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Sánchez será el presidente investido con menos partidos en contra desde hace 15 años

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“Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.

Así reza el artículo 6 de la Constitución Española, que coloca a los partidos como principal vehículo para hacer política en España. Ahora ellos son los grandes protagonistas para hacer presidente del Gobierno de Pedro Sánchez. El candidato socialista ha logrado amarrar el voto del PSOE, Sumar, Esquerra, EH Bildu, Junts, PNV, BNG y Coalición Canaria, que sumarán 179 síes. Y sólo tendrá en contra a tres partidos: Partido Popular, Vox y UPN, que tienen 171 escaños.

Por lo tanto, Sánchez sólo recibirá el no de dos partidos de derechas y uno de ultraderecha. Y desde que llegó a La Moncloa, será la votación para hacerlo presidente en la que tenga menos formaciones en contra. Hace tres años, en la investidura de 2020, se opusieron a él diputados de hasta ocho: Partido Popular, Vox, Ciudadanos, Junts, UPN. CUP, Coalición Canaria y PRC. Además, se abstuvieron los representantes de Esquerra Republicana y EH BIldu. También en la moción de censura por la que sustituyó a Mariano Rajoy, el socialista tuvo el rechazo de cuatro formaciones: PP, Cs, UPN y Foro Asturias.

Sánchez, con más apoyo que en 2020

El equipo negociador del PSOE ha tratado de lograr el máximo apoyo dentro de la endiablada aritmética parlamentaria para representar a una mayoría en la Cámara, y por eso se afanó incluso en sumar a Coalición Canaria, que no había apoyado a Sánchez ni en 2018 ni en 2020. Asimismo, el secretario general del PSOE ha logrado aumentar en cuatro años su capacidad de negociación al pasar de los 167 votos a favor de su anterior investidura a los 179 que previsiblemente cosechará esta semana.

A pesar de los gritos en las protestas y de las declaraciones de la derecha, Pedro Sánchez se va a convertir en el presidente con menos partidos en contra desde hace quince años y tendrá una de las investiduras con menos formaciones diciendo no (a la altura del Felipe González de 1982, por ejemplo).

Para ver un nivel tan bajo de partidos en contra hay que remontarse a la época de José Luis Rodríguez Zapatero. El expresidente logró sacar su segunda investidura en 2008 también con tres partidos en contra: PP, ERC y UPyD. Además, es el político con el récord en este terreno, al tener sólo a una formación votando no a su investidura: el Partido Popular tras las elecciones de marzo de 2004.

Los partidos contra Aznar y Rajoy

Antes de la etapa de Sánchez, Mariano Rajoy llegó al poder con una mayoría absoluta en 2011, pero tuvo a siete partidos rechazándolo en la votación: PSOE, CiU, IU, UPyD, BNG, Geroa Bai y Compromís-Equo. En 2016 conservó La Moncloa, tras la repetición electoral, gracias al PP, Cs, Foro, UPN y CC. Aquella fue la mítica votación en la que la mayoría del PSOE se abstuvo, pero dieron su rechazo Unidas Podemos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís, Bildu y NC.

El expresidente José María Aznar se enfrentó a su primera investidura en 1996, sumando el voto de PP, CiU, PNV y CC para alcanzar los 181 apoyos, pero tuvo en contra  hasta cinco formaciones (PSOE, IU, BNG, ERC y EA). En su legislatura de mayoría absoluta de 2000, se opusieron a él PSOE, IU, PNV, BNG, Partido Andalucista, ERC, ICV, Chunta y EA.

Fue en 1982 cuando Felipe González tuvo menos partidos en contra de su investidura: AP, PDP y UCD. En cambio, estuvieron contra él en la votación de 1986 Coalición Popular, CDS, IU y CIU y en 1989 el no fue de PP, CDS, IU, CiU, EE, EA, UV y PA. Las últimas elecciones que ganó, en 1993, se saldaron con una investidura gracias al PSOE, PNV y CIU, pero le dieron la espalda PP, IU, ERC, Coalición Canaria, Eusko Alkartasuna y UV. Adolfo Suárez, por su parte, vio cómo se opusieron a él en 1979 PSOE, PCE, PNV, Euskadiko Ezkerra, ERC, Unión Nacional y Unión del Puedo Canario, en tanto que Leopoldo Calvo Sotelo en 1981 fue rechazado por PSOE, PCE, Unión Nacional, Partido Andalucista, PNV, ERC, Euskadiko Ezkerra y UPC.

La actitud de la derecha une al complejo bloque de investidura

El PSOE ha trabajado los acuerdos para esta investidura con Junts, BNG, PNV, EH Bildu, Esquerra Republicana y Coalición Canaria con la idea de aguantar toda la legislatura y que no sea simplemente para votación que hará presidente a Sánchez. Esto hace que la oposición esté formada por el PP, Vox y UPN. Los grupos que sustentan al Gobierno progresista son conscientes de que será un tiempo duro, como se está comprobando en esta recta final para la votación. Pero también admiten fuentes de algunos de esos partidos que precisamente la actitud de la derecha política, mediática y judicial y los disturbios frente a la sede del PSOE en Madrid ha unido mucho más al bloque de la investidura, a pesar de las diferencias notables entre algunos de sus miembros. Además, otra prueba de ese diálogo entre partidos es la intención de que la proposición de ley sobre la amnistía sea registrada de forma conjunta por todos ellos antes de la votación.

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En el PSOE, según fuentes de la dirección, ponen en valor esa vía de diálogo que se evidencia en que dos partidos “alejadísmos” como son los socialistas y Junts “han hablado y pactado”. “Esta es la noticia, gobernar un problema es hacer frente a este problema”, resumen en la calle Ferraz. Asimismo, subrayan en la cúpula del partido que el hecho de que sólo el PP, Vox y UPN estén en contra refleja que Alberto Núñez Feijóo tiene como único compañero de viaje a Santiago Abascal y retrata su “soledad” e incapacidad para articular mayorías. Recuerdan que el sí a la investidura representa a 12,5 millones de españoles y el no se queda en 11,1 millones.

No obstante, son conscientes también los socialistas y los miembros de Sumar de que costará sacar cada ley y poner de acuerdo a todos los partidos. La intención, de hecho, es tener un ritmo legislativo menor que en la pasada legislatura. La gran prueba de fuego será la elaboración de los presupuestos generales, pero en Ferraz deslizan tenerlos encarrilados, además de que son la vía para poder satisfacer muchas de las demandas incluidas en los pactos de investidura.

Y este conglomerado, indican fuentes socialistas, deberá ser cuidado minuciosamente. La maquinaria estaba entrenada de la pasada legislatura, pero ahora requiere de más finezza. Por eso seguirán jugando un papel destacado los negociadores que han armado la investidura, especialmente María Jesús Montero, Félix Bolaños y Santos Cerdán, como grandes hacedores de la suma de los 179 escaños.

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