Un cadáver a los postres

Estaban de banquete en el PP, porque somos un país en el que todo se celebra alrededor de una mesa, brindando anticipadamente por la caída de Sánchez en desgracia, y aparece un cadáver a los postres dispuesto a aguar la fiesta. Cristóbal Montoro, el acosador ministro de Hacienda con Aznar y Rajoy, que amenazaba a diestro y siniestro con inspecciones fiscales, resulta que era cum laude en hacer leyes a la medida para beneficiar a grandes empresas, como un sastre caro de Savile Row. A cambio de dinero, claro, que de algo hay que vivir, y un sueldito de ministro no da para nada. Ya lo dijo Álvarez Cascos cuando el PP de Aznar llegó a la Moncloa y preguntó de dónde salía la pasta al jefe de gabinete socialista responsable del traspaso de poderes: “Con esto no se mantiene a una familia”. 

Se ve que entre los ministros de Aznar había algunos otros a los que tampoco les daba el sueldo para satisfacer un tren de vida que no les correspondía. Rodrigo Rato, Eduardo Zaplana y Jaume Matas han pasado por la cárcel con gran indignación. ¡Cuándo se ha visto que sacar tajada sea delito! Aprovecharse de un cargo público y enriquecerse debería ser lícito para los políticos del PP. Quizá es que el puesto lo lleva implícito cuando lo ocupan ellos, pero es escandaloso cuando meten mano otros.

Álvarez Cascos se pasó cuatro pueblos cargando gastos personales de su amplia familia, resultado de tres matrimonios, al partido Foro Asturias, pero el tribunal que juzgaba el caso le absolvió porque entendió que no era delito pagar entradas de la Copa Davis para sus hijos, porque –como justificó el ex ministro– eso le daba prestigio y detrás venían los votos. Una lógica aplastante. Prueben ustedes a exigir a su empresa que sufrague las entradas de festivales a su prole porque eso acabará atrayendo negocio. Ah, perdón, que esta práctica no rige para el común de los mortales. 

Igual le parece que cobrar comisiones a cambio de influir en la redacción de leyes o exigir la elaboración de informes vacíos de contenido para acceder a prebendas no son ‘mordidas’. ¿O que no es proxenetismo ofrecer el Estado al mejor postor?

Menos mal que el partido ha sido rápido y ha tomado medidas en este caso. Montoro se ha dado de baja en el PP. Así de fácil, “al menos no hay mordidas ni prostitutas”, se precipitó a declarar Juan Bravo, actual vicesecretario de Economía popular. Vete a saber qué entiende él por ‘mordidas’. Igual le parece que cobrar comisiones a cambio de influir en la redacción de leyes o exigir la elaboración de informes vacíos de contenido para acceder a prebendas no son ‘mordidas’. ¿O que no es proxenetismo ofrecer el Estado al mejor postor? La corrupción premium mola más. 

Es comprensible que saquen las comisiones de la ecuación, porque la presidenta de la Comunidad de Madrid es férrea defensora de las comisiones a familiares y parejas como algo natural. Incluso de llevarlos a todos juntos a pasar un finde a Rascafría en libertad con tarteras incluidas, porque los Ayuso se hacen su propia comida cuando van de excursión. 

Si eres del PP puedes alojarte en un chalet restaurado en 2024 para uso y disfrute del clan, como se ha conocido ahora. Si eres socialista no tienes derecho a usar las residencias de los presidentes aunque lo seas. Los anteriores dueños, los Hinojosa, se portaron fatal con el pueblo, porque cerraron todos los caminos que eran servidumbre de paso. Justo al lado de la ermita de la Virgen de la Peña, Ayuso se hizo una foto cuando, ya siendo presidenta de la Comunidad, abrieron un área de descanso. Entre el monasterio del Paular y la ermita, se encuentra la finca en donde a algún vecino curioso ya le había parecido detectar anteriormente a Ayuso con el novio. Un nidito de amor de titularidad pública, pagado por los madrileños con sus impuestos, como dice ella de las residencias oficiales cuando es Pedro Sánchez el que las usa.

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