es que todo el mundo veía bien eso…

P. Hombre…

R. Es que eso es una pregunta... No sé cómo decir…

P. ¿Capciosa? Puede decirlo sin problema, me han dicho cosas peores.

R. No, no. De no conocer la realidad.

P. Cuénteme.

R. Es que aquí no hacía falta ser Einstein para darse cuenta de que una vez que finalizaba Franco tenía que haber una cosa distinta. ¿Cómo iba a seguir lo mismo sin Franco? No podía ser. Pero vamos, que yo tenía 19 años y lo que me preocupaba era mi carrera. Yo creo que aquello salió muy bien, aunque hubo dificultades. Sí que recuerdo la tensión que produjo la etapa dura de los asesinatos de ETA. Nos pillaba muy cerca. Eran compañeros, eran amigos. Eso sí se vivía con preocupación porque no dejaban de saltar vidas humanas por los aires. Ese período es el que recuerdo más tenso.

P. ¿Llegó a percibir dentro que parte del ejército pretendía ir un paso más allá?

R. Vamos a ver, no puedo negar la realidad. Ahí hubo un intento de golpe de estado. Pero no salió porque nadie estaba de acuerdo. La inmensa mayoría no estaba de acuerdo. No llegó a nada y se resolvió en 24 horas..

P. ¿Dónde estaba usted ese día?

R. A mí me pilló de alférez de navío destinado en la corbeta Descubierta, en Cartagena, en mi tierra.

P. ¿Y ese día sí lo vivió con preocupación?

R. Hombre, sí. Lo viví con preocupación. Nos acuartelaron a todos y nos metieron en el barco. Tenía esa preocupación por saber cómo terminaba eso. Reconozco que si ahora hago memoria... Pero es que no esperaba que esta entrevista fuera de cosas de hace 50 años…

"Juan Carlos I ha hecho mucho bien a España, de lo demás no sé"

P. Yo es que pregunto de todo. Lo siento.

R. Estábamos clavados en la televisión viendo todo lo que estaba pasando. Cuando salió su majestad el rey y escuché lo que dijo, pensé: “Ya podemos irnos a la cama porque esto está controlado y ya sabemos cómo termina”.

P. Le hablaba del chat. Ustedes esforzándose por echar abajo los estereotipos y unos generales retirados diciendo barbaridades. Imagino que eso ayuda poco. ¿No le entraron ganas de meterse un momento en ese chat de Whatsapp para decirles que se dediquen a jugar al dominó?

R. No, no, yo no tengo Whatsapp. Bastante tengo con los miles de correos y llamadas diarias que me llegan. No tengo relación con ellos.

P. ¿Le preocupa?

R. Ahora mismo, nada.

P. ¿Cero?

R. Cero. Son personas mayores retiradas. 

P. Hombre, almirante, sí. Pero decían que querían fusilarnos a no sé cuántos millones de españoles. Yo un poco me preocupé. 

R. Es evidente que es una barbaridad. Pero vamos, es que no hay nadie que se pueda creer que a ningún militar, por mayor que sea, se le pueda pasar por la cabeza hacer eso. Es que es un absurdo. Es un absurdo completamente.

P. Otros compañeros suyos cuando se jubilan deciden meterse en política ¿Qué le parece?

R. Con independencia de mi opinión o de lo que yo haría, ellos una vez que han dejado de ser parte de las fuerzas armadas legalmente pueden hacer eso. Eso es un derecho que tienen y lo ejercen.

P. ¿A usted le veremos en esas?

R. No.

P. Hay un JEMAD en Podemos.

R. Sí. Trabajé con él casi cinco años.

P. Le conoce bien, entonces.

R. Pero muchísimo.

P. ¿Y siguen teniendo relación?

R. No.

P. ¿Pero porque está en política o por otra razones?

R. Yo procuro tener un papel institucional y mantener la neutralidad política.

P. ¿A usted le gustaría que volviera Juan Carlos I a España?

R. Yo tengo mi opinión. El rey Juan Carlos es una persona mayor que está aislada fuera de su familia con una edad elevada y que ha hecho muchísimo por el bien de España. Creo que hay algo de humanidad detrás de esto, ¿no? Me gustaría que estuviese con su familia.

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Publicado el
11 de octubre de 2021 - 06:00 h
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