Investigación

El juez Llarena lleva ocho cursos dando clases en una universidad catalana sin pedir compatibilidad

El juez Pablo Llarena, en una imagen de archivo.

El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena lleva ocho cursos impartiendo clases de manera ininterrumpida en una universidad online catalana, la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), sin haber solicitado compatibilidad al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), según documentos y testimonios obtenidos por infoLibre.

A preguntas de este periódico, Pablo Llarena indicó que nunca ha pedido autorización porque el ejercicio de la docencia por parte de jueces no la requiere siempre y cuando la dedicación a esa actividad no supere las 75 horas al año. Ese es el umbral máximo exento de solicitud y concesión previa de compatibilidad que estipula el Reglamento de la Carrera Judicial para los miembros de la judicatura que pertenezcan al cuadro docente de la UNED, vigente desde mayo de 2011. Según fuentes oficiales del CGPJ, ese mismo precepto se aplica por extensión a otras universidades no presenciales, como es la UOC.

El magistrado se ha limitado a transmitir a infoLibre, a través de los portavoces del Tribunal Supremo, que "siempre ha cumplido con ese límite" máximo de 75 horas anuales. Y que su tarea como docente colaborador de la asignatura de Proceso Penal del Máster de la Abogacía se ciñe a "corregir el examen final de cada estudiante" y a corregir también, "como mucho, cuatro ejercicios" más en cada semestre "si el alumno los presenta". Según Llarena, en total su labor docente en la UOC le exige el tiempo equivalente a "10 días de dedicación completa por año natural". El juez recalcó que las respuestas de los alumnos se ajustan en esos trabajos de evaluación continua a "una plantilla común", lo que facilita –asegura– su corrección.

A preguntas de este periódico, fuentes oficiales de la UOC informaron en cambio de que, para un profesor colaborador, la universidad calcula "como tiempo de dedicación mínimo 10 horas por crédito, aunque algunos dedican más. Pero es una estimación, no se pide a los profesores colaboradores que se conecten un número determinado de horas, se pide que atiendan las consultas de los estudiantes, los guíen en su proceso de aprendizaje y que corrijan las actividades de evaluación continua". 

Proceso Penal, obligatoria en el Máster de la Abogacía y en la que cada uno de los profesores colaboradores destinados a esa asignatura atiende por semestre entre 50 y 70 alumnos, suma seis créditos. Eso significa 60 horas por semestre. O 120 horas por curso académico completo. Es decir, 45 horas más de las 75 que por año natural autoriza a impartir el Reglamento de la Carrera Judicial sin cursar solicitud de compatibilidad al CGPJ.

Los alumnos de la UOC pueden cursar las asignaturas por dos sistemas: la evaluación continua, que les obliga a presentar una serie de trabajos y realizar luego una prueba de síntesis, o el examen final clásico. Solo una parte "muy minoritaria" del alumnado –destaca la UOC– elige el sistema de examen final. "Y en ese caso –precisa la UOC– son los profesores internos y no los docentes colaboradores [como Llarena] los encargados de vigilar el examen final y de validar las actas de notas".

El grueso de los estudiantes, afirma la UOC, opta por el sistema de evaluación continua. Los portavoces de la Universitat Oberta explican cómo funciona: "La evaluación continua, que culmina con la llamada prueba de síntesis – un examen presencial de menor duración que el clásico–, es el sistema habitual elegido por los estudiantes en la asignatura de Proceso Penal. Para la evaluación continua los estudiantes tienen que presentar cuatro trabajos [denominados Pruebas de Evaluación Continua o PEC] a lo largo del semestre". Si un alumno no supera las dos primeras PEC o no presenta los trabajos, tiene que ir directamente al examen final. Una situación que le ocurre a menos del 10% de los matriculados.

Los tiempos de Llarena

De este modo, un profesor de Proceso Penal como Pablo Llarena, corrige cada semestre un mínimo de 200 trabajos [en clases con 50 alumnos siguiendo el sistema PEC] y un máximo de 280 [en aulas con 70]. No existe una extensión obligatoria para cada trabajo, de forma que depende de cada alumno, pero en general ocupan un mínimo de entre 8 y 10 páginas. En contra de lo que afirma Llarena, las PEC de Proceso Penal no responden a una "plantilla común". Es cierto que una primera parte suelen ser preguntas tipo test, cuya corrección es sencilla y rápida, pero la segunda parte son casos prácticos, en los que cada alumno responde de forma individual y mucho más extensa. Ejemplos de esos casos prácticos son los siguientes: redactar una querella, elaborar un recurso de reforma y apelación o preparar una intervención con cuestiones previas o un informe final en un juicio. Es habitual también que, al menos en una de las pruebas, se pida a los alumnos que graben un vídeo de cinco minutos simulando una intervención ante un tribunal. El profesor visualiza esos vídeos y los comenta, como parte de la PEC correspondiente. 

Alumnos que han tenido como profesor a Llarena explicaron a infoLibre que dicho profesor les enviaba un "comentario individual" a cada uno de los ejercicios, algo que no todos los docentes hacían. La extensión de esos comentarios que redactaba el magistrado era muy desigual, podía variar desde unas pocas líneas a tres folios.

De acuerdo con la versión de Llarena, nunca ha dedicado más de 37,5 horas por semestre a la docencia en la UOC. Si tomamos como media 60 alumnos por clase –teniendo en cuenta que el número oscila entre 50 y 70 dependiendo del curso–, eso significa que le dedica a cada alumno un máximo de 37 minutos y medio por semestre. En esos 37 minutos y medio, por tanto, Llarena tiene que leer un mínimo de 32 folios –8 por cada una de las 4 PEC, aunque algunas sean bastante más extensas–, escribir entre 4 y 6 páginas de "comentarios individuales" a cada estudiante, corregir un examen final o una prueba de síntesis, leer todas las consultas que le envíen por internet los alumnos a lo largo de los cuatro meses largos que dura el semestre académico y dar respuesta a las mismas en un plazo máximo de 48 horas.

De acuerdo con los cálculos de la propia UOC, un profesor colaborador dedica "al menos" unos 60 minutos a cada alumno, lo que le permitiría realizar todas las actividades mencionadas con mayor tranquilidad. En todo caso, los portavoces de la UOC insistieron en que no podían pronunciarse sobre el tiempo que dedica un profesor concreto, ya que no se establece por contrato un horario mínimo y desde la universidad no se controla por tanto el tiempo que invierte cada docente en desarrollar su trabajo. 

Profesor desde 2011

Desde 2016, Llarena imparte en la UOC solo la asignatura de Proceso Penal en el Máster de la Abogacía de la universidad catalana. Hasta ese año, y desde que en el curso 2011-2012 inició su docencia, había ido alternado en cada semestre esa asignatura con la de profesor colaborador del Trabajo de Fin de Grado (TFG) de Derecho. De hecho, fue esa la primera materia que, en los dos semestres de aquel primer curso, impartió el magistrado. Al igual que Proceso Penal, el TFG de Derecho también representa seis créditos. Y requiere por tanto, según los cálculos de la UOC, la misma dedicación: 60 horas por semestre como mínimo.

Sobre el TFG de Derecho, los portavoces de la UOC aportaron los siguientes datos sobre el periodo 2011-2015: "De media, los TFGs en esos semestres tenían 5-6 aulas virtuales cada semestre. En cada aula habían unos 35 estudiantes, que habitualmente tenían un único profesor colaborador aunque puede darse la circunstancia de que en algún aula o algún semestre hubiese más de uno y se repartiesen el trabajo". Lo que la UOC pedía en el TFG "de forma constante" a los alumnos durante ese periodo es que "realizasen dos notas informativas y elaborasen después el proyecto final".

En algunos semestres, añade la UOC, los profesores colaboradores "fueron pidiendo actividades adicionales a los estudiantes: que participasen en un debate virtual o que entregasen un dosier en el que explicaban cómo a través de los diferentes ejercicios propuestos los estudiantes acababan trabajando las competencias curriculares de la asignatura". En suma, el trabajo de los profesores colaboradores "consistía en proponer estas actividades, corregirlas, calificarlas y hacer un retorno a las actividades desarrolladas por los alumnos y responder a sus consultas".

Para cubrir el puesto del docente colaborador, la UOC acude por lo general a profesionales en ejercicio: abogados, jueces y fiscales en el caso del Máster de la Abogacía, uno de los más solicitados dentro de la cartera de titulaciones que expide la institución.

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Ningún mecanismo de verificación

El Reglamento de la Carrera Judicial no prevé ningún mecanismo que permita verificar si un juez ha superado o no el límite de horas de docencia exentas de solicitud de compatibilidad. "Sería imposible teniendo en cuenta que hay más de 5.000 jueces", señalan a infoLibre fuentes del CGPJ. Es en la norma que desarrolla, la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), donde, en el artículo 420 se conceptúa como falta grave "el ejercicio de cualquier actividad de las consideradas compatibilizables (...) sin obtener cuando esté prevista la pertinente autorización o habiéndola obtenido con falta de veracidad en los presupuestos alegados". Para las faltas graves, la LOPJ prevé multas de entre 501 y 6.000 euros.

Cuando Llarena comenzó en 2011 su colaboración docente con la UOC acababa de ser designado por el CGPJ presidente de la Audiencia Provincial de Barcelona. Cinco años más tarde, se incorporó en enero de 2016 al Tribunal Supremo. Adscrito a la Sala de lo Penal, la instrucción de la causa contra los líderes independentistas catalanes involucrados en el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 lo ha situado en el centro del escenario político y judicial. Y, también, la que subyace bajo la campaña de acoso que en el último año se ha saldado con pintadas en la vivienda que la familia posee en Sant Cugat y, antes incluso, sobre el asfalto de la carretera que conduce al pueblo gerundense donde tiene otra casa.

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