Moción de censura
Feijóo convoca una moción de censura (telefónica) contra Pedro Sánchez y la pierde
El Partido Popular lleva meses amagando y rechazando, a la vez, presentar una moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Cuando estalló el 'caso Cerdán', el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, hizo un llamamiento a la calma entre sus propias filas que le reclamaban que diera un paso al frente para tratar de desbancar a Sánchez. "Yo no voy a darle un balón de oxígeno para que le ratifique como presidente del Gobierno. No voy a ser cómplice como sus socios. Yo no soy socio de Pedro Sánchez, soy la única alternativa", explicaba hace solo unas semanas el conservador. Un argumento que la dirección del partido ha mantenido en las últimas semanas, subrayando que no existe una mayoría parlamentaria para desbancarle del poder.
Sin embargo, la imagen del exsecretario de organización de los socialistas ingresando en la prisión de Soto del Real este lunes, ha forzado al PP a moverse. A primera hora del martes Feijóo anunciaba en su cuenta de X que había encargado a su portavoz parlamentario, Miguel Tellado, iniciar una ronda de contactos con los grupos que sostienen al presidente del Gobierno, a excepción de Bildu, para ver si su apoyo al PSOE permanece "intacto". "Ahora mismo son el único obstáculo para que los españoles hablen y podamos reparar tanta decadencia", escribía.
Solo unas horas después, el propio Tellado rebajaba esa pretensión y aseguraba que únicamente quería "escuchar" a estos grupos para "saber dónde están": "Queremos saber si son socios o si se quieren convertir en cómplices de la corrupción", señaló el portavoz parlamentario en rueda de prensa desde el Congreso, en la que no mencionó en ningún momento la palabra "moción". Tellado apeló a la discreción de esas conversaciones, pero admitió que ya había empezando a sondear a todos los portavoces, a excepción de los de la izquierda abertzale.
Pero más que apelar al entendimiento, el discurso del hombre fuerte de Feijóo estuvo repleto de reproches hacia los aliados parlamentarios. "Son corresponsables de lo que pasa en España y de un Gobierno que está podrido y que presuntamente comenzó a delinquir a los quince días de llegar a la Moncloa", dijo. Es más, Tellado confesó que su objetivo no era tanto convencerlos —en privado, en el PP confiesan que es casi imposible— sino "ponerles frente al espejo" de su "silencio de los corderos": "Tienen que elegir: o rompen con Sánchez o les romperá a ellos", añadió. Poco después, todos los aliados parlamentarios, salvo Coalición Canaria, rechazaron sentarse a hablar siquiera con los conservadores y así se lo trasladaron a Tellado, según ha podido saber infoLibre.
Del enfado del PNV a la condición "imposible" de Junts
Las palabras del dirigente popular provocaron el enfado del PNV, uno de los partidos con los que el portavoz parlamentario del PP ha tenido más encontronazos en los últimos meses y flanco habitual de sus críticas. Fuentes de la formación trasladaban poco después de la comparecencia de Tellado que su portavoz, Maribel Vaquero, "apenas había recibido un mensaje unos minutos antes de la rueda de prensa" del PP y que, "sin embargo" el conservador había "optado por hablar con los medios antes que con EAJ-PNV" para "lanzar ataques y acusaciones".
A juicio de los jetzales, el PP no quiere ningún tipo de entendimiento con su partido sino que está inmerso en una "estrategia de marketing": "Este movimiento de hoy, junto a los mensajes que los populares están lanzando en redes sociales con críticas a los partidos que apoyamos la investidura, solo responde a una estrategia de marketing y deja claro que el PP no busca un espacio de entendimiento con EAJ-PNV", proseguían las citadas fuentes.
Los peneuvistas también expresaban su desconcierto por la estrategia de la dirección de Feijóo. "El PP, que se dice líder de la oposición y quiere encabezar un Gobierno alternativo, se sacude la responsabilidad de conseguir una hipotética mayoría. No explica cómo quiere serlo ni cómo quiere ganarse el apoyo de otros grupos", añadían, lamentando a renglón seguido los "ataques" a "la lengua, cultura, pueblo, autogobierno y al partido que lidera las instituciones vascas”.
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Además del PNV, el PP también se encontró rápidamente con el escollo impuesto por Junts. Los independentistas catalanes exigieron al líder del PP una reunión con su líder, Carles Puigdemont, en su residencia de Waterloo (Bélgica). Al PP le costó tres preguntas de los periodistas responder a ese ofrecimiento, pero rechazó que su presidente fuera a dar ese paso. "Nosotros no vamos a hacer lo que a otros hemos criticado. No somos el PSOE. No lo somos. Nadie nos encontrará ahí" dijo, criticando el papel del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Portazo de ERC, BNG y Podemos
El portazo también sonó con fuerza en el resto de aliados parlamentarios. El BNG fue el primero en rechazar una moción de censura “promovida por la derecha y la ultraderecha ultra”. Por su parte, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, rechazó negociar con un partido que “tiene, ha tenido y tendrá" casos de corrupción. "Nosotros no participaremos activamente en colocar a un PP cuyos gobiernos han sido y son aún los más corruptos de la historia de este Estado", completaban fuentes de la formación. Y se expresó de igual manera la líder de Podemos, Ione Belarra, que aunque en los últimos días ha subido el tono contra Sánchez calificó al PP de "podrido".
La única formación que sí ha abierto la puerta a ese entendimiento es Coalición Canaria. Su presidente, Fernando Clavijo, que gobierna Canarias en coalición con el PP, advirtió que su partido decidirá sobre el apoyo parlamentario al PSOE tras la comparecencia del presidente el día 9 en el Congreso. Pero más allá del apoyo puntual de CC, a Feijóo le siguen faltando cuatro votos para lograr su objetivo tal y como él ha manifestado en varias ocasiones. Lo único que ha conseguido el PP con este movimiento es perder la moción de censura —de manera telefónica— antes siquiera de presentarla.