Paren las rotativas

1979: El tira y afloja parlamentario por la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional

Generalmente, en verano decae la actividad parlamentaria y la información política se reduce al entrenamiento de personalidades y partidos políticos de cara a las sesiones que arrancan en septiembre. Sin embargo, el 24 de julio de 1979, el Congreso de los Diputados estaba a pleno rendimiento: se estaba sometiendo a debate y votación el texto de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, la norma que regula tanto la estructura como el funcionamiento del más alto órgano judicial español. Además, con no pocas vicisitudes. En verano, infoLibre repasa la historia española reciente a partir de las portadas de los principales periódicos de la época, un espejo de los temas que llenaban el debate público en las vacaciones de entre 1978 y 2002.

La Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez se enfrentaba, como partido en el Gobierno, a la construcción del andamiaje legislativo previsto en la recién aprobada Constitución Española. Durante su mandato fueron aprobadas 17 leyes orgánicas. E inauguraban esa lista la normativa del Tribunal Constitucional y la General Penitenciaria.

Las portadas de ese 24 de julio abrían con el resultado de la votación del día anterior. Un pequeño gran desastre para UCD, que no consiguió sacar adelante el texto de la Ley a falta de un votopara recabar la mayoría absoluta necesaria (176) de una ley orgánica. La crónica de La Vanguardia recuerda cómo los diputados "no cesaban de hacer números" en una sesión larga y tediosa que, si bien partía con los apoyos necesarios, sufrió un varapalo cuando Coalición Democrática, la alianza de centro-derecha encabezada por Manuel Fraga, retiró su apoyo casi sin avisar. Y el resto de grupos políticos decidieron quemar lo que restaba de tiempo: "Conocedores todos de la situación, han comenzado las maniobras tácticas de unos y otros. [...] Un diputado canario tenía problemas con el avión, otro estaba enfermo... Las maniobras dilatorias se han hecho patentes".

 

Llama poderosamente la atención el tratamiento que hizo El País del tira y afloja parlamentario, ya que parecía colocar a UCD en el centro de una diana de irresponsabilidades. "El Gobierno y su partido, Unión de Centro Democrático, impidieron ayer que el Pleno del Congreso de los Diputados votara la totalidad del proyecto de ley orgánica del Tribunal Constitucional" o "La izquierda [refiriéndose a PCE y PSOE] retiró numerosas enmiendas para posibilitar una votación rápida, pero el Grupo Centrista echó mano de todos los trucos que permite el reglamento para retrasar la misma". También, sin recoger declaraciones de UCD, la crónica apuntaba las impresiones de PSOE —que calificaba la actitud de UCD como "filibusterismo"—, del PCE —que creía que una ley no debía aprobarse con la oposición de medio Congreso— y de Coalición Democrática —que finalmente anunció su abstención—.

La ruptura de los pactos de UCD con los partidos mayoritarios dejaba el texto de la ley temporalmente bloqueado en el circuito legislativo, pues ni con el apoyo de todas las formaciones minoritarias podía Suárez sumar los 176 votos necesarios. El periódico Diario 16 resumía lo acontecido el día anterior en seis líneas y con una fotografía a media página. Las negociaciones se intentarían ahora con el grupo parlamentario Minoría Catalana, que garantizaba su bancada a UCD bajo dos condiciones:

 

  1. Que UCD aceptara la enmienda que impedía a las comunidades autónomas presentar recursos de inconstitucionalidad contra las leyes de otras comunidades.
  2. Que UCD protegiese el futuro Estatuto de Cataluña frente a cualquier recurso de inconstitucionalidad.

El mecanismo legislativo se reinició al día siguiente con una nueva y fallida votación. Y hubieron de pasar dos meses hasta que, el 19 de septiembre de 1979, el Congreso aprobó con 249 votos a favor, 25 en contra y 11 abstenciones el texto de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.

 

En la escena internacional, el precio del barril de petróleo se multiplicó por casi el triple entre 1978 y 1981 en la conocida como segunda crisis del petróleo. Fueron los efectos conjugados de la revolución iraní y de la guerra entre Irán e Irak. A nivel nacional, el Índice de Precios del Consumo (IPC) escaló por encima del 14% cada uno de esos cuatro años de crisis, lo que generó constantes demandas sindicales para reescribir los convenios de trabajo, ya que los salarios se hacían insuficientes para hacer frente al coste de la vida.

El diario ABC fue el único que dedicó toda su portada al IPC. Era 24 de julio, ya superado el ecuador del año, y la inflación de precios del primer semestre de 1979 ya andaba en el 7,3%. El diario monárquico anticipaba en su primera plana que "la cota del encarecimiento de la vida determinará, de confirmarse la cifra señalada, la revisión de los componentes salariales en los convenios colectivos". Junto a ello, un cóctel de cuatro fotografías relacionadas con el consumo de bienes y servicios. El País y La Vanguardia daban la noticia en un pequeño bloque informativo en la parte superior de la portada, destacando ambos periódicos que los precios habían sobrepasado en casi un punto porcentual las previsiones del Gobierno de Adolfo Suárez. Y, al igual que ABC, señalaban el compromiso del Ejecutivo (un compromiso "moral", según el vicepresidente Fernando Abril Martorell) para igualar los salarios y el coste de la vida en España.

 

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