Patricia Fernández: "España no supo cuidar a Lorca, pero por lo menos ahora le está sabiendo valorar"

Patricia Fernández (Madrid, 1998), escritora y voz esencial del fenómeno BookTook en España, ha conquistado a miles de lectores a través de sus recomendaciones y reflexiones en redes sociales, acercando la literatura a los más jóvenes y demostrando que los libros pueden ser tan virales como los memes. Medio millón de seguidores solo en TikTok permanecen atentos, además, a su 'salseo cultural', en el que cuenta historias curiosas y divertidas de autores clásicos que se suelen tratar de una forma más (quizás demasiado) académica.
La periodista y comunicadora recibe este próximo miércoles 11 de junio en el Ateneo de Madrid el Premio Jóvenes infoLibre a la Cultura —que en su primera edición el año pasado fue para Valeria Castro— por su capacidad para trascender géneros y formatos, así como para conectar con las inquietudes de toda una nueva generación.
¿Quién es Patricia Fernández?
Una periodista que se dedica a contar historias culturales, a divulgar cultura en redes sociales. Yo tengo muy marcada mi vocación periodística, que al final he encauzado en redes sociales, pero más que nada porque ha sido el medio que me ha permitido dedicarme a la cultura, ya que en los medios tradicionales en los que estaba anteriormente que mi cauce iba a ser la política, la actualidad, y no era algo con lo que me sintiera identificada ni personal ni profesionalmente. En definitiva, soy una profesional que se dedica a divulgar cultura y temas sociales en plataformas digitales.
Desde hace no demasiado tiempo, ¿verdad?
Siempre he compatibilizado estudios con trabajo. Empecé en una radio local, luego pasé por varios medios mientras hacía un doble grado, escribí un libro hablando de la violencia de género que sufrí de niña -Ya no tengo miedo (2015)- y fundé una asociación para ayudar a la infancia con la que colaboré con Amnistía Internacional o Naciones Unidas. Así hasta que llegó un punto que me centré en acabar mis dos trabajos de fin de carrera, uno de ellos sobre cómo comunicar cultura clásica en redes sociales. Y eso que yo no tenía ningún tipo de perfil en redes, no era un medio en el que me supiese mover, en pandemia nació TikTok y no me enteré porque me dedicaba a leer (risas). El tribunal de la universidad me dijo que me dedicase al periodismo tradicional, pero me di seis meses para que funcionara y, si no, me iba a Inglaterra a trabajar como periodista, porque ya había estado de erasmus allí. Pero funcionó porque fui muy cabezota. Podría no haber salido, pero lo hizo, y actualmente lo veo como un trabajo normal, pero en lugar de en una redacción en el despacho de mi casa.
@patriciafedz El shippeo de Lorca y Dalí es mi Imperio Romano 🔥 💌 Me he leído TODAS las cartas para descubrir la VERDAD y os he subido un vídeo largo 👉 En 1927 Lorca pasa el verano en Cadaqués 👉 Dalí se pone celoso de otro hombre. 👉 Intenta estafar a los padres del poeta 🎭 Duda: ¿queréis más vídeos de Federico García Lorca y Salvador Dalí ? Osq 💌 #aprendecontiktok #cultura #literatura #federicogarcialorca #dali #salvadordali #lorca #salseo #booktok #booktokespañol ♬ sonido original - Patricia Fernández 🌙
Y resultó que la cultura clásica sí cabía no ya en las redes sociales, sino en Instagram y, sobre todo, TikTok.
Llegar al 'salseo cultural', que es mi marca, ha sido todo un viaje. Ha sido la combinación de algo muy genuino, como son mis pasiones por la literatura y la comunicación. La cultura clásica cabe en redes, pero con muchas vueltas. Yo hablo de cultura clásica metiendo a Bad Bunny, que por eso mis profesores se llevaron las manos a la cabeza (risas).
Ese 'salseo cultural' ayuda a acercar a los autores de siempre a los más jóvenes de una manera amena. Al final, ¿se trata de eso?
Funciona porque a la gente hay que hablarle en su idioma. Mientras hacía todo lo anterior, también daba clases de literatura porque, por lo que sea, las prácticas en España no te dan para sobrevivir. Por eso, yo explicaba literatura a chavales que se aburrían en clase y les preguntaba qué cantantes les gustaban para explicarles El cantar del mío Cid. Me estudiaba sus gustos y les decía 'Kid Keo hubiera sido El Cid Campeador en su momento, lo que pasa que un poco más clásico y de Burgos'. Ahí el chaval conectaba. Era algo genuino mío, hasta que un día mi hermano me dijo que empezara a contarlo en redes sociales porque molaba una barbaridad (risas). Creo que ha funcionado en redes sociales porque no hay nada impostado, es algo natural. Y luego he visto mi formato replicado veinte veces, pero claro, es que no puedes copiar la esencia. Después de todo, he creado la comunidad que a mí me hubiera gustado encontrar.
¿Estamos enseñando mal a leer y a conocer a los clásicos?
Yo tengo un montón de libros en casa de Antonio Machado para niños, Lorca para niños... En mi caso, ha habido una labor pedagógica muy importante por parte de mi madre desde muy pequeños, tanto a mi hermano como a mí. Escribir es mi vida, pero es que he vivido en un entorno donde se ha fomentado. Todo este bagaje que tengo no me lo ha dado un profesor, me lo ha dado que me pusieran un libro en la mano a los cinco años. La gente me pregunta '¿pero eres filóloga?' Y yo les respondo: 'No, es peor, soy periodista'. Decidí que me quería morir de hambre desde el minuto uno (risas).
¿Le gusta especialmente hablar de autoras porque siempre han estado más silenciadas?
Yo creo que al final lo bonito de esta generación que ahora está en redes sociales es que de alguna manera está reparando ese silencio y ese vacío histórico, que nos hemos dado cuenta de que es muy complicado esperar que se haga desde las instituciones porque los tiempos son muy lentos. Esta conciencia social se está plasmando en redes sociales. Por ejemplo, a mí me sorprendía que todas las mujeres autoras se suicidasen y me decía: no creo que estemos todas locas, lo que estaban todas era oprimidas. Yo he tenido una relación muy cercana con mis abuelos, lo cual me ha servido para entender el valor del pasado, así como entender la conciencia de donde una viene y por qué una puede hacer lo que hace hoy en día, y que en otros países todavía no se puede. Para mí es muy importante como mujer ser consciente de que mi abuela no se pudo dedicar a lo que a ella le gustaba, eso me mantiene con los pies en la tierra. Por eso, reivindicar esas figuras femeninas es también una manera de sanar con el pasado y de darles su lugar. Yo he podido tener un montón de derechos, pero ahora se habla de no dar la democracia por sentado. Pues yo he nacido en una democracia, pero soy consciente de que es una es un producto muy joven y muy frágil si no se cuida. Lo mismo pasa con los derechos y por eso creo que es importante reivindicar el pasado.
¿Es este momento de luchar más que nunca por preservar esos derechos en un tiempo en el que los jóvenes parece que tienden hacia la derecha?
Es una pregunta muy complicada de responder. Siento que no tengo toda la información y que no soy una experta. Evidentemente, siempre que se logra un avance se produce un retroceso, una reacción, pero yo tengo la experiencia vital de mis 27 años, una edad con la que no sabes nada por mucho que hayas leído o escuches cuatro emisoras por la mañana. Precisamente porque me encanta leer prensa e informarme, una de las cosas que he aprendido es que según el periódico que leas vives en una realidad u otra, según el medio que escuches vives en un país u otro, pero es que, además, las redes sociales están configuradas por el algoritmo que retroalimenta lo que tú piensas. Siento que vivimos en una especie de Matrix con unas cuantas secciones de pensamiento divididas, y al final la polarización se manifiesta en la agresividad que yo siento que hay en la falta de tolerancia para sentarse a hablar.
Lorca representa a nivel político la herida que tiene este país
No hemos hablado todavía de Lorca, su gran pasión. ¿Por qué sigue Federico tan vivo entre nosotros?
Federico es un símbolo universal porque, a nivel político, representa por así decirlo la herida que tiene este país. Es que estamos hablando de un autor al que no hemos enterrado. Mi madre me puso a Lorca en las manos con cuatro años y empecé a leer sus poemas. Primero le conozco como autor, pero voy creciendo y conozco su historia. Es que a Federico no le hemos podido llorar todavía. ¿Y a cuántos miles de personas no se les ha podido llorar todavía? Eso llama a la emoción, al sentimiento humano, y por eso es ese símbolo tan universal. Por otro lado, Federico fue un avanzado a su época y entiendo que esa sensibilidad le nace por el propio sentimiento y lo mal que lo pasó, por su homosexualidad y vivir reprimido. Pero esa sensibilidad le permitió conectar con las mujeres y escribir desde las voces silenciadas. Y ese es un mensaje muy potente y vigente hoy en día en España, donde se han conquistado derechos, pero es un país que representa una minoría de todo lo que continúa pasando en muchos otros países, y por eso siempre insisto en tener una visión global de la realidad y no pensar que tu jardín representa el mundo.
¿Qué nos sigue diciendo Lorca en 2025?
La vigencia de su obra se debe a que trata temas universales en los que te sientes identificado, además de la potencia que tiene para emocionar. Hemos rescatado de nuevo la figura de Federico en los últimos años y se está haciendo mucho por volver a ponerlo en valor. Porque España no le supo cuidar, pero por lo menos ahora le está sabiendo valorar. Federico ha representado toda esa tristeza y ese lado oscuro de lo que es la historia de España, pero es que era una persona tan alegre, que era amigo de todo el mundo... Aparte de que represente ese símbolo, para mí Lorca es la alegría, y siento que desde el cielo y pese a todo lo que pasó y pese a cómo le mataron, lo que nos queda es su alegría. Yo cuando pienso en Federico, pienso en la alegría, pienso en la sonrisa. No sé qué significará para otras personas, pero es una figura que he reivindicado tanto porque a mí me ha acompañado en mis momentos más oscuros. Yo siempre siento que le llevo conmigo. Es como algo muy espiritual que tenemos y que ha traspasado fronteras, que envuelve todo y que tenemos mucha suerte de que fuera de este país, pese a todo.
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No lo sé. Yo sé que los vídeos funcionan, me pongo a recitar tan tranquilamente con mi vestidito en mi campo y tengo aquí uno con 300.000 visitas. Lo que nos une es la emoción y el sentimiento, y si la poesía ha dejado de funcionar es algo que me ha dado igual siempre. Honestamente, yo creo que hoy en día es muy complicado vivir de la poesía, pero es que yo nunca he pensando en publicar un libro y hacerme millonaria, porque entonces no hubiera escrito poesía (risas).
¿Los libros pueden hacerse tan virales como los memes?
¡Una barbaridad! Yo me he hecho viral hablando de temas que no tienen ningún tipo de sentido en el contexto de las redes sociales, quiero decir, yo me he hecho viral hablando de La casa de Bernarda Alba porque me parece que es como un capítulo de Paquita Salas, pero hecho por un cerebro a velocidad de galaxia como era Lorca. Leer cultura clásica te da un bagaje y una agilidad mental, pero yo no me levanto por la mañana con un soneto, yo no soy Garcilaso de la Vega, veo mis series, me gusta estar informada, y me encanta escuchar el último disco disco de Bad Bunny. Y si me encuentro a Duki me pongo a llorar porque me emociona y la gente me dice 'pero si a ti te gusta Lorca'. Yo creo que la riqueza del ser humano es que te puedan gustar muchas cosas. Todo eso convive en mí y es lo que me ha permitido hablar de libros clásicos y vivirlo de una manera muy divertida. Por ejemplo, yo a Rodrigo Díaz, El Cid Campeador, que era el más macho de todos, me lo imagino como Mario Casas en A tres metros sobre el cielo pegando palos por Castilla (risas). Para mí es un orgullo que me escriba gente que ha visto mis vídeos de selectividad y me digan 'he rellenado toda la generación del 98 porque he visto tu vídeo'. Así es como se debería explicar.